Relaciones rumano-egipcias
La descolonización y modernización de los países del Tercer Mundo fue, a finales de los años 50 y principios de los años 60, una nueva dirección hacia la que se dirigía la humanidad.
Steliu Lambru, 26.08.2024, 13:57
Las antiguas colonias de los países europeos de África y Asia, a las que se añadieron los países latinoamericanos, ensayaban sus propios modelos de desarrollo. Los países del Tercer Mundo han avanzado hacia un modelo de desarrollo intermedio, entre el socialismo y el capitalismo. Uno de los países más dinámicos en este sentido fue Egipto, un país con una historia antigua y ambiciones nuevas.
La modernización de Egipto se inspiró en la de Turquía. Eran dos países musulmanes, con sociedades, mentalidades y herencias similares. Egipto era cosmopolita, tenía élites educadas en Gran Bretaña y Francia, pero también llegaron nuevas élites de la URSS. Gamal Abdel Nasser Hussein fue la figura central del reformismo egipcio, siendo una de sus fuentes de inspiración la vida y las ideas del reformador turco Mustafá Kemal Atatürk.
Mircea Nicolaescu fue embajador de Rumanía en Egipto a partir de 1961. Formaba parte de la política de renovación del aparato diplomático de la Rumanía socialista, política inaugurada por el ministro de Asuntos Exteriores Corneliu Mănescu. En 1996, el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana entrevistó a Nicolaescu, quien subrayó la extraordinaria dinámica de la modernización egipcia.
«Egipto se había convertido en uno de los centros más candentes de la actividad diplomática y política internacional de la época debido a varias circunstancias. En primer lugar, Egipto representaba, entre los países árabes, el país más poderoso, el más desarrollado, con el mayor prestigio histórico y político. Fue la época en la que Nasser y los Oficiales Libres, como se les llamaba, restablecieron la vida egipcia sobre una base democrática y reorientaron toda la actividad interna hacia el camino de la evolución de un país en el encuentro de la civilización. En el segundo lugar, Egipto se manifestó de esta manera no solo ante sus propios aliados o hermanos del mundo árabe, sino de toda la zona. De hecho, Egipto era el dueño del Canal de Suez, que había sido construido por los egipcios, pero que políticamente todavía estaba en manos de los británicos. Aparte de esto, el movimiento de emancipación en el mundo árabe tenía su cuartel general en El Cairo».
Los países europeos se sintieron atraídos por las transformaciones de la sociedad egipcia y Rumanía no fue una excepción. La Unión Soviética había puesto en marcha la política de ejercer su propia influencia sobre las antiguas colonias, y la Rumanía socialista también iba en esta dirección.
Las relaciones rumano-egipcias habían comenzado tímidamente después de la revolución egipcia de 1952. En 1956, durante la crisis de Suez, a petición de Egipto, Rumanía envió personal técnico para ayudar a normalizar el uso del canal. Posteriormente, se desarrollaron las relaciones bilaterales en economía, cultura, educación y deporte.
Sin embargo, en general, en las relaciones con el mundo árabe y especialmente con Egipto, Rumania ha mantenido su neutralidad en la cuestión del conflicto árabe-israelí. Durante la Guerra de los Seis Días, en junio de 1967, Rumanía se negó a condenar a Israel como Estado agresor. Mircea Nicolaescu explica esa posición:
«Nuestra actitud muy clara y repetida sobre el hecho de que entonces no era el momento de declarar que uno u otro no tiene razón. Nuestro deber, el de todos nosotros, es garantizar las condiciones para el cese de las hostilidades y para la transición a las negociaciones. Además, lo completamos con otra cosa, y esta fue una iniciativa nuestra, viniendo de casa. Es decir, en aquel momento ofrecimos apoyo a Egipto concediendo, a través de un préstamo que ofrecemos sin solicitarlo, una cantidad de productos de extrema importancia para el mercado de El Cairo. Habían comenzado algunos problemas muy difíciles relacionados con la desorganización general de la vida económica y, especialmente, del suministro de productos que traían del extranjero. Me refiero, pues, al azúcar, al aceite, a la harina y a algunos otros».
Por lo tanto, era urgente ayudar a Egipto con alimentos. La inestabilidad que siguió a la derrota de Egipto podría haber dado paso a la anarquía, y la oferta rumana también incluía un préstamo financiero.
Mircea Nicolaescu:
«En El Cairo sólo dos o tres batallones de su famoso ejército permanecían en funcionamiento. Hubo una rápida depreciación de la autoridad en todos los niveles. Y los especuladores aparecieron naturalmente en el momento en que apareció tal desorden. Y ofrecí entonces, primero a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, la negociación de un acuerdo de este tipo, que en realidad se suponía que era el pretexto para un vínculo de alto nivel con las autoridades egipcias. Este acuerdo se había preparado durante unos tres años y no había sido fácil llegar a conclusiones mutuamente beneficiosas o mutuamente aceptables. Partí de la idea de establecer un marco lo más amplio posible y lo más favorable posible para nuestras relaciones comunes. Lo que tenía claro fue que los intereses eran muy amplios y fácilmente acomodables, tanto de un lado como del otro. Para nosotros, atravesar el Canal de Suez era esencial, para nosotros el suministro de algodón siempre fue esencial».
Entre 1960 y 1990, Rumanía y Egipto construyeron una relación basada en los intereses de la época. Y después de 1990, se remodelaron en función de nuevos intereses.
Versión en español: Mihaela Stoian