Rumanía y las becas para los países en desarrollo
Después de 1945, la descolonización del mundo y la aparición de nuevos Estados independientes de los antiguos imperios coloniales cambiaron las relaciones internacionales.
Steliu Lambru, 06.11.2023, 10:51
Después de 1945, la descolonización del mundo y la aparición de nuevos Estados independientes de los antiguos imperios coloniales cambiaron las relaciones internacionales. De África, Asia y Oceanía, que junto con Latinoamérica constituían lo que hoy llamamos el Sur Global, surgieron entidades estatales que representaban la voluntad de las nuevas naciones. Estas siguieron tanto nuevas pautas de desarrollo, que a menudo se oponían a las antiguas metrópolis, como viejas prácticas heredadas del pasado. Los nuevos Estados recibieron ayuda en su vía de desarrollo tanto de los Estados occidentales, como de los Estados socialistas europeos, incluida Rumanía.
Rumanía estaba en la parte de Europa ocupada por los ejércitos soviéticos después de 1945 y tenía un régimen político dominado exclusivamente por el Partido Comunista. Durante más de diez años, las relaciones exteriores de la Rumanía socialista copiaron las directrices de la política exterior de la Unión Soviética. Desde principios de los años sesenta, Rumanía empezó a fomentar una política exterior propia, una de las directrices siendo el Sur Global o el Tercer Mundo, como se llamaba en aquel entonces. Los países del Sur Global necesitaban no sólo inversiones, sino también conocimientos y profesionales cualificados, lo que sólo se podía adquirir a través de la escolarización. Por lo tanto, las becas concedidas por el Estado rumano eran tanto una forma de ayuda humanitaria como de apoyo al desarrollo.
En un informe elaborado en 1961 por los expertos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Bucarest, la acogida de estudiantes extranjeros se consideraba una forma eficaz de acercamiento a sus países de origen. Así, el Partido Comunista Rumano (PCR) se había propuesto fomentar una diplomacia cultural-educativa, una plataforma para futuras relaciones políticas. El historiador, Ștefan Bosomitu, descubrió al revisar los archivos que las becas existían desde finales de los años cuarenta.
«Los programas de becas existieron durante casi todo el periodo del régimen comunista. El Partido Comunista concedió becas incluso en los años 50, pero no muchas. Las becas se concedían principalmente a los activistas del partido procedentes de los movimientos de liberación o de los llamados partidos fraternales. En los años 50 muchos de los becados también eran refugiados. Había varios flujos de refugiados: los de la posguerra en Grecia, luego los de la conflagración coreana, una tendencia que continuó en los años posteriores».
A partir de 1970, los programas de becas de la Rumanía socialista se orientaron también hacia África. Había unas 250 becas disponibles, basadas en las solicitudes presentadas previamente en la capital rumana por las representaciones diplomáticas de los países en desarrollo. Ștefan Bosomitu afirma que no sólo las becas universitarias eran importantes, aunque se les asignaba el mayor porcentaje.
«Además de los programas de becas para los estudios universitarios y de posgrado, Rumanía también concedió becas para la formación profesional en la secundaria. Aunque un porcentaje significativo, alrededor del 80-90 %, iba dirigido a estudiantes universitarios y de posgrado, también hubo este tipo de becas sobre las que, desgraciadamente, hay muy poca información. Existen testimonios orales sobre cómo se formaban los jóvenes procedentes de países en desarrollo en escuelas de formación profesional durante un período de tres años. Por ejemplo, en Moinești, por ser una zona petrolera, en la escuela secundaria industrial de allí los jóvenes procedentes de países africanos se formaban como técnicos en plataformas petrolíferas».
Las becas gozaron de mucho éxito y Rumanía ganó cierto prestigio. Al principio del programa, las becas incluían todo: estudios, alojamiento y dinero de bolsillo. Más tarde, las becas dejaron de cubrir los gastos de estudio, lo que significaba que el estudiante tenía que pagarlos. Aún así, debido a las tasas bajas, muchos extranjeros venían a Rumanía a estudiar. En 1963, había unos 1.000 estudiantes extranjeros en Rumanía, casi todos becados, y el número siguió creciendo a partir de los años setenta. El mayor aumento se produjo en 1981, cuando casi 20.000 extranjeros estudiaban en Rumanía. Ellos pagaban por sus estudios en divisas, el 90 % de ellos en dólares. Nicolae Ceaușescu era muy partidario de este programa en el contexto de la crisis de los años 80 y del pago de la deuda externa de Rumanía.
Sin embargo, los historiadores también señalaron la aparición de problemas entre los estudiantes rumanos y extranjeros durante los años ochenta. Los extranjeros disponían de mejor alojamiento, se les permitía tener divisas, tenían acceso a tiendas o comercios exclusivos, podían viajar, tenían más éxito con las mujeres. Todo eso llevó incluso a peleas entre rumanos y extranjeros. Ștefan Bosomitu también investigó los testimonios de los estudiantes extranjeros con respecto a su experiencia rumana y descubrió que las percepciones eran diferentes de lo que el régimen creía.
«Leyendo varios testimonios, se nota una tendencia a idealizar de alguna manera el pasado, todo está en armonía. Hay algunos testimonios, incluso de estudiantes africanos, que dicen que a la gente le hacía gracia que fueran negros, sobre todo cuando iban al campo, donde la gente quedaba asombrada y horrorizada al verlos. Más allá del discurso oficial y de la apertura que el régimen pretendía mostrar, la de solidaridad, la sociedad rumana estaba muy poco preparada para todo lo que suponía ser extranjero».
Pese a todo, las experiencias de los estudiantes de los países del Sur Global en Rumanía anteriores al año 1989 (cuando cayó el bloque comunista) son positivas. Cada extranjero que estudió en Rumanía tiene su propia historia de vida y hay que aceptarla tal y como te la cuentan.
Versión en español: Mihaela Stoian