¡Cuando quiero comer pan, como pan!
Luiza Moldovan, 07.09.2022, 08:38
La relación del rumano con el pan tiene un pasado emocional y sensible. Si durante las hambrunas de la posguerra se daba cualquier cosa por un pedazo de pan, ahora, en plena era de consumismo ilimitado, se le buscan mayores pretensiones. También, durante los tiempos tristemente recordados del dictador Nicolae Ceaușescu, aunque el pan era negro, no se consideraba bueno. Ahora, lo buscamos negro porque los nutricionistas dicen que es más saludable. Sin embargo, tenemos otro problema: el pan negro tiene colorantes. Engorda, no engorda, es saludable o no mucho, ¿cómo sería mejor? Independientemente de lo que lea en internet, al rumano le encanta el pan y no se sienta a la mesa sin él.
Hablamos con el preparador físico Andrei Neagu, quien nos explica por qué sería mejor intentar evitarlo. ¿El pan es bueno o malo? Andrei Neagu, entrenador físico personal:
«Es una pregunta que me encuentro muy a menudo en el gimnasio. Me preguntan mis clientes, personas que frecuentan el gimnasio o personas que quieren una respuesta. No hay un pan bueno o malo. Solo hay un producto que, nutricionalmente, no puede ayudarte en ningún empeño: ya sea para la acumulación de masa muscular, o si quieres perder peso, o si quieres mantener un cuerpo tonificado… ¡no! ¿Por qué? Por el índice glucémico que tiene. Es bastante alto. Por ejemplo, la glucosa ronda los 100, el pan ronda los 70. En primer lugar, piensa en lo que te puede ofrecer un producto que compras por 500-600 gramos, por un leu cincuenta o dos leus (unos 30-40 céntimos de euro). ¿Qué contiene ese producto? Eso es lo que tienes que pensar primero».
Probablemente hayas notado que el pan que compras no se enmohece ni siquiera unos días después de haberlo comprado. Andrei Neagu explica de qué manera el proceso de fabricación del pan influye en el producto final:
«Otra muy buena pregunta: el proceso de elaboración del pan. Bueno. En casa puedes poner todo lo que quieras. Tienes muchas opciones: puedes hacerlo por 5 leus, puedes hacerlo por 20 leus, puedes hacerlo por 30 leus (desde 1 euro hasta 6 euros). Tienes harina de centeno, de trigo integral, de arroz, de cebada, puedes poner semillas, chía, lino, lo que tú quieras. Pero, por otro lado, en el área industrial, piensa que el 70-80 % de las fábricas respectivas usan aditivos, premezclas, usan estabilizantes, de tal manera que el pan quede esponjoso, sin moho, en el cuarto o el quinto día. Lo que no es normal para un pan o para un producto derivado de la harina, de cualquier clase, blanca, negra, etc.»
La masa madre está de moda. Las campañas de marketing, algunas muy ingeniosas, de internet han influido, poco a poco, en la impresión colectiva de que el pan con masa madre es superior, nutricionalmente, al pan hecho con levadura. De hecho, las cosas no son así: ni lo uno ni lo otro es mejor, dice Andrei Neagu, entrenador personal de fitness:
«Este tema, con respecto a la masa madre, es muy, muy discutido. Pero yo soy muy honesto: la masa madre es un agente fermentador para un proceso de fermentación. Nosotros, la gente —ya sea en esta industria (del fitness) o en cualquier otro campo, pero estoy hablando estrictamente de mi campo—, la gente sigue tratando de encontrar atajos, rodeos, algo que les dé comodidad, que les dé placer. Sí, no lo puedo negar, no se puede comer berenjena sin pan o sin icre (huevas de pescado). No se puede. Al mismo tiempo, buscamos algo más pomposo, más fuera de lo común, pero el proceso es el mismo, el valor nutricional es el mismo, sin kilos de más o menos o un cambio radical de cuerpo y cosas por el estilo. Es el mismo proceso, ya sea fermentado o elaborado de otra forma.»
Es hora de que los rumanos reciban una mejor educación nutricional, opina Andrei Neagu, quien llama la atención sobre el hecho de que ninguna de nuestras opciones alimentarias queda sin graves repercusiones en el organismo:
«Nosotros, los rumanos, no tenemos ninguna educación nutricional. Con lo que internet nos da ahora (un área de búsqueda muy grande), puedes aprender por ti mismo, puedes educarte solo, pero al mismo tiempo no quieres. ¿Por qué? Porque el pan es un producto que da placer. Por eso también crea adicción. En algunos casos es adictivo. Estimula tu cerebro y lo relaja. ¿Por qué? Debido al índice glucémico que es bastante alto. Por eso nosotros, los rumanos, no podemos renunciar a él. No tenemos un objetivo. No tenemos el deseo de hacer algo, y nos quedamos así, y nos basamos en la premisa de «tengo una vida, quiero comer, quiero beber, quiero sentirme bien». Pero cuando tu cuerpo no aguante más y vayas al médico, entonces será muy difícil. Como es la diabetes de tipo dos. Ahí tienes que dejar el pan blanco por completo, ya no te puedes permitir hacer muchas cosas».
El pan sobrecarga el cuerpo y ralentiza la actividad cognitiva. El índice glucémico alto puede enviarte al médico. En esencia, el pan no debería ser una opción diaria en nuestra dieta. Andrei Neagu:
«Sí, el pan engorda. Del tipo que sea. Ya sea integral, blanco, o con todo tipo de semillas. Sí. El pan engorda. Y lo digo desde el punto de vista de un deportista de alto rendimiento, lo digo desde el punto de vista de un entrenador, lo digo desde el punto de vista de una persona que quería cambiar, que tenía raquitismo de primer grado, el pan no me ayudó. Aunque como mucho, soy un gourmet, prefiero la pechuga de pollo, el brócoli y el arroz, en lugar de dos rebanadas de pan, que estoy convencido que alimentarán mi cerebro, que me saciarán, pero el cuerpo no responderá como es debido a las actividades diarias que tengo, los esfuerzos que tengo, los entrenamientos que hago. Y en todas las actividades que tengo dentro y fuera del gimnasio. Sí, el pan no aporta nada beneficioso al organismo».