¿Qué pasaría en Bucarest, en caso de un gran terremoto?
Especialmente en la zona central de la capital, muchos edificios antiguos, construidos antes de 1977, son muy frágiles, pues han pasado décadas sin que ni siquiera los hayan renovado.
Roxana Vasile, 28.06.2023, 13:11
El 4 de marzo de 1977, a las 21:21 hora local, en la zona sísmica de Vrancea, al este de Rumanía, a una profundidad de 94 kilómetros, se produjo un terremoto de 7,4 en la escala de Richter. El movimiento sísmico se sentiría con fuerza en el país, especialmente en el sur y el este. También sacudió a los países vecinos: Serbia, Bulgaria y Hungría, pero también a otros países del centro y sur de Europa, así como a Rusia, hasta el norte de San Petersburgo.
En el terremoto del 77 —como lo identifican los rumanos cuando lo evocan de memoria o de oídas— 23 provincias, de un total de 40, se vieron gravemente afectadas. Hubo 1578 muertos y más de 11 300 heridos en todo el país, de los cuales 1424 muertos (es decir, el 90 % del total) y casi 7600 heridos solo en Bucarest. Entre los fallecidos se encontraban destacadas personalidades rumanas: el actor Toma Caragiu, el director Alexandru Bocăneț, la cantante Doina Badea, el historiador literario Mihai Gafița o el escritor Alexandru Ivasiuc.
La mayor parte de las muertes en la capital fueron consecuencia del derrumbe total o parcial de más de 30 edificios: bloques de viviendas de altura media o alta, algunos emblemáticos de la arquitectura de la ciudad. También se derrumbaron un hotel, un edificio de la Facultad de Química y el Centro de Cálculo del Ministerio de Transportes. La central termoeléctrica de Bucarest Oeste estuvo al borde de una explosión, como consecuencia del derrumbe de un techo y un incendio. Muchos otros edificios de Bucarest sufrieron daños graves o moderados.
Ahora, teniendo en la vista y en la mente los devastadores terremotos de principios de febrero en Turquía y Siria, y también evocando el de Rumanía en 1977, los rumanos constatan que las lecciones que ofrecen estos cataclismos naturales, en cuanto al fortalecimiento de edificaciones con riesgo sísmico, no se han aprendido.
El arquitecto Ştefan Dumitraşcu habla sobre la situación actual en Bucarest: Durante el periodo en que fui el arquitecto jefe de la Municipalidad, durante 2 años y medio, se identificaron estos edificios y se comprobaron técnicamente más de 180 de ellos, para establecer soluciones de seguridad o consolidación. Además, hace 2 años y medio, a través de la Administración Municipal de Consolidación de Riesgos Sísmicos, dependiente del Consejo General, había 81 proyectos en Bucarest para estas obras. Desafortunadamente, como resultado de cambios administrativos y de un concepto diferente, hoy en día hay cero obras de consolidación.
Especialmente en la zona central de la capital, muchos edificios antiguos, construidos antes de 1977, son muy frágiles, pues han pasado décadas sin que ni siquiera los hayan renovado. ¡Y ni hablemos de consolidación antisísmica!
Por eso, según Ştefan Dumitraşcu, no hay más tiempo que perder: Estamos, sin embargo, en la undécima hora, si no en la duodécima, para saber lo que debemos hacer. Una operación de consolidación no se hace de la noche a la mañana, es una obra que dura un año, un año y medio, en el caso de un edificio construido en 1940, digamos, con 8 o 10 pisos, en el bulevar Magheru, en la calle Victoriei… arterias importantes de la capital. Podemos, por un lado, como decía, educar a la gente, encontrar soluciones alternativas correctas para reagruparnos, ayudar e intervenir en caso de terremoto. Todo el mundo cree que ocurrirá un gran terremoto en la capital —y ciertamente ocurrirá, no discutimos esto—, en algún lugar, así que, en una hermosa tarde de primavera, salimos al parque y esperamos a que venga el ejército con los productos de la Reserva Estatal, para darnos a cada uno una botella de agua y una lata de carne. ¡No! Esto debe organizarse con mucha seriedad y, por supuesto, debe darse una gestión competente en el Municipio, para reanudar con urgencia los trabajos de consolidación.
El prefecto de la capital, Toni Greblă, también llama la atención de que no fue la falta de fondos lo que impidió la rehabilitación antisísmica de los edificios, sino…:
… la indolencia de algunas personas en la administración, que no preparan a fondo los proyectos para poder proceder con la rehabilitación, la consolidación antisísmica de los edificios. En los últimos 15 años, ningún municipio puede decir, especialmente el municipio de Bucarest, que no tenía dinero para la rehabilitación de edificios. Año tras año quedan sin consumir fondos del Ministerio de Fomento, fondos europeos, porque no somos capaces de trabajar para concretar proyectos de consolidación antisísmica y ponerlos en prácticaʺ.
La consolidación de edificios con riesgo sísmico se puede financiar íntegramente tanto con el presupuesto estatal como a través del Plan Nacional de Recuperación y Desarrollo (PNRR), previo registro en una plataforma digital específica. A la espera de que se consoliden sus viviendas, ¿podrían saber los rumanos cuáles son, al menos, las ciudades más seguras del país, en caso de un fuerte terremoto?
Mihail Diaconescu, sismólogo del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo de Física de la Tierra, responde a la pregunta:
“Por supuesto que podemos saberlo, pero no sé cómo de sano sería. ¿Qué debemos hacer, migrar todos a esas ciudades y despoblar parte del país? El problema es construir y consolidar lo que se ha dañado con el tiempo. En el momento en que comencemos a construir algo —no nosotros como individuos, sino como Estado, como empresas—, respetemos el código de construcción. Si se respeta este código de construcción, ya no hay peligro de que la casa se derrumbe sobre nosotrosʺ.
Entonces, ¿qué pasaría en Bucarest en la actualidad, en caso de un gran terremoto? Posiblemente, algo mucho peor que hace 46 años. Según los datos del Ministerio de Fomento, en Rumanía hay 2687 edificios, en diferentes clases de riesgo sísmico. La mayoría de ellos están en Bucarest, de los cuales varios cientos están en las clases de peligro I y II. Un análisis del Comité del Municipio de Bucarest para Situaciones de Emergencia muestra, sin embargo, que la situación es mucho más grave: en caso de un terremoto similar al de 1977, 23 000 edificios en la capital podrían sufrir daños importantes. De estos, 1000 podrían derrumbarse parcial o totalmente.