Sociedad – «Casa Share»: un estado de ánimo
“No soy Superman ni sé lo que es ser un salvador del planeta, pero con buen corazón, mucha voluntad y compasión trato de cambiar la vida de algunos niños que no han tenido muy buena suerte.
Roxana Vasile, 23.03.2022, 14:36
“No soy Superman ni sé lo que es ser un salvador del planeta, pero con buen corazón, mucha voluntad y compasión trato de cambiar la vida de algunos niños que no han tenido muy buena suerte.
Así se describe a sí mismo Bogdan Tănasă, quien, a través de su asociación, “Casa Share, renueva o construye desde cero casas para rumanos desfavorecidos y construye un centro educativo y vocacional para niños necesitados en el área de Moldavia.
Tengo 48 años, en el fondo soy un empresario, tengo dos fábricas que producen briquetas y pellets. Nací en una comuna en la provincia de Iași, justo enfrente de un orfanato y desde entonces tengo el deseo de hacer el bien a la sociedad. Desde muy pequeño vi muchas cosas que pasaban allí, tuve la suerte de conocer a algunas personas que venían del extranjero para ayudar y aprendí mucho de ellos. Me fui al extranjero por un tiempo, muchos años, y me dije a mí mismo que si Dios me ayudaba alguna vez a ser capaz de ayudar económicamente, lo haría y precisamente esto lo he estado haciendo durante ocho años: trabajo por mi cuenta en la fábrica, pero el poco tiempo libre que tengo se lo dedico a «Casa Share» ʺ.
Muy poco tiempo libre, dice Bogdan Tănasă, pero muchos éxitos, añadimos nosotros. Durante los ocho años que lleva dedicándose a su asociación, Bogdan Tănasă ha construido, a partir de donaciones, no menos de 30 casas para personas necesitadas en áreas rurales.
La gente me pregunta cómo me las he arreglado para programar algo así, cómo me las he arreglado para pensar en algo así. Bueno, ¡ni siquiera lo he pensado ni lo he programado! ¡Salió del corazón, de mi deseo de hacer el bien! Hace ocho años, vi un reportaje en un periódico sobre seis niños que vivían solos con su padre, su madre los había dejado. Vivían en muy malas condiciones, uno de los niños quería un cochecito para jugar y me dije: «¡así no puede ser!» Fui a su casa, tenía que hacerles una estufa, porque no tenían calefacción donde vivían —eso no era una casa, era una choza—; no construí una estufa, construí toda una casa y, de una casa, he llegado ahora hasta 30 casasʺ.
Los beneficiarios de las Casas Share son todos personas cuya suerte se ha obstinado en no sonreírles en absoluto: madres con muchos hijos cuyos padres los han abandonado, dejándolos al borde de la subsistencia; personas que han perdido lo poco que tenían en incendios; ancianos extremadamente pobres que ya no pueden trabajar para conseguir lo que necesitan para el día a día… Con el tiempo, la asociación de Bogdan Tănasă se ha convertido en una minimarca muy conocida no solo en la región de Moldavia, sino en todo el país.
Seleccionamos estos casos donde vamos a ayudar, porque hay que ver a quién ayudas, hablamos con el trabajador social, el alcalde del pueblo, el cura, nos encargamos de ellos y les cambiamos la vida. «Casa Share» es lo que hace, ¡cambia vidas! Hacemos un seguimiento de los niños hasta la edad de 18 años e incluso después, vemos cómo están y si se van al extranjero, se van con contratos controlados por nosotros. Algunos de ellos, unos 16, han crecido en estos ocho años, se han hecho adultos y tienen diferentes trabajos. Yo les insisto y me pongo muy, muy firme para que se queden aquí en el país, para que arrimen el hombro en la construcción del país, porque necesitamos a estos niños. Crecieron con el espíritu de la «Casa Share» de ayudar a los demás.
¡Todas las personas a las que ayuda Bogdan Tănasă son importantes! Pero los niños desfavorecidos ocupan un lugar especial en su defensa de una oportunidad de normalidad: solo a través de la educación y una profesión pueden los jóvenes de familias pobres cambiar su rumbo de vida para mejor. Esta es la razón por la que la asociación Casa Share está a punto de poner en marcha un centro educativo y vocacional en la provincia de Iași.
Tiene 540 metros cuadrados, es bastante grande, como una escuela, con dos pisos, tenemos cuatro aulas grandes en las que tendremos 70 niños y dos talleres mucho más grandes que las aulas. En esos talleres tendremos diferentes personas que vendrán a trabajar con estos niños, a enseñarles: electricistas, fontaneros, carpinteros, etc. Básicamente, ¿qué hacemos allí para que todos los que nos escuchan nos entiendan? Después de la escuela (los mandamos a la escuela, ¡porque tiene diferentes ventajas!), llevamos a estos pobres niños al centro, les damos de comer, los educamos con los profesores y, después de que terminan sus deberes, vamos a estos talleres donde les enseñamos la ética laboral de un trabajo.
En otras palabras, el centro educativo y vocacional diseñado por Bogdan Tănasă será mucho más que una actividad extraescolar para niños necesitados: será su oportunidad para una vida mejor.
Además, a través de la asociación Casa Share, Bogdan Tănasă alimenta a las personas necesitadas todas las semanas o lleva a los ancianos al médico. Durante la pandemia, compró un aparato para testar Covid-19, tests, mascarillas y trajes de protección para el Hospital de Enfermedades Infecciosas de Iași. Y ahora, en medio del desastre de Ucrania, ha ido a la frontera de Siret para recibir a los refugiados.
Vine aquí y vi lo que estaba pasando. Muchas personas solidarias trajeron comida y todo lo necesario, ahí no falta nada gracias a la generosidad de los rumanos. Pero, siendo una persona más práctica —y por eso construyo casas, es decir, le enseño al hombre a pescar solo—, noté que las mamás cruzan la frontera después de estar en el frío durante 14-20 horas. Cruzan la frontera arrastrando dos maletas detrás, con tres niños delante con un osito de peluche bajo el brazo. Necesitan llegar rápidamente a un entorno seguro y cálido. Entonces, junto con otra amiga mía de la asociación «Gura Humorului», encontré 14 pensiones, pedí a los dueños que las abrieran, las abastecí de alimentos, con productos no perecederos y las llevé en minibús directamente desde la frontera hasta las pensiones, donde todavía ahora decenas y decenas de madres con niños siguen alojadasʺ.
En pocas palabras, Bogdan Tănasă es un ejemplo para muchos de sus semejantes, a través de la asociación “Casa Share ha despertado recursos humanos insospechados, vitales para sanar una sociedad cada vez más individualista y apática. Dice que la ayuda que ofrece es muy buena en primer lugar para su alma y la recomienda a todos aquellos que puedan seguir su ejemplo.