Efectos de la sequía
Corina Cristea, 16.09.2022, 16:05
Las olas de calor extremas han provocado que los meses de junio, julio y agosto superaran este año el récord de temperatura anterior, lo que ha convertido al verano de 2022 en el más caluroso registrado en Europa. Los expertos dicen, al mismo tiempo, que estamos experimentando una sequía histórica, la peor de los últimos 500 años y que ha afectado a toda Europa. La información presentada en los boletines informativos viene con fuertes argumentos al respecto. En Italia, por ejemplo, el lago Garda ha descendido este verano hasta casi su nivel más bajo registrado nunca, con aguas que han retrocedido hasta dejar una llanura de rocas a la vista. Además, la temperatura del agua ha aumentado, siendo similar a la del Caribe. En España, los grandes embalses han llegado al 30 % de su capacidad, y los municipios han suspendido el riego de jardines y parques y han apagado las fuentes decorativas. Alemania, Portugal, Francia, Países Bajos y Gran Bretaña también han sufrido este verano una sequía sin precedentes, que afectó masivamente a las granjas y llevó a las autoridades a adoptar medidas de emergencia. Rumanía también se encuentra entre los países afectados. Ha habido sequías antes, pero ahora ha cambiado la forma en que ocurren, explicó a Radio Rumanía Monica Ioniță Scholz, doctora en física, investigadora del Instituto de Investigación Marina y Polar de Alemania:
“Ahora tenemos lo que podríamos llamar sequías cálidas. Antes solíamos tener sequías debido a la falta de lluvias. Por ejemplo, no teníamos nieve ni precipitaciones en la primavera y luego teníamos problemas en el verano cuando no había suficiente agua en el suelo. Ahora, aparte de esta falta de precipitaciones, también tenemos temperaturas muy altas, que amplifican el fenómeno de la sequía, tenemos más evaporación, el suelo no tiene tiempo de recuperarse. Ahora tenemos menos nieve en invierno. Si hay nieve, el suelo se mantiene húmedo hasta la primavera y el déficit en verano es menor. Sin embargo, especialmente en el Sur y el Este de Europa, la capa de nieve ha disminuido drásticamente en los últimos 20 años”.
Creo que nuestro gran problema es el calentamiento global —cree la investigadora—, desde hace 20 años cada año hace más calor que el año anterior, más o menos, solo ha habido dos o tres excepciones:
“Las olas de calor de verano son más largas, ocurren incluso antes, también hemos tenido más olas de calor. Además, hemos tenido olas de calor en septiembre y octubre en algunos años. Ocurre muy a menudo en el centro, Sur y Este de Europa, ya no es ninguna novedad, pero ha comenzado a ocurrir también en el Norte de Europa, por ejemplo, en Noruega. En Finlandia el año pasado se superaron los 30 grados en junio y julio, lo que está fuera de la variabilidad natural. Tenemos temperaturas superiores a los 30 grados incluso hasta en el Círculo Polar. Arden bosques en Siberia por las altísimas temperaturas. El problema es que además de que se queman muchos bosques, echamos mucha ceniza a la atmósfera, ceniza que a través del prisma de la circulación atmosférica llega al Círculo Polar, se deposita en el hielo marino y amplifica el fenómeno del calentamiento global”.
Monica Ioniță Scholz identifica cinco tipos de sequía: meteorológica, agrícola, hidrológica, ecológica y socioeconómica. La sequía meteorológica se produce durante un período relativamente corto, una sequía que responde con bastante rapidez a la precipitación. En el momento en que llegamos a la sequía agrícola ya hablamos de humedad del suelo, dice la investigadora, llegamos al punto en que tenemos influencia en la agricultura:
“En el momento en que llegamos a una sequía agrícola y ni siquiera podemos tomar medidas para reducirla, afecta nuestra vida diaria, pagamos precios mucho más altos por los alimentos o estos no están disponibles y tenemos que importarlos, etc. Se tarda muy poco en llegar al punto en que hablamos de sequía hidrológica, necesitamos al menos varios meses consecutivos de déficit de lluvias, porque ahí hablamos de falta de agua en los ríos y también hablamos de falta de agua en el suelo. Desafortunadamente, en los últimos cinco años, por ejemplo, el centro de Europa, Alemania en particular, se ha visto afectado por una severa sequía hidrológica. Hubo años en que el transporte por los ríos disminuyó mucho, el transporte por el Danubio también se vio afectado. Los ecosistemas también se ven afectados, la temperatura del agua de los ríos ha aumentado, lo cual es muy dramático para los peces y para todos los microorganismos que viven en estos ríos”.
La sequía ecológica es un nuevo tipo de sequía, de reciente introducción, que se produce cuando algunas especies de peces o animales se reducen o desaparecen. La sequía ecológica no significa necesariamente sequía hidrológica o relacionada con los ríos, explica Monica Ioniță Scholz:
“Las especies también pueden desaparecer si tenemos una sequía en las áreas agrícolas y efectivamente no tienen nada para comer ni agua para beber. La sequía socioeconómica ocurre cuando hablamos de la economía y el impacto en la economía, donde suben los precios porque no ha habido suficiente producción por hectárea, donde reducimos el transporte marítimo porque tenemos que reducir la cantidad de bienes que se pueden poner en los barcos. Por ejemplo, en Rumanía, la sequía de 2000-2001 produjo daños socioeconómicos importantes. Algo similar tuvimos en 2018 en Europa central, hablamos aquí de millones de euros en daños”.
Los científicos están haciendo sonar la alarma y dicen que se necesita hacer más para proteger el planeta de los eventos climáticos extremos que resultan del calentamiento global. De lo contrario, si la situación sigue así, dicen, la condición del planeta empeorará hasta llegar a un punto de no retorno.