Fake news en tiempos inciertos
Distracción, desinformación, propaganda: nombres que han definido a lo largo del tiempo lo que en los últimos años se viene conociendo como fake news.
Corina Cristea, 12.08.2022, 09:45
Distracción, desinformación, propaganda: nombres que han definido a lo largo del tiempo lo que en los últimos años se viene conociendo como fake news. El fenómeno ha cobrado impulso debido al desarrollo tecnológico y la diversificación de los métodos de comunicación masiva, pero también gracias a los canales de transmisión de datos, siendo el paso de la exclusividad de la prensa escrita a los medios online, los blogs, las redes sociales o los vlogs un factor de suma importancia en esta dinámica. La receta es relativamente simple e involucra información con contenido fabricado, distorsionada, a menudo exagerada o fuera de contexto. Más allá del dramatismo de la situación, la guerra de Ucrania puede ser un caso de estudio desde esta perspectiva. Invitada a Radio Rumanía, Flavia Durach, experta en comunicación, habló sobre las fake news y explicó hasta qué punto este fenómeno forma parte del esfuerzo de guerra:
“Es en gran medida parte del esfuerzo de guerra de ambos bandos. En general, estas técnicas relacionadas con la difusión de la información y el control y ocupación del espacio público, el espacio de la información, están relacionadas con lo que se denomina ‘guerra de la información’. Sin embargo, no quiero que suene desalentador, a pesar de que realmente Ucrania está haciendo algunos esfuerzos de comunicación extraordinarios y ha logrado que la comunidad internacional se solidarice en apoyo a su causa, la guerra de la información actúa a menudo más allá de las fronteras de un conflicto militar, mucho más allá. No está claro cuándo comienza ni cuándo termina una guerra de este tipo. Hay análisis que indican acciones dentro de esta guerra de la información ya desde la anexión de Crimea y, además, vemos el empuje de ciertas narrativas que están alineadas con los objetivos, políticas e intereses del Kremlin en muchos espacios occidentales y democráticos y estas narrativas llegan a la gente, el grupo vulnerable. Por eso creo que, por el lado de la información, es una lucha que no acabará pronto y, según lo resilientes que sean las sociedades a la desinformación, podrán tener ecos más o menos concretos.
La nocividad de la infodemia no necesita ninguna demostración y el periodo que atravesamos a nivel mundial, todavía marcado por la pandemia, las guerras, la crisis energética y también por los efectos en el ámbito económico, representa un terreno extremadamente fértil para las fake news. Especialmente cuando la existencia de las redes sociales hace que, a solo un clic de distancia, cualquiera pueda publicar información propia y difundirla rápidamente, con grandes plataformas que aseguran un amplio alcance. Este conflicto es la primera guerra que prácticamente ocupa las redes sociales desde el punto de vista del espacio informativo, así como la Guerra de Vietnam fue la primera guerra verdaderamente televisada, remarca Flavia Durach. Hay innumerables falsificaciones, imágenes y vídeos sacados de contexto, a veces incluso de videojuegos, cierta información es difícil de verificar, especialmente porque hay muchos emisores de mensajes —personas de a pie que distribuyen información no verificada, supuestos testimonios en vídeo desde el lugar y también portavoces de fuentes de propaganda—: se crea una mezcla de comunicación que complica el panorama, dice Flavia Durach:
“Algunos de los argumentos polémicos que se usaron en la pandemia o las mismas técnicas retóricas, mejor dicho, todavía se usan a día de hoy. Podemos identificar paralelismos, incluida la idea de una mascarada o un plan oculto para controlar a la población. Debemos tomar conciencia de estos resortes retóricos, seguir los grandes acontecimientos y no centrarnos en publicaciones puntuales, casos puntuales, rumores, aunque nos den esperanza o, por el contrario, aunque nos creen enemistad o nos dividan. Entonces, sigamos las cosas grandes, tratemos de no publicar bajo el dominio de las emociones. Os animo, animo a todos los oyentes a acudir a tantas fuentes como sea posible y lo más diversas posible, a no basar su dieta mediática únicamente en las noticias que reciben en las redes sociales y a ser conscientes de que realmente no podemos saber toda la verdad sobre esta situación.
Todos los especialistas de la comunicación llaman la atención sobre el peligro de la desinformación que se propaga especialmente en el entorno online y enfatizan que es importante que las personas obtengan información de fuentes confiables. El profesor Bogdan Oprea, de la Facultad de Periodismo de Bucarest, hizo una serie de recomendaciones:
“El primer consejo y el más importante es entender que las noticias, las verdaderas noticias, se desarrollan en las plataformas de los medios de comunicación, no debemos buscarlas en las redes sociales. Las redes sociales mezclan todas las opiniones, muestran textos que pueden tener forma periodística pero cuyo contenido puede ser total o parcialmente engañoso, no representan una institución mediática y no deben estar sujetas a reglas periodísticas. El contenido que encontramos en estas redes deja espacio incluso a la manipulación y la desinformación.
Por eso, dice Bogdan Oprea, hay que intentar informarse en las páginas de noticias, en la televisión, en las estaciones de radio y en la prensa escrita.