En búsqueda de tesoros arquitectónicos
Con la llegada del buen tiempo y la disminución del número de casos de COVID-19, la gente ha recuperado las ganas de jugar. Así, en una zona de Bucarest, la comunidad local ha organizado una búsqueda de tesoros arquitectónicos. Es un juego en el que no hay límite de miembros, en que los participantes pueden registrarse en grupo o individualmente, un juego con participación gratuita, en el que una vez entras, no importa por dónde empieces, no importa cuántas pistas encuentres, ya que no tiene un recorrido predeterminado. Una vez encontrada la pista, simplemente se debe tomar una foto al objetivo como prueba de que se ha identificado correctamente.
România Internațional, 18.05.2021, 16:48
Con la llegada del buen tiempo y la disminución del número de casos de COVID-19, la gente ha recuperado las ganas de jugar. Así, en una zona de Bucarest, la comunidad local ha organizado una búsqueda de tesoros arquitectónicos. Es un juego en el que no hay límite de miembros, en que los participantes pueden registrarse en grupo o individualmente, un juego con participación gratuita, en el que una vez entras, no importa por dónde empieces, no importa cuántas pistas encuentres, ya que no tiene un recorrido predeterminado. Una vez encontrada la pista, simplemente se debe tomar una foto al objetivo como prueba de que se ha identificado correctamente.
Elena Lucaci, representante de la comunidad Părinți de Cireșari, organizadora de esta búsqueda, nos ha hablado de la comunidad a la que representa, creada años atrás, a raíz de la necesidad de espacios verdes:
«Organizamos eventos comunitarios, nos unimos mucho, como grupo homogéneo, y nos convertimos en vecinos, en el sentido auténtico de la palabra. En noviembre del año pasado, plantamos 23 árboles, en un parque infantil, recogemos basura, realizamos todo tipo de actividades cívicas… Ahora organizamos esta búsqueda de tesoros arquitectónicos, para conocer mejor el barrio. Muchos de los que viven en él desconocen que parte de nuestro barrio, entre las calles Ion Mihalache y Cașin, es un área protegida.»
Esta zona se desarrolló originalmente después de la Primera Guerra Mundial, cuando en la parte norte de Bucarest, en aquel momento, se creó un nuevo barrio, llamado Parcul Domeniilor. Ante la demanda de los vecinos del barrio de construir una iglesia, en 1935 aparece la iglesia Cașin, dedicada a los Santos Arcángeles Miguel y Gabriel, así como la dedicada a la Santa Megalomártir Catalina, una de las iglesias ortodoxas más grandes de la ciudad. Desde el punto de vista arquitectónico, la iglesia combina el estilo Brâncoveanu con el estilo bizantino, un eclecticismo que se manifiesta en varios edificios de la zona.
Las pistas de la búsqueda de tesoros arquitectónicos están formuladas con frases divertidas, como «encuentra un bajorrelieve» o «encuentra una cabra petrificada». Así, cuando un participante identifica correctamente uno de los lugares, recibe una puntuación, que acaba dictando quién es el ganador al final.
Elena Lucaci nos ha contado que los eventos que se organizan en la comunidad gozan de popularidad:
«Acuden muchos participantes de la comunidad, no necesitamos atraer a público exterior, porque estamos bastante unidos. Nos conocemos y somos bastantes. En el grupo hay actualmente 650 personas. No todo el mundo participa, pero, en general, hay entre cincuenta y sesenta familias activas, con niños de todas las edades.»
Le he preguntado a Elena Lucaci qué otros eventos han organizado y si existe un límite de edad para esta búsqueda de tesoros arquitectónicos:
«Antes de este evento, organizamos una búsqueda de huevos de Pascua para niños pequeños, entre 2 y 6 años, pero este evento es para adultos y niños mayores de 11 años. Las pistas no son tan complicadas, y los niños mayores de 11 años son considerados adultos para este tipo de pistas.»
Asimismo, debido a que la búsqueda de tesoros arquitectónicos es un juego urbano, mediante el cual los participantes descubren o redescubren el patrimonio construido en una zona de la ciudad y se familiarizan con algunas nociones básicas de arquitectura, Elena Lucaci nos ha contado cuáles fueron algunas de las pistas que los participantes tuvieron que buscar el fin de semana:
«En una calle tuvieron que descubrir un olor especial, por ejemplo; en otra calle tuvieron que descubrir a dos hermanas de espaldas. Hay todo tipo de pistas escondidas en la arquitectura del barrio. Es un poco raro, porque la gente, normalmente, sale por la puerta y nos pregunta por qué hacemos fotos de su casa, así que nos toca explicarles que tan solo se trata de un juego, que vivimos en el barrio y que no pasa nada malo. Trabajé en este evento con un equipo de arquitectos, que se encargan de este tipo de acontecimientos en Bucarest. Los han organizado también en otros barrios protegidos.»
Así, los participantes se embarcaron en esta aventura de descubrimientos con entusiasmo y buen humor, ideal para pasar un día de fin de semana, disfrutar de la primavera y expresar las ganas de vivir en general.
Versión en español: Víctor Peña Irles