La mujer escritora en el espacio público
La semana pasada en la librería Humanitas Cişmigiu de la capital rumana se organizó el debate titulado “Las mujeres en el espacio público, acontecimiento organizado por PEN Club Rumanía
Corina Sabău, 18.03.2016, 18:06
La semana pasada en la librería Humanitas Cişmigiu de la capital rumana se organizó el debate titulado “Las mujeres en el espacio público”, acontecimiento organizado por PEN Club Rumanía. Fueron invitados Magda Cârneci, presidenta de Pen Rumanía, las escritoras, periodistas y traductoras Svetlana Cârstean, Adina Diniţoiu y Ioana Bâldea Constantinescu, y el escritor, traductor y publicista Bogdan Ghiu. Partiendo del debate propuesto por PEN Club, hemos invitado a Svetlana Cârstean y a Adina Diniţoiu para hablar de la condición y las posibilidades de las escritoras en el espacio público rumano.
Svetlana Cârstean es autora de los libros de poesía “Floarea de menghină” (“La flor de torno”) de la Editorial Cartea Românească, 2008, ganador de los premios literarios rumanos más importantes, y “Gravitaţie” (“Gravitación”) de la Editorial Trei, 2015, nominado a los Premios Radio Rumanía Cultural y Observator Cultural. Crítica literaria, periodista cultural y traductora del francés, redactora de la revista Observator Cultural, Adina Diniţoiu es también colaboradora de las revistas România literară, Dilema veche, Dilemateca y de Radio Rumanía Cultural. Es autora del libro “Proza lui Mircea Nedelciu. Puterile literaturii în faţa politicului şi a morţii” (“La prosa de Mircea Nedelciu. Los poderes de la literatura ante lo político y la muerte”) de la Editorial Tracus Arte, 2011. Hemos preguntado a las dos invitadas qué opinan sobre su condición de escritoras en el espacio público. He aquí la declaración de Svetlana Cârstean:
“Estoy pensando en un artículo publicado por Scottish Pen que he leído recientemente y que sigue obsesionándome porque allí encontré datos. Hace poco tiempo, usando datos y citas, la autora del artículo llegaba a la conclusión de que las acciones de un hombre son representativas para la humanidad, mientras que las acciones de la mujer son representativas para la mujer. Dicho de otro modo, todo lo que escriben los hombres es representativo para toda la humanidad, mientras que lo que escribimos nosotras, las mujeres, es representativo solamente para las mujeres. La autora del artículo se refiere también a un caso concreto: una escritora que envió 100 correos electrónicos a varios editores, con el mismo manuscrito. Envió 50 mensajes firmando con su propio nombre y 50 de parte de un hombre. Recibió siete respuestas como mujer autora y 17 para la segunda situación. Les dejo juzgar si esta situación es relevante o no.”
He aquí lo que ha declarado Adina Diniţoiu:
“En general, la crítica literaria es un ámbito de poder en el espacio de la literatura, los críticos literarios, mediante su discurso sobre la literatura, de validación o invalidación de un texto, ejecutan también un acto de poder cultural, estableciendo un cierto lugar en la jerarquía literaria. Empecé con la inocencia de la persona que escribe sobre la literatura, hace crítica, sin pensar en su identidad de género. En aquel momento intenté hacer abstracción del género, me pareció que era normal así, era un primer paso hacia la normalidad del discurso crítico y literario. Deseo que lleguemos a hablar de manera normal, como mujeres y hombres, sin que sea necesario que nosotras, las mujeres, luchemos por una causa, sin sentirnos marginadas en un discurso público, sin sentirnos marginadas porque recibimos un exceso de corrección política cuando estamos en el candelero público.”
Nuevamente al micrófono Adina Diniţoiu, sobre la pérdida de la inocencia tras el debut:
“Tras el debut, me di cuenta de que no era tan fácil. Y me vi obligada a notar la identidad de género, me di cuenta de que era mujer, no solamente crítica literaria, y que esto me creaba mayores dificultades de lo que habría pensado. Y entonces no he sentido necesariamente una marginación, pero he llegado a ser consciente de que soy crítica literaria, pero tengo también identidad femenina y que esto complica las cosas en el espacio público de las ideas y sobre todo en Rumanía, que tiene un ámbito más tradicional. He leído que en 2015, en un índice europeo de igualdad de género, Rumanía ocupaba el último lugar. Es un estudio realizado a nivel europeo. Y las conclusiones muestran que toda la UE se encuentra a medio camino en esta lucha de la afirmación del género, de la representación pública equilibrada entre mujeres y hombres. Así que en este momento hace falta luchar más como mujer para que mi discurso se escuche.”
Nuevamente al micrófono Svetlana Cârstean:
“Creo que ni siquiera es necesaria la marginación. Es suficiente poner etiquetas, porque es una manera muy sutil, no la llamaría perversa, de evitar la marginación abierta contra la cual es mucho más fácil luchar o que es más fácil de mostrar. Se trata de poner etiquetas y de tener algunos prejuicios, conceptos que usamos, que proceden muchas veces del ámbito de la crítica literaria, que es el ámbito del poder.”
Como está al principio, el debate queda abierto. Como escribió Mihaela Ursa en el libro “Divanul scriitoarei” (“El diván de la escritora”), publicado en 2010 por la editorial Limes: “Es importante ver si, respecto a la proyección de sí mismas, las escritoras de Rumanía se perciben de manera armoniosa o antagónica, y sobre todo si les parece necesario hacer un problema de la relación entre su existencia pública y privada, entre la creación artística y la vida doméstica, relaciones, como se verá, con inifinitas complicaciones y matices.”