Grandes deportistas rumanos: Nadia, La novia de Montreal.
El pasado 12 de noviembre, Nadia Comaneci, la gloria de la gimnasia mundial, celebró su 58 aniversario. A sus 58 años, La diosa o La novia de Montreal sigue siendo fuente de inspiración.
Simona Sarbescu, 06.05.2020, 13:58
El pasado 12 de noviembre, Nadia Comaneci, la gloria de la gimnasia mundial, celebró su 58 aniversario. A sus 58 años, La diosa o La novia de Montreal sigue siendo fuente de inspiración.
Simone Biles, la gimnasta estadounidense que nos enamoró en 2016 en los Juegos Olímpicos de Río, 40 años después del 10 perfecto de Comaneci, comentó durante los actos previos a la Gala Laureus de Mónaco (2017) que Nadia había sido siempre un referente. “Si compitiéramos entre nosotras, ganaría Nadia, dijo Simone Biles.“
La gimnasta Nadia Comaneci es tal vez la rumana más conocida internacionalmente . Conquistó nueve medallas olímpícas de las cuales cinco fueron de oro. Además, fue la primera gimnasta que obtuvo una calificación de 10 puntos (perfecta) en una competición olímpica. También obtuvo cuatro medallas del Campeonato Mundial y doce del Campeonato europeo. Nadia ostenta el título de tricampeona del concurso completo individual del Campeonato Europeo, además de ser bicampeona olímpica de barra de equilibrio.
Por sus calificaciones y logros, es considerada uno de los más grandes gimnastas de todos los tiempos. Fue condecorada dos veces con la Orden Olímpic, la primera vez se convirtió en la atleta más joven en recibir la distinción; fue nombrada como una de las cien mujeres más importantes del siglo XX; En 2007, fue elegida por el público como la celebridad más confiable del país; Mundo Deportivo la eligió como la mejor atleta del siglo XX y recibió de la Academia de Récords Mundiales el título del récord mundial en su deporte.
Durante su travesía por EE.UU., Nadia conoció a quien hoy es su marido, el gimnasta Bart Conner, con quien, a su vez, hoy llevan adelante la Academia Gimástica Bart Conner. Además, Nadia también cuenta con su propio centro para nuevos talentos, en su Rumanía natal, a donde viaja constantemente para seguir bien de cerca tanto la Academia como las fundaciones a las que ayuda. Junto con su marido están directamente comprometidos con organizaciones como la (Asociación de Distrofia Muscular), algunos orfanatos rumanos, y con la realización de las Olimpíadas Especiales, para personas con capacidades diferentes.
Un 18 de julio de 1976, el mundo vería por primera vez un 10 en la Gimnasia, uno de los deportes más estéticos pero, también, de mayor frustración al entrar más en juego la subjetividad: arte hecho vigas, pisos, barras o caballos. Pero no con Nadia Comaneci, la rumana que maravilló a propios y extraños y los alineó a la perfección.
Juegos Olímpicos de Montreal 1976. Una niña de 14 años crecida en medio de los conflictos de Europa del Este y la Guerra Fría, se prestaba a ejecutar su salida de las barras asimétricas.
Cuando los pies de la rumana tocaron el suelo, la tinta empezaría a correr. La pizarra, no preparada para una calificación perfecta, marcaba un ínfimo 1.00, algo que la propia Comaneci reconoció, tiempo después, que parecía como la puntuación más baja.
18 de julio de 1976: la rumana Nadia Comaneci pasó a la eternidad por ser la primera gimnasta en tener unacalificación perfecta . Sin embargo, el tiempo parece no haber pasado para ella.
El pasado 18 de julio, la gran estrella del deporte rumano subió un video a sus redes en la que replica una parte de su hazaña en los los JJ.OO. de Montreal, en recuerdo a tamaña gesta.
Nacida en Oneşti, Rumanía, hija de Georghe y Stefania-Alexandrina Comăneci. Su nombre, Nadia, deriva de Nadejde (Esperanza). Comenzó a competir a nivel nacional en 1970 como miembro del equipo de su ciudad natal. Rápidamente fue reclutada por el reconocido entrenador Bela Karolyi y su esposa Marta —entrenadores entonces del equipo nacional de Rumanía— que más tarde emigraron a EE.UU. donde fueron entrenadores de muchos grandes gimnastas de este país.. A los trece años Nadia tuvo su primer éxito importante: ganó tres medallas de oro y una de plata en el Europeo de Gimnasia en Noruega. Un año después, en 1975, la gimnasta superó con cuatro victorias individuales a la soviética Liudmila Turíshcheva pentacampeona, se alzó con la primera posición en la clasificación general individual de las competiciones preolímpicas de Montreal. Ese mismo año, Associated Press la eligió Atleta del Año. El 18 de julio de 1976, la rumana Nadia Comăneci, a la edad de catorce años, logró hacer historia en la gimnasia al conseguir el primer 10 de calificación en Montreal, puntuación que nadie había obtenido en unos Juegos Olímpicos.
Aquel día, Comăneci deleitó a todos los aficionados con sus grandes giros, que realizó en las barras. Cuando terminó su rutina, el tablero reflejaba una puntuación de 1.00, hecho que produjo confusión entre los espectadores. Era imposible poner un diez como calificación, ya que la puntuación más alta era 9.95.
De repente, los jueces informaron que ese 1.00 en realidad era un 10 para Nadia. Al instante, las dieciocho mil personas presentes en el Forum de Montreal, celebraron la primera calificación perfecta en la historia de la gimnasia femenina.
Actualmente es vicepresidenta del Consejo de Dirección de Olimpíadas Especiales, Presidenta de Honor de la Federación Rumana de Gimnasia, Presidenta Honorífica del Comité Olímpico Rumano, Embajadora de Deportes de Rumania, vicepresidenta del consejo de Dirección de la Asociación para la Distrofia Muscular y miembro de la Fundación de la Federación Internacional de Gimnasia. Ha recibido dos veces la condecoración de la Orden Olímpica de manos del CIO y ha puesto en marcha en Bucarest una clínica para ayudar a los niños huérfanos.
En diciembre de 2003 salió a la luz su primer libro, Cartas a una gimnasta joven. El 3 de junio de 2006 dio a luz, en Oklahoma City, a su primer hijo, a quien llamó Dylan Paul (Dylan por Bob Dylan y Paul por su ex entrenador y padrino del niño, Paul Ziert. Actualmente vive en EE.UU.
Uno de los libros que mejor tratan la figura de la gimnasta es la novela de Lola Lafon La pequeña comunista que no sonreía nunca.
Nadia, la gimnasta perfecta.