Ionel Bratianu (1864-1927)
Ion I. C. (Ionel) Bratianu es considerado el mejor político de Rumanía de los tres primeros decenios del siglo XX. Junto con el rey Fernando y la reina María, Bratianu logró dar a Rumanía una nueva dimensión estatal.
Steliu Lambru, 16.10.2017, 18:31
Ion I. C. (Ionel) Bratianu es considerado el mejor político de Rumanía de los tres primeros decenios del siglo XX. Junto con el rey Fernando y la reina María, Bratianu logró dar a Rumanía una nueva dimensión estatal.
Ionel Bratianu fue el primogénito de uno de los líderes de la revolución de 1848, Ion C. Bratianu, con un papel decisivo en el nacimiento de la Rumanía moderna. Nació en 1864 y al igual que su padre estudió ingeniería y siguió los cursos de la Escuela de Caminos y Puentes. Ingresó en la política a los 35 años de edad en el Partido Nacional Liberal y fue primer ministro de Rumanía durante 5 mandatos, el mayor número de mandatos como primer ministro de la historia de Rumanía. Ionel Bratianu fue uno de los partidarios más fervientes de la entrada de Rumanía en la Primera Guerra Mundial al lado de la Entente franco-británica.
En los archivos del Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana se conserva el testimonio del jurista y diplomático Alexandru Danielopol que conoció a Bratianu cuando era niño. La entrevista fue grabada en 1995:
“Soy descendiente de la familia Bratianu y me enorgullezco de pertenecer a esta familia. Crecí en el espíritu de la familia Bratianu porque el líder de la familia no era Ionel Bratianu sino Sabina Cantacuzino. Era la hija mayor de Ion Bratianu, una persona muy inteligente pero al mismo tiempo muy autoritaria a la que todo el mundo obedecía. De hecho, dos veces al año Sabina Cantacuzino organizaba almuerzos en los que también participaban Ionel Bratianu y sus hermanos Vintila y Dinu. Conocí a Ionel Bratianu cuando era niño. Ionel Bratianu y mi padre se apreciaban mucho. Mi padre intentó reconciliar a Gheorghe Bratianu, su primer hijo, con Ionel, pero sin éxito.
Después de 1918, tras la formación de la Rumanía Grande, Ionel Bratianu se benefició de un enorme capital de imagen. Danielopol se acordó de un episodio ilustrativo:
“Para Ionel Bratianu la prestancia era muy importante. Les voy a contar algo que vi desde mi ventana. Un día llegó un grupo de huelguistas a gritar y hacer ruido. Había también policías que llevaban bastones aunque los huelguistas no hicieron más que gritar ante la puerta de Bratianu. De repente se abrió la puerta y entró Ionel Bratianu llevando una gorra y vestido con un largo traje de piel. Sin pronunciar palabra alguna y con un solo gesto que decía “¡Dejadme pasar!, hizo que todos se apartaran del camino como en el episodio bíblico cuando Moisés separó el mar Rojo. Bratianu avanzó hasta la puerta, se volvió y les dijo “¡Váyanse que me han aburrido bastante! Sin preguntarles qué podía hacer por ellos. Se parecía a un santo, a un fantasma. La gente no sabía por dónde irse más rápidamente, no hizo falta que acudiera la policía. Este era Ionel Bratianu.
Bratianu fue también un destacado hombre de cultura. En el presente, en su antigua vivienda está en funcionamiento “Los Asentamientos Culturales Bratianu. Alexandru Danielopol nos habla de esto:
“Ionel Bratianu era ingeniero de profesión. Antes de entrar en la política participó en las obras de construcción del puente de Cernavoda como joven ingeniero. Cuando iba a París pasaba horas en la Biblioteca Nacional. Tomaba prestados libros gracias a sus relaciones, leía noches enteras, tenía una cultura excepcional, una cultura que se mezclaba con su amor a Rumanía. Bratianu ambicionaba introducir en la amistad franco-rumana también temas rumanos considerando que no se conocía suficiente sobre la historia de Rumanía. Bratianu descubrió en la Biblioteca Nacional de Francia unos manuscritos que databan de los tiempos de Luis XIV que había entrado en relaciones con la región de Valaquia. Ionel Bratianu era un aficionado al arte y de manera especial al arte folclórico rumano. En su casa había cuadros excepcionales firmados por pintores importantes. En su cuarto tenía una pequeña cruz con inscripciones en cirílico. Murió con los ojos clavados en esta cruz.