Niños especiales con necesidades especiales
La historia de hoy trata sobre la implicación personal y colectiva por el deseo de hacer el bien en la comunidad donde y cuando sea necesario.
România Internațional, 26.01.2022, 12:59
La historia de hoy trata sobre la implicación personal y colectiva por el deseo de hacer el bien en la comunidad donde y cuando sea necesario. Un bien que, si se empieza, puede rodar como una bola de nieve, ganando proporciones cada vez mayores.
Alina Dina-Tănasie, graduada en bioquímica, ha decidido asistir a una segunda facultad: la de psicología. Actualmente, es profesora de niños con necesidades especiales y presidenta de la Asociación Autenticidad, Variedad, Aceptación (AVA) de Râmnicu Vâlcea (sur). Sin embargo, ella es principalmente madre de dos niños, uno con autismo. Al principio, quería conocer las necesidades especiales de su hijo para ayudarlo. ¿Qué pasó después?
“Mi hijo pequeño fue mi motivación. Me motivó, me retó a descubrir muchas más cosas, muchas más formas de ayudarlo. ¡Realmente quería ayudarlo! ¡Al principio no creía que algo así me pasaría a mí! Yo no lo acepté, lo negué todo, hasta que me di cuenta de que, en efecto, esta es la realidad y que, si no hacía algo por mi hijo, aparte de lo que hacía en las terapias, no podría estar tranquila conmigo misma. Necesitaba saber más, aprender más, y entonces leí, aprendí a trabajar con él, tuve la disponibilidad de los terapeutas con los que trabajaba, les pedí que me dejaran ver lo que hacían allí. Después empecé a comprar materiales yo misma y, poco a poco, de alguna manera volví a mi primer amor, la psicología, e impulsada por este deseo de hacer por los demás, cuando vi cuánto podía lograr por mi hijo, me dije: «¡definitivamente puedo hacerlo también para los demás!» De alguna manera, ¡tenía el material didáctico y práctico en casa! Hace cinco años, yo estaba esperando a que mi hijo saliera de terapia, y pensé en cómo sería tener un centro de servicios del que se beneficiaran niños que de alguna manera estaban separados en nuestra ciudad; como un sueño, ¡qué hermoso sería este centro!ʺ
Cinco años después, el sueño de Alina Dina-Tănasie se ha hecho realidad. En Râmnicu Vâlcea, en unos días abre el Centro Psicosomático Multifuncional para niños con necesidades especiales. Allí disfrutarán de servicios de recuperación mental, emocional y física, y a sus familias —espera su fundadora— les volverá la sonrisa, la tranquilidad y el equilibrio.
«Este centro quiere dar apoyo tanto a los padres como a los niños con discapacidad de nuestro municipio, lo que significa, en primer lugar, la correcta evaluación de los niños, orientación a los padres, talleres de padres con niños, talleres de niños típicos con niños especiales, fisioterapia, logopedia y terapia 3C. La terapia 3C significa una recuperación psicomotriz: concentración, concienciación y coordinación. Un niño que entre en este programa conseguirá volverse autónomo desde el punto de vista psicomotriz y, así, podrá tomar conciencia de su propio cuerpo, estar más concentrado, coordinarse mejor, logrando adaptarse al medio externo. Así, la recuperación neuropsicomotora será muy, muy buena”.
Según Alina Dina-Tănasie, en toda la región sur de Rumanía —Oltenia—, en el año escolar 2019-2020, se matricularon casi 7700 niños con necesidades educativas especiales y casi 1500 con discapacidad. En comparación con el año escolar anterior, su número ha disminuido en más del 4% debido, dice ella, a la muy complicada integración en el sistema educativo rumano. ¡Y los años de la pandemia ciertamente han agravado la situación! Sin embargo, se espera que el Centro Psicosomático Multifuncional pueda facilitar la acomodación de niños especiales en las comunidades escolares y en la sociedad en su conjunto. De nuevo, Alina Dina-Tănasie:
“Recibimos con los brazos abiertos a niños con cualquier tipo de discapacidad, física o mental, refiriéndome con física a tetraparesia espástica, niños en silla de ruedas, que se mueven de esta manera; y con mental, me refiero a autismo, síndrome de Down y varias discapacidades mentales y todo tipo de discapacidad intelectual. También disponemos de servicios de logopedia, incluyendo a niños típicos que tienen dificultad para pronunciar determinadas letras, sílabas… ¡Y son bienvenidos junto a los niños especiales!”
¿Qué pasa con los padres? ¿Qué apoyo se puede esperar de este Centro?
“No es ninguna vergüenza el pedir ayuda. No es vergonzoso decir que no puedes más. Hay muchos estados por los que pasa un padre de un niño con discapacidades. En primer lugar, está claramente el shock inicial. Entonces ciertamente vendrá la negación. Después de la negación, seguro, seguro, habrá una especie de depresión, luego una especie de revuelta: ¿por qué me está pasando todo esto a mí?»¿Qué he hecho para merecer esto?». Y, poco a poco, cuando empezamos a hacernos preguntas, seguro que aparecen las respuestas y, si estamos atentos, aparecerá también gente que nos ayude. Este es el primer paso, de hecho, este es el camino para llegar a ser buenos con nosotros mismos y aceptar a nuestro propio hijo y, muy importante, aceptarnos a nosotros mismos, como padres de un niño con discapacidad”.
Alina Dina-Tănasie no está sola —¡no podría haberlo estado!— en hacer realidad su sueño de ayudar a los niños con necesidades especiales en el municipio de Vâlcea. Hablábamos, de hecho, al principio, sobre el bien que puede rodar como una bola de nieve, si las personas de las comunidades locales toman en serio su destino y su papel y deciden que es necesario actuar. Una de las aproximadamente 20 fundaciones comunitarias en Rumanía opera en Râmnicu Vâlcea. A través de las acciones de estas fundaciones que nacen de la generosidad y el deseo de los habitantes de una ciudad de generar un cambio positivo en sus comunidades, toman forma proyectos en educación, salud, medio ambiente o cultura. Las fundaciones comprenden mejor las necesidades y oportunidades locales, y su objetivo es construir puentes entre los donantes y las causas, entre las necesidades y las soluciones. Esto es lo que hizo la Fundación Comunitaria de Râmnicu Vâlcea cuando se enteró del sueño de Alina Dina-Tănasie de crear un Centro Psicosomático Multifuncional:
«Nos ayudaron muchísimo en la primera fase. De alguna manera, ellos han sido nuestros ángeles de la guarda, en ese momento nos apoyaron mucho y creyeron en nosotros y en nuestro proyecto y, sí, la Fundación Comunitaria Vâlcea es una fundación muy querida para nosotros y luego, también con su ayuda, logramos llegar a la Asociación Buen Día en la que está Melania Medeleanu (ed. ex estrella de televisión), quien también creyó y sigue creyendo en nosotros y nos apoyó, y gracias a ella estamos aquí con el trabajo que hacemos y todos los proyectos y el plan que tenemos.ʺ
Desde el establecimiento de las primeras fundaciones comunitarias en Rumanía en 2008, se han destinado decenas de millones de leus a miles de proyectos que transformarán para bien las comunidades locales. Y el Centro Multifuncional Psicosomático de Râmnicu Vâlcea, destinado a niños especiales con necesidades especiales, soñado y creado por Alina Dina-Tănasie, es uno de ellos.