Senderismo y observación de la vida silvestre en los Cárpatos
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) estima que alrededor de 320 000 hectáreas de bosques situados en los Cárpatos se pueden incluir en las categorías virgen y cuasivirgen, de las cuales 250 000 se encuentran en Rumanía.
România Internațional, 08.10.2020, 11:49
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) estima que alrededor de 320 000 hectáreas de bosques situados en los Cárpatos se pueden incluir en las categorías virgen y cuasivirgen, de las cuales 250 000 se encuentran en Rumanía. Hoy haremos una incursión en zonas alejadas de la contaminación y las aglomeraciones urbanas, donde encontraremos árboles centenarios y animales como el oso pardo o carpático, el lobo o el lince, en su medio natural.
Hermann Kurmens es profesor de biología y agente turístico, propietario de un albergue en la aldea de Măgura, perteneciente a la localidad de Moieciu, en el departamento de Brașov. Rumanía tiene una biodiversidad impresionante, que está infrautilizada como atractivo turístico, comenta Hermann Kurmens.
«No es necesario visitar las sabanas africanas para observar animales, esto se puede hacer en Rumanía, en las zonas montañosas y en los bosques. Sabemos que Rumanía tiene la mayor densidad de osos, lobos y linces de Europa. Un tercio de la población de estos animales se encuentra en Rumanía. La fauna silvestre está presente en todas las montañas de Rumanía. Se registran ciertas concentraciones en las zonas montañosas de los departamentos de Harghita, Covasna y Brașov. Comenzamos con un observatorio en la década de 2000, en la región de Făgăraș, en Șercaia.»
Hace mucho tiempo que no se realizan observaciones de la vida silvestre en los Cárpatos de forma organizada, como una modalidad turística, prosigue Hermann Kurmens, profesor de biología y agente turístico.
«En los años 70 y 80, se practicaba más la caza y, seguidamente, se vendían los trofeos. Los turistas venían de Europa occidental y, por este tipo de experiencias, pagaban entre 5000 y 12 000 dólares. Con el tiempo, las administraciones de las áreas protegidas entendieron asimismo que, aunque sea mucho más difícil y requiera más trabajo, se pueden obtener beneficios de la creación de un observatorio de animales. Las ganancias están aseguradas a largo plazo. Un oso vive treinta años, pero si le disparan a los cuatro, ya pierde todo su valor, ya que este se podría observar durante veinte años. Nos costó bastante convencer a las administraciones en la década de los 2000, porque era mucho más fácil atraer a cazadores del extranjeros. Se hacían formaciones de caza de tres días, los turistas disparaban a animales y las administraciones forestales se llevaban el dinero. Sin embargo, las cosas han cambiado radicalmente. En nuestra zona, ya contamos con más de quince observatorios y se ha convertido en un creciente atractivo turístico. Vienen turistas de toda Europa a observar la fauna».
Ahora bien, ¿cómo funciona un programa turístico de este tipo? En primer lugar, solo se realizan observaciones de animales organizadas. Hermann Kurmens:
«Los turistas van acompañados de un guía especializado, además de un empleado de los servicios forestales o de las administraciones de las áreas protegidas, generalmente armado. Los desplazamientos se realizan en un todoterreno que proporciona el agente turístico. Se llega a una zona cercana al observatorio, pero los últimos cien metros se recorren a pie. Asimismo, los guías les ofrecen a los visitantes una pequeña formación antes de la salida. Al bajar del coche, no se puede hablar y el desplazamiento se realiza poco a poco y en silencio. No está permitido llevar comida encima, para no atraer a los osos al observatorio. La ropa debe ser apropiada, sin colores llamativos. Es necesario llevar impermeables y botas adecuadas para el senderismo. Asimismo, se recomienda llevar prismáticos para una observación de la fauna de mayor calidad. Los aficionados a la fotografía pueden traer sus cámaras.»
Observar la vida silvestre es, sin duda, un atractivo turístico, aunque también forma una parte de algo mayor, ya que esta actividad se incluye en un programa de siete días que combina varias formas de turismo. Hermann Kurmens, profesor de biología y agente turístico.
«En este programa ofrecemos una combinación de naturaleza y cultura. Partimos de la aldea de Măgura, hacemos varios días de senderismo alrededor del macizo Piatra Craiului, resaltando aspectos de la flora y la fauna carpáticas. Hacemos caminatas hasta una cabaña alejada o visitamos la Cueva de los Murciélagos (Peștera Liliecilor en rumano), donde viven tres especies diferentes de murciélagos. También visitamos el castillo de Bran. Siempre incluimos una parte cultural en este programa. Por ejemplo, vamos de visita, asimismo, a una iglesia fortificada de la aldea de Vulcan y al casco antiguo de Brașov, con la Iglesia Negra y sus murallas medievales. Así es cómo cerramos esta combinación de naturaleza y cultura».
Los turistas extranjeros provienen de muchos países de Europa e incluso de Estados Unidos, Canadá o Australia. La mayoría llegan aquí a través de agencias de viaje de Inglaterra. Hermann Kurmens.
«En general, los occidentales se interesan más por la naturaleza. Por ejemplo, los turistas de Inglaterra muestran una mayor sensibilidad, porque los ingleses fueron los primeros en talar sus bosques hace más de 200 años. Debido a la desaparición de los bosques, también han desaparecido los osos, los lobos o los linces. Por esta razón, son los que más valoran la naturaleza. Les encanta ver a los osos en libertad y disfrutan viendo ranas o pájaros que ya no existen en sus países, como, por ejemplo, el avetoro común. También les gusta encontrar plantas raras como el clavel endémico de Piatra Craiului o la campanilla de los Cárpatos. Del mismo modo, se maravillan al oír las abubillas o las águilas pomeranas.»
Hasta aquí llega nuestra propuesta de ocio en la naturaleza, lejos de aglomeraciones urbanas. Aquellos que han disfrutado de este tipo de paquetes turísticos aseguran que esta experiencia única les ha cargado las pilas para todo un año.
Versión en español: Víctor Peña Irles