La nueva vida del traje popular
Los trajes folclóricos rumanos vuelven a estar de moda. Más simples o más elaboradas, las blusas tradicionales rumanas (ia en rumano) ganan una nueva vida.
România Internațional, 17.12.2019, 18:48
Nacida en una familia de Bistriţa Năsăud, donde la costura y el bordado eran labores domésticas, Virginia Linul tiene ahora una casa museo y ha reunido entre 50 y 60 mujeres con las que trabaja. Pero ella reconoce que recuperó su confianza en el valor de su trabajo después de haber participado en 1999, en el Festival de Folclore de Washington, Smithsonian Folklife Festival, con trajes típicos, cocina tradicional y folclore. Virginia Linul nos ha dicho que su trabajo supone una gran responsabilidad:
“Primero hice trajes típicos de nuestra área, de Bistriţa Năsăud, luego empecé a coser trajes de otras regiones del país. Las técnicas de trabajo son similares, solo los modelos son diferentes y hay que trabajar con gran seriedad e investigar previamente, tanto en los museos como en los pueblos de estas regiones. Yo no hago disfraces de trajes tradicionales. No imito los trajes populares, porque tengo una gran responsabilidad con las generaciones futuras. Si vestimos a los niños con imitaciones, cuando crezcan pensarán que eso es lo correcto. Nosotros, como padres, tenemos la responsabilidad de que las generaciones futuras los usen correctamente: el traje popular debe ser auténtico rumano, cosido a mano, para que un niño se quede con la idea de que este es el traje popular rumano de verdad».
Virginia Linul también nos ha dicho que nuestro país tiene 450 áreas etnográficas y es por eso que debemos respetarlas y mantener su representación. Y luego nos ha contado cómo se ha vuelto a despertar el interés por el traje folclórico rumano:
“En 2011 llegó el diseñador francés Philippe Guiller, que trabajaba en la Embajada de Francia en Rumanía, como asesor cultural. Visitó Rumanía, se enamoró de Rumanía y de todo lo que es hermoso aquí. Sabía ver el arte en cada cosa, en cada pieza de adorno y las sacó al escenario. Realizó una colección de moda que se llamaba 100%.RO “Perjuicio”. Trabajó conmigo y el 60% de su colección se realizó aquí, trabajó con artesanos de Maramures, con artesanos de Bucovina, con artesanos de Brasov, con artesanos de Oltenia, trabajó con artesanos rumanos de todo el mundo. Gracias a este extranjero, el arte popular rumano ha sido puesto en valor. Y gracias a la promoción de este evento en televisión, varias estrellas empezaron a incluir en su vestuario elementos del traje popular, luego por el Día Nacional de Rumanía vistieron la blusa tradicional, la ia, y después de un año, Andreea Tănăsescu, fundadora de La Blouse Roumaine, comenzó a promocionar en Facebook la ia rumana y crear eventos en todas partes».
Otra presencia notable de los trajes populares en la red está representada por la asociación “Signos bordados”, que desde junio de este año, está presente en Google Arts and Culture con la exposición «Vestidas en cuentos de hadas», que explora el arte de las blusas tradicionales rumanas y presenta las historias contadas en su bordado, decodificando cada color y símbolo utilizado. Es un viaje en la frontera entre el arte y la tradición. Ioana Corduneanu, la iniciadora de la asociación «Signos bordados» nos ha contado sobre la labor de bordar blusas típicas rumanas como si fuera una historia de amor:
«Espero que cada vez más dejemos de lado los materiales baratos y decidamos coser y bordar como nuestras bisabuelas con lino, cáñamo, seda y lana, porque son materiales más saludables para nosotros y para el planeta. Son materiales más preciosos, más nobles, como nuestras blusas merecen. El traje popular no es solo la blusa tradicional, la ia, sino también las faldas y las sobrefaldas que también tienen bordados preciosos.»
Ioana Corduneanu nos ha hablado también de las señoras de la comunidad de «Signos bordados» quienes cosen y bordan por afición:
«Principalmente crean estas blusas por placer, porque el bordado es un arte y una relajación. Las hacen para ellas, para vestirse con estas blusas tradicionales, para vestir a su familia, a sus seres queridos, a sus amigos y las más generosas, cosen y bordan estas blusas para mostrarlas en nuestras exposiciones. Estas exposiciones existen ahora también en el espacio virtual».
Cualquier mujer que quiera unirse al grupo “Signos bordados” solo tiene que hacer unos pocos pasos, ha dicho dijo Ioana Cordunau.
«En Google, escribiendo “signos bordados” encontrarán el blog, y el grupo de trabajo de Facebook, «signos bordados en acción» y todo lo que tienen que hacer es ingresar a este grupo de bordado, estudiar un poco lo que se ha discutido, lo que se ha hecho, y expresar su deseo de unirse a nosotras. Deben explicar en pocas palabras por qué están allí, qué quieren hacer, qué quieren bordar y recibirán ayuda. Los símbolos son universales, son un lenguaje visual que todos entendemos. Si hay algo específico en Rumanía, esto es la gramática, cómo poner estas letras en oraciones. Eso nos hace únicos. Y podemos distinguir una camisa rumana de todas las blusas de nuestros vecinos, además, podemos distinguir una blusa con tanta precisión que podemos encontrar el pueblo, si no la región en la que fue bordada. Hay mujeres de los Países Bajos, de Bulgaria, de Japón, que están interesadas, porque se dan cuenta de que no se trata solo de una blusa rumana. Los valores que transmite nuestra blusa son válidos y universales en cualquier momento, ahora, en el pasado y en el futuro».
Este año, con motivo del día de Rumanía, en el Centro Pompidou de París, varias damas acompañadas por Ioana Corduneanu lucieron con orgullo sus blusas rumanas, completadas con faldas azules para estar en sintonía con la pintura de Henri Matisse «La Blouse Roumaine» expuesta en este Centro.