¿Qué cambian las elecciones de Francia?
El centrista Emmanuel Macron, líder del movimiento ¡En Marcha! creado hace un año y Marine Le Pen, representante del Frente Nacional de extrema derecha se enfrentarán en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Francia. El escrutinio del próximo 7 de mayo marcará una novedad: la ausencia de los representantes de la derecha conservadora y de la izquierda socialista. Los analistas explican que esta situación se debe a una campaña electoral confusa en un país en que los partidos tradicionales no funcionan muy bien al igual que en el resto de Europa y en un momento en que en el mundo occidental europeo tienen lugar profundas transformaciones porque las instituciones no hacen frente a las evoluciones políticas y de la sociedad. “Quiero construir una mayoría para gobernar y para transformar las cosas, declaró el candidato favorito de las elecciones Emmanuel Macron poco después de saber los resultados de la primera vuelta de los comicios. “Dicha mayoría estará formada, según precisaba Macron, de personajes y talentos nuevos, y cualquier persona la podrá integrar. No voy a preguntar a los que se sumarán de dónde vienen sino si están de acuerdo con renovar nuestra vida política, asegurar la vida de los franceses, liberar las energías del mercado laboral de modo que cada una de estas personas pueda progresar en el seno de la sociedad indistintamente de dónde viene.
Corina Cristea, 05.05.2017, 18:40
El centrista Emmanuel Macron, líder del movimiento ¡En Marcha! creado hace un año y Marine Le Pen, representante del Frente Nacional de extrema derecha se enfrentarán en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Francia. El escrutinio del próximo 7 de mayo marcará una novedad: la ausencia de los representantes de la derecha conservadora y de la izquierda socialista. Los analistas explican que esta situación se debe a una campaña electoral confusa en un país en que los partidos tradicionales no funcionan muy bien al igual que en el resto de Europa y en un momento en que en el mundo occidental europeo tienen lugar profundas transformaciones porque las instituciones no hacen frente a las evoluciones políticas y de la sociedad. “Quiero construir una mayoría para gobernar y para transformar las cosas, declaró el candidato favorito de las elecciones Emmanuel Macron poco después de saber los resultados de la primera vuelta de los comicios. “Dicha mayoría estará formada, según precisaba Macron, de personajes y talentos nuevos, y cualquier persona la podrá integrar. No voy a preguntar a los que se sumarán de dónde vienen sino si están de acuerdo con renovar nuestra vida política, asegurar la vida de los franceses, liberar las energías del mercado laboral de modo que cada una de estas personas pueda progresar en el seno de la sociedad indistintamente de dónde viene.
Al situarse en el polo opuesto en cuanto a su posición frente a Europa, Marine le Pen ha continuado su campaña electoral afirmando que los franceses tienen una oportunidad histórica. “Porque, según ella, el gran objetivo de estas elecciones es la mundialización sin reglas que pone en peligro la civilización. Los franceses tienen que hacer una elección simple: seguir el mismo camino, sin fronteras y sin protección, cuya consecuencia es deslocalizar los empleos, la competencia internacional desleal, la migración en masa y la libre circulación de los terroristas o elegir una Francia con fronteras que proteja los empleos, el poder adquisitivo, la seguridad y la identidad nacional.
Al analizar los resultados de la primera vuelta de las elecciones, Valentin Naumescu, conferenciante en la Universidad Babes-Bolyai de Cluj Napoca, considera que la clasificación del candidato proeuropeo Emmanuel Macron para la segunda vuelta es una buena noticia porque probablemente el próximo 7 de mayo será proclamado futuro presidente de Francia:
“A través de esta nueva presidencia, Francia seguirá en la UE y en la democracia liberal. Ésta es una buena noticia. Sin embargo notamos que los dos grandes partidos tradicionales de Francia, los republicanos y los socialistas han perdido el apoyo popular y demócratico fracasando por primera vez en la historia de la quinta república en clasificar a sus candidatos para la segunda vuelta. Es una señal de que asistimos a un cierto tipo de polarización política, en un nuevo eje. Si hasta ahora el eje de la polarización política era centro-derecha y centro-izquierda, con extremos por debajo del 10% y con partidos de centro insignificantes, ahora asistimos a un cambio espectacular de la zona política. Y se trata también de una polarización política e ideológica, de valores diferentes, pero este aumento de los extremos, de los populistas y de los movimientos nacionalistas antieuropeos de derecha o de izquierda han fomentado también una reacción de la mayoría racional, decente, del cuerpo democrático francés reunido alrededor del centro. Es decir se trata de una oportunidad inesperada concedida al centro político liberal, proeuropeo, de reinventarse políticamente y entrar en una competición contra la extrema derecha francesa de la cual esperamos que salga ganando.
La ascensión o la consolidación del extremismo genera una reacción normal de movilización al voto entre una mayoría racional, decente y equilibrada que quiere defender sus valores, ha dicho Valentin Naumescu:
No soy tan optimista como para decir que la ola populista antieuropea haya desaparecido. No ha desaparecido, sino que ha alcanzado el nivel más alto de toda la historia de posguerra de Europa, pero afortunadamente aún no ha formado una masa crítica capaz de ganar las elecciones. Y esta es la parte llena del vaso.
Según Valentin Naumescu, este aspecto puede ser considerado la señal más importante de las elecciones presidenciales de Francia, el hecho de que una parte importante, y afortunadamente mayoritaria en la sociedad francesa, quiere proteger sus valores, igual que los holandeses cuando se movilizaron el pasado 15 de marzo, y acudieron a las urnas en una proporción de un 83%. El pasado 23 de abril, en la primera vuelta de las elecciones francesas, el nivel de participación alcanzó un 80%. Se trata de modelos de compromiso político, de responsabilidad, y todo esto indica que no hemos perdido la batalla, ha dicho Valentin Naumescu. Lo cierto es que en el actual contexto internacional, estas elecciones presidenciales de Francia son tal vez las más importantes en las últimas décadas, ya que en esta ocasión, los franceses no elegirán solo a un presidente, sino también el camino de su país y de la UE en el futuro.