Proyectos para la descarbonización
En el sector energético rumano se han cerrado durante los últimos 30 años varias centrales de explotación de recursos primarios, así como de producción de energía eléctrica y térmica.
România Internațional, 12.11.2021, 10:52
En el sector energético rumano se han cerrado durante los últimos 30 años varias centrales de explotación de recursos primarios, así como de producción de energía eléctrica y térmica. Las principales razones están relacionadas con la reducción generalizada de la actividad económica, el bajo nivel de rentabilidad o la inadaptación a las nuevas normas medioambientales. La Estrategia Energética de Rumanía —país que tiene una parte considerable de energía renovable en su combinación de fuentes de energía, el 40 %— prevé, sin embargo, el crecimiento del sector energético, teniendo en cuenta los objetivos de la UE para 2030 y, respectivamente, el Pacto Verde Europeo para 2050.
Este crecimiento también implica construir nuevos medios de producción basados en tecnologías de vanguardia no contaminantes. «La estabilidad energética y la descarbonización sin energía nuclear no es posible. Por lo tanto, Rumanía va a construir nuevas centrales nucleares en Cernavoda con socios estadounidenses, canadienses y franceses y, al mismo tiempo, estamos prestando una gran atención a la tecnología SMR», dijo en octubre el ministro responsable, Virgil Popescu. SMR, o lo que es lo mismo: Reactor Modular Pequeño (small modular reactor). Rumanía incluirá el SMR en el sistema nacional de producción de energía hasta el año 2028 y quiere participar en la producción avanzada de pequeños reactores modulares en la región, así como en la preparación de recursos humanos y el apoyo a los operarios de esta nueva tecnología en otros países, según anunció más tarde este mes la Administración Presidencial en Bucarest. Ya se ha firmado un acuerdo al respecto con EE. UU., que ve la tecnología SMR como una solución para la descarbonización, una opinión compartida por Rumanía. La UE, al menos por el momento, no ha catalogado claramente la energía nuclear como energía limpia y, por lo tanto, no la financia.
Invitado a Radio Rumanía, el profesor Ionut Purica, experto en energía nuclear, ha hablado sobre las ventajas de este tipo de reactores:
«Los reactores pequeños pueden agruparse en gran número, por lo que se puede encender cada uno sucesivamente o apagarlos uno a uno para cubrir las necesidades de más o menos energía, de entre una serie de reactores ubicados en cierto lugar dentro de, obviamente, el sistema energético nacional. En segundo lugar, los reactores modulares pequeños pueden fabricarse completamente en naves industriales y llevarse al lugar donde tengan que funcionar, pueden ponerse en funcionamiento más rápidamente. En tercer lugar, el combustible de los pequeños reactores modulares no debe retirarse como combustible usado, el reactor puede cogerse por completo, llevarse de vuelta, rellenarse con combustible nuevo y volver a colocarlo —ese mismo u otro nuevo— en la posición en la que debe funcionar. Esto también es muy bueno en términos de seguridad y antiterrorismo nuclear».
Por el momento, existen muchos proyectos de pequeños reactores modulares, pero hay que entender que los estadounidenses lo vienen haciendo desde la década de los años 60, cuando los enviaban a algunas bases, incluso a la Antártida, donde abastecían la base respectiva con electricidad y calor, explica el profesor Ionut Purica. Por el momento, los rusos, por ejemplo, también colocan reactores similares en barcazas y los envían por los ríos de Siberia, donde abastecen las ciudades de allí, pudiendo uno de estos reactores suministrar electricidad, por ejemplo, a una ciudad entera durante cinco años mínimo sin interrupción.
Las autoridades deberían centrarse más en las energías verdes con viabilidad comprobada, dicen los activistas ambientales en Bucarest. ¿Qué hacemos con la descentralización de la energía? ¿Por qué no animamos a la gente a que siga instalando paneles fotovoltaicos, a poner turbinas eólicas y bombas de calor donde se pueda? ¿Por qué no seguimos centrándonos en la energía verde? Estas son las preguntas que lanzan los activistas a las autoridades, a quienes les recuerdan que Rumanía tiene una importante cuenca hidrográfica que puede ser mejor aprovechada.
La energía nuclear puede servir dentro de ciertos límites legales bien definidos en la transición, pero no sería una solución ya que existe un desarrollo implacable y supondría un freno al progreso del sector de las energías renovables; se debe encontrar un equilibrio, dice el rector de la Universidad Ecológica, Mircea Dutu:
«La industria nuclear especula, una vez más, con el momento de dificultad energética que plantea la transición climática, con el fin de relanzarse. Recordemos que en la década de 1960 la escasez de electricidad y los grandes cortes de energía como el que marcó a Nueva York en noviembre de 1965 fueron el pretexto para convencer a la población de que aceptara dentro de ciertos límites el desarrollo de la energía nuclear. En la década de 1970 hubo esa crisis del petróleo, se puede ver la tendencia de agotamiento del petróleo y del carbón que desarrolló de nuevo la energía nuclear, y ahora en estas condiciones en las que hay dificultades energéticas relacionadas con la imposición de renuncia a los combustibles fósiles, la energía nuclear trata de imponerse en la opinión pública como una solución posible. La verdad está en algún lugar intermedio. ¿En qué sentido? Desde el punto de vista político-estratégico, la energía nuclear está luchando por ser incluida entre las energías limpias. Pero, ¿qué pasa con estos nuevos desarrollos? Bueno, los riesgos de un accidente nuclear permanecen y se multiplican. ¿Por qué digo esto? Toda la historia de accidentes graves hasta ahora ha demostrado que estos son causados por errores humanos. Como tal, cuanto más numerosos sean estos dispositivos y sean operados por equipos de diferentes personas, mayor es el riesgo de accidente. El hecho de que tengan menos poder no evita efectos desastrosos a nivel local y nacional”.
Una encuesta de YouGov publicada en octubre muestra que el 66 % de los rumanos no quieren que se construya una central nuclear en su vecindario, mientras que el apoyo de los ciudadanos a la energía verde está en niveles muy altos.