El Acuerdo de París en la era Trump
Los datos científicos evidencian que sin la aplicación de unas medidas adecuadas que contrarresten la situación es posible que para el año 2100 el nivel del mar crezca un metro o más
România Internațional, 12.01.2018, 01:00
Las grandes fluctuaciones de temperaturas extremas, con una disminución de la frecuencia de noches y días fríos, y un aumento de días calurosos y olas de calor, marcaron la última mitad del siglo, y las estimaciones de los especialistas destacan que en el futuro, las oleadas de calor extremo y las lluvias abundantes afectarán, lo más probable, a las zonas situadas en latitudes más altas mientras que en la mayoría de las regiones tropicales es posible que éstas disminuyan.
Los datos científicos evidencian que sin la aplicación de unas medidas adecuadas que contrarresten la situación es posible que para el año 2100 el nivel del mar crezca un metro o más. A raíz de esta evolución, algunos países insulares y varias regiones costeras de baja altitud quedarán inundadas en su totalidad. Las estadísticas evidencian también un número mayor de personas fallecidas a causa del calor o del frío, en función de la región. Son también visibles los cambios en la propagación de varias enfermedades transmitidas por el agua o por los virus. Como una consecuencia de los cambios aparecidos, muchas especies marinas y terrestres han sido ya reubicadas. Los sectores de actividad que se basan en gran medida en determinadas temperaturas y niveles de precipitaciones, como la agricultura, el sector forestal, energético o el turismo pueden resultar también muy afectados.
Muchos de los Estados pobres en vías de desarrollo, figuran entre los más expuestos a las consecuencias del cambio climático y ello porque los habitantes de dichas zonas dependen en gran medida de su hábitat natural y tienen una mínima cantidad de recursos a su disposición para adaptarse a los cambios climatológicos. En este contexto, la decisión del presidente Donald Trump de retirar a EE. UU. del Acuerdo de París referente al cambio climático, adoptado en diciembre de 2015, bajo el amparo de las Naciones Unidas, le coloca “en el lado equivocado de la historia. Es la apreciación hecha por el exsecretario general de las Naciones Unidas en el período 2007-2016, Ban Ki-moon. Al mismo tiempo, la decisión de Donald Trump plantea a los demás firmantes del Acuerdo nuevos desafíos. El documento, un plan de acción destinado al año 2020, persigue limitar a largo plazo el crecimiento de la temperatura global a menos de 2 grados centígrados frente al período preindustrial, y fue adoptado por 195 países.
Consecuente con las promesas hechas durante la campaña electoral, pero llevándose una avalancha de críticas por parte de la comunidad internacional, el nuevo líder de la Casa Blanca ha decidido retirarse del acuerdo porque éste no es beneficioso para la economía del país o para los intereses de los americanos. Las reacciones no han tardado en aparecer. Su homólogo francés, Emmanuel Macron, ha considerado que éste es un error para el porvenir del planeta, mientras que China ha recalcado su compromiso en la lucha contra el cambio climático.
Después del Acuerdo del año 2015 de París, relativo al cambio climático, la UE fue el promotor de unas políticas climáticas sostenibles y asignó entre otras cosas fondos de inversiones para los Estados miembros, para que éstos reemplazaran las viejas industrias con otras nuevas, más amistosas con el medio ambiente. Al mismo tiempo, dado que las medidas de protección contra el cambio climático y de reducción de las emisiones de gases con efecto invernadero representan una prioridad para la UE, los líderes europeos se han comprometido a transformar el continente en una economía muy eficaz desde el punto de vista energético, con emisiones reducidas de dióxido de carbono. Han establecido el objetivo de reducir en un 80% y hasta un 95% las emisiones de gases con efecto invernadero hasta el año 2050 frente al nivel del año 1990.
Rumanía ha participado desde el principio en el proceso político internacional en el sector del cambio climático, siendo parte en la convención marco sobre el cambio climático y parte en el Protocolo de Kioto. El presidente de la Agencia Nacional para la Protección del Medioambiente, Viorel Toma, nos ha explicado lo siguiente:
“Rumanía alcanzó el objetivo de reducir las emisiones de gases con efecto invernadero correspondiente al primer período del compromiso, 2008-2012, y se enmarca en los límites establecidos para el segundo período, en conformidad con la enmienda de Doha, 2013-2020. Rumanía está desarrollando una estrategia en relación con el cambio climático y con el crecimiento económico basado en emisiones reducidas de dióxido de carbono, y un plan de acción destinado al período 2016-2020. Esta estrategia sigue dos lineas de acción. En primer lugar, reducir las emisiones de gases con efecto invernadero y posteriormente, adaptarse a los efectos del cambio climático. La planificación para el ejercicio financiero 2014-2020 prevé que un 27,53% de los fondos europeos sea dedicado a los proyectos con fines climáticos. La puesta en práctica de los proyectos de eficiencia energética y la utilización de los recursos renovables de energía en las localidades representan un verdadero desafío para Rumanía en los años que siguen.
La política de Bucarest respalda la generación y la utilización de la energía verde y la reducción de las emisiones de gases con efecto invernadero, de manera especial en las grandes ciudades, y persigue al mismo tiempo suministrar energía de este tipo a las escuelas, los jardines de infancia y las sedes de los ayuntamientos, lo que conllevaría la reducción de los gastos presupuestarios locales.