Space X y el futuro de la humanidad en el espacio
En las últimas décadas, la humanidad ha experimentado una revolución en la exploración espacial, y dos nombres destacan en particular.
Corina Cristea, 15.12.2023, 12:28
En las últimas décadas, la humanidad ha experimentado una revolución en la exploración espacial, y dos nombres destacan en particular: SpaceX, fabricante aeroespacial estadounidense y empresa privada de servicios de transporte espacial, y el programa Artemis de la NASA. Con la ambición de llegar tanto a la Luna como a Marte, están abriendo nuevos caminos y sentando las bases para la futura colonización espacial.
Fundada en 2002 por Elon Musk, SpaceX se ha convertido en un actor clave en el negocio de los lanzamientos espaciales, agilizando los procesos y reduciendo los costes asociados a estas misiones, incluida la creación de cohetes reutilizables. Los planes para crear un vehículo de lanzamiento pesado en SpaceX se remontan a 2005. Los motores de metano-oxígeno (posteriormente denominados Raptor) llevan en desarrollo desde 2012, y el plan para construir el vehículo de lanzamiento se anunció públicamente por primera vez en 2016.
Se le dio el nombre de Starship y, con sus 119 m de altura y 5.000 toneladas de peso, es el lanzador superpesado más alto y potente jamás construido y el primero totalmente reutilizable. Consta de dos componentes: la primera etapa, denominada Super Heavy, que envía el vehículo al espacio, y la etapa superior, que funciona como nave espacial autónoma para transportar tripulación o carga. La primera prueba de vuelo orbital de la Starship tuvo lugar el 20 de abril de 2023, pero el vehículo se destruyó tras girar fuera de control antes de separar las etapas. La segunda prueba tuvo lugar recientemente, el 18 de noviembre pero, aunque las etapas se separaron con éxito, el propulsor Super Heavy explotó segundos después de la separación. La etapa superior sufrió el mismo destino casi ocho minutos después del lanzamiento, tiempo durante el cual el cohete logró ascender hasta una altura de 148 km. En declaraciones a Radio Rumanía, el investigador Claudiu Tănăselia explica:
«Me gusta decir que fue una prueba exitosa, pero un lanzamiento fallido. Un lanzamiento fallido porque no se acercaron a la velocidad orbital, no dieron la vuelta a la Tierra para sobrevolar Hawái, como estaba previsto para esta prueba y la anterior. Así que desde ese punto de vista podemos decir que fue un fracaso. Eso no es necesariamente algo malo en la filosofía de SpaceX. Fue una prueba exitosa porque duró más que la anterior, el cohete no sólo voló más tiempo, sino que también pudieron probar algunas fases del vuelo, por ejemplo, la separación en caliente de la primera etapa, los 33 motores Raptor de la primera etapa siguieron funcionando desde el arranque hasta la separación, lo que ya es una mejora en la calidad de los motores Raptor en comparación con la primera prueba de abril. Es un gran logro tener 33 motores funcionando durante casi ocho minutos. Efectivamente, la primera etapa explotó tras la separación, la segunda también, quedan algunos interrogantes. Pero no tan grandes como después de la prueba de abril, cuando la plataforma de lanzamiento también voló por los aires, cuando un par de motores probablemente no funcionaron debido a las ondas de choque causadas durante el lanzamiento, faltaba ese sistema de protección contra el agua, que ahora se ha puesto en marcha, así que las cosas han mejorado. En este sentido, la prueba fue un éxito, aunque el lanzamiento fracasara».
No debemos pasar por alto, dice Claudiu Tănăselia, que llegó al espacio, superó los 100 km, no alcanzó la órbita, pero llegó más lejos que cualquier otra prueba del cohete soviético N-1 de los años 60 y 70 con el que lo comparamos –cuando los soviéticos intentaban alcanzar a los estadounidenses en la carrera espacial hacia la Luna–, lo que significa que pronto podríamos ver también un lanzamiento orbital.
«Ahora bien, el problema que veo y lo que me preocupa un poco (aunque el ritmo en Space X es muy rápido y hay mucho trabajo duro y muchos recursos humanos y financieros fuera de lo común en esta industria, y estamos hablando de una industria puntera, no de cualquier industria), es el ritmo en el programa Artemis. Es decir, lo tarde o lo pronto que lleguemos a la Luna, porque el programa Artemis depende de Starship. Y Starship todavía no ha llegado a la órbita con todos los esfuerzos de Space X. Starship necesita llegar a la órbita un par de veces para repostar una nave espacial que va a enviar a orbitar la Luna, y desde allí bajar astronautas a la Luna, y el plan de la NASA es que eso ocurra en 2025. Y para 2025 faltan menos de dos años. No sé cómo SpaceX podrá en esos dos años alcanzar todos esos hitos y acabar contribuyendo al alunizaje de Artemis 3. Probablemente veamos un retraso del alunizaje de 2025, que se retrasará a 2030, esa es mi estimación dado el ritmo de desarrollo no solo del cohete Starship, sino también de los trajes de astronauta que deben preparar otras empresas privadas, etc.»
Según Claudiu Tănăselia, el alunizaje tendrá lugar hacia 2030, pero está por ver si será estadounidense o chino, porque China también se está preparando para el alunizaje en esa época. El plan es ir a la Luna y quedarnos allí, es decir, no irnos, poner una bandera y volvernos: vamos a la Luna, construimos bases, usamos el material del subsuelo cercano lunar como materia prima para futuras impresoras 3D para construir refugios lunares, bases lunares, quizá aprender a vivir en cuevas lunares, protegernos de la radiación cósmica, y desde la Luna ir a Marte, concluye el científico, quien no cree que esto último vaya a ocurrir antes del año 2040 o 2050.
Versión en español: Antonio Madrid