Club deportivo de artes
Hoy les proponemos que nos acompañen a un museo inaugurado en 2018, el Museo de Arte Reciente de Bucarest (MARe). En mayo de este año, se inauguró en el recinto una exposición muy singular, sobre la cual he hablado con el historiador del arte Erwin Kessler, director fundador del MARe. Se trata de la exposición «Club deportivo de artes: el deporte en el arte rumano desde 1900 hasta la actualidad» .
Ana-Maria Cononovici, 29.06.2021, 17:37
Hoy les proponemos que nos acompañen a un museo inaugurado en 2018, el Museo de Arte Reciente de Bucarest (MARe). En mayo de este año, se inauguró en el recinto una exposición muy singular, sobre la cual he hablado con el historiador del arte Erwin Kessler, director fundador del MARe. Se trata de la exposición «Club deportivo de artes: el deporte en el arte rumano desde 1900 hasta la actualidad» .
La exposición, que traza una cartografía del paisaje, extremadamente diverso, del interés artístico por el deporte y la educación física en la cultura visual de Rumanía, presenta 53 obras de arte (pintura, dibujo, escultura, fotografía, video, instalación), realizadas por 48 artistas rumanos, de las colecciones de doce museos del país (incluido el MARe), más de nueve colecciones privadas y cuatro galerías de arte, tal y como nos ha contado Erwin Kessler:
«Es la mayor colaboración que hemos cerrado hasta ahora. Entre las obras que exhibimos se encuentran obras patrimoniales, incluso obras de tesoro, por lo que traerlas al Museo de Arte Reciente ha supuesto un esfuerzo considerable para nosotros. Es una exposición que comprende un período amplio, de 1900 a 2021, preparamos la exposición durante unos catorce meses y, en cierto momento, me di cuenta de que este año había dos eventos deportivos, los Juegos Olímpicos, del año pasado, y el Campeonato de Europa de Fútbol. Así que pensamos que, aunque ya no seamos una potencia deportiva, debemos mostrar los frutos de la sociedad rumana en el deporte en el siglo pasado.»
Se trata de una asociación no tan común entre el arte y el deporte. Nos lo cuenta Erwin Kessler:
«Sinceramente, le ha sorprendido a todo el mundo. Parece una contradicción: por qué centrarse en el deporte si uno se dedica al arte. Pues bien, el arte se ha centrado en el deporte y esto lo puede observar cualquiera sin venir a la exposición, ya que también hemos elaborado un catálogo, que es totalmente distinto por su aspecto. Se trata de un estadio en el que no solo hay fotografías, sino también presentaciones de la historia de ese arte rumano que tiene relación con el deporte y que resulta edificante teniendo en cuenta todo un proceso que comienza en algún momento del siglo XIX y comienzos del XX, cuando, junto con el arte, elemento esencial en el auge de la sociedad rumana, también comienzan a tener visibilidad social los primeros clubes deportivos. El arte y el deporte van en el mismo barco de la modernización. Son aspectos positivos.»
Entre los artistas famosos que plasmaron deportes de élite en su arte, Erwin Kessler nos ha mencionado a Luchian, Grigorescu, en referencia a la equitación, así como a Brauner o Mattis-Teutsch, sobre boxeo. La exposición también ilustra la segunda mitad del siglo XX, en la que los artistas que plasman el deporte en el arte están más relacionados con la propaganda comunista. Después ya llegamos a la actualidad. Lo explica Erwin Kessler:
«Después de 1989, sobre todo los artistas más jóvenes, artistas críticos, de repente, ven el deporte con una perspectiva completamente diferente, y esto es lo que muestra nuestra exposición. Esta perspectiva transforma el deporte de virtud en vicio, un vicio de la etapa comunista, cuando se manipula intensamente, mediante el deporte, todo lo que significa asimismo conciencia y prácticas de educación física. La crítica se convierte en una palanca en manos de artistas jóvenes para la supresión de los aspectos positivos del deporte. La segunda ala de nuestra exposición, el ala posterior a 1989, es edificante en este sentido: trabajo duro, trabajo que demuestra todo lo que implica la comercialización del deporte.»
Le hemos pedido a Erwin Kessler que nos presente algunas de las piezas más provocadoras:
«Entre las obras más provocadoras que presentamos, podría hablarles de una colección completamente excepcional y, hasta ahora, única, presentada en una vitrina, con todos los carnés de clubes deportivos de Gheorghe Dinu, conocido en el pasado por su seudónimo Stephan Roll, deportista de izquierdas, desde el período de entreguerras hasta mucho después. Presentamos un recorrido de las vanguardias desde los carnés de socio, que son carnés burgueses, hasta los carnés de clubes comunistas. Esto muestra una cierta continuidad ideológica: el deporte que predican los vanguardistas es un deporte que prepara el cuerpo del artista-deportista para un enfrentamiento real, con las fuerzas del orden, para llevar a cabo la revolución. Este es el aspecto esencial de la formación deportiva del vanguardista: la capacidad de resistir la represión, de preparar un cuerpo válido para la revolución proletaria. Es una pieza importante, que puede pasarse por alto, pero es muy evocadora desde el punto de visto histórico.»
Erwin Kessler ha añadido:
«En el arte contemporáneo diría que una de las piezas más potentes de las que disponemos es la película de 1977 de Ion Grigorescu, llamada simplemente Box, una película de autor, una película realizada con equipos en gran parte hechos por artistas, una película sumamente accidentada, una película en la que el artista acaba siendo víctima de su propia sombra. Se grabó en dos planos simultáneos que se superponen. Antes del año 77, esta idea de tenerle miedo a tu propia sombra era un fenómeno generalizado en la sociedad comunista. Del arte contemporáneo, creo que merece prestar atención a una de las pinturas más interesantes que presentamos, Una sala de gimnasia de Ștefan Constantinescu, realizada a partir de una fotografía de los años 80 que se encontró, con la típica sala de gimnasia comunista, pintada en los 90, una sala de gimnasia como una catedral dedicada a las nuevas prácticas cuasi religiosas, en las que los jóvenes practican deportes alineados como escuadrones. Y me gustaría hablar de una obra muy interesante, esta vez de una colección privada, un boxeador de Hans Mattis-Teutsch, una obra extraordinaria, de los años 50, de la época de la guerra, en la que el artista intenta conjugar tanto el carácter elitista de deportes del período de entreguerras, donde tenemos a un boxeador con calzoncillos prácticamente ceñidos, con las virtudes proletarias.»
La exposición estará abierta al público hasta el 19 de septiembre.
Versión en español: Víctor Peña Irles