Un grave problema de contaminación: la quema de residuos
Debido a las restricciones de circulación impuestas por la situación de la pandemia, la contaminación en las grandes áreas urbanas parecía haber disminuido, especialmente durante el estado de emergencia en la primera parte del año 2020.
Christine Leșcu, 08.12.2021, 18:36
Debido a las restricciones de circulación impuestas por la situación de la pandemia, la contaminación en las grandes áreas urbanas parecía haber disminuido, especialmente durante el estado de emergencia en la primera parte del año 2020. Entonces, en Rumanía, el tráfico de automóviles e, implícitamente, los gases nocivos generados por ellos se redujeron sustancialmente, especialmente en la ciudad de Bucarest, situada en el segundo lugar respecto al nivel de contaminación entre las capitales europeas. Sin embargo, en esa ocasión, se evidenció también con mayor intensidad un fenómeno algo ignorado antes: la quema de residuos en la zona rural que rodea Bucarest. Los bucarestinos que viven en las zonas periféricas sentían y aún siguen sintiendo el humo denso y el olor sofocante específico de estos incendios. Como en otros casos, la señal de alarma la hizo sonar la sociedad civil. Oana Neneciu, coordinadora de la red de sensores ambientales Aerlive y miembro de la asociación ambiental Ecopolis, describe la situación.
“Lamentablemente, de manera oficial, nosotros no tenemos datos de las autoridades públicas que deberían hacerse cargo de este fenómeno. No tenemos datos concluyentes. Solo tenemos información de aquellos que estuvieron en el lugar o información que hemos observado cuando estábamos sobre el terreno. Se trata de materiales procedentes de desguaces de automóviles, en su mayoría neumáticos, y en general materiales que no se pueden reaprovechar. Se llevan a los campos o espacios que pertenecen a algunas comunidades alrededor de Bucarest, pero también al municipio de Dambovita, por ejemplo. Se llevan allí y, como hay bastantes, se queman de vez en cuando. Simplemente, los prenden fuego los miembros de las comunidades de las aldeas que, según entendemos, se ocupan de los desguaces. Pero no podemos decir mucho, porque no tenemos datos oficiales sobre esto. Es por eso que nosotros, los miembros de la organización no gubernamental Ecopolis y de Aerlive, comenzamos una campaña llamada «Aire quemado» este otoño. Intentamos documentar este fenómeno para ver de dónde provienen los materiales respectivos, qué les pasa, por qué terminan siendo quemados en los campos y por qué los respectivos ayuntamientos no reaccionan con más firmeza. Por ejemplo, queremos saber por qué no los recogen los trabajadores de saneamiento que trabajan en esas áreas para que se puedan incinerar estos materiales.
Descubrimos cuán dañinos son estos incendios a partir de un estudio reciente realizado por Aerlive con el apoyo del Instituto de Física Atómica de Magurele. Este estudio muestra que, al incinerar desechos en estufas domésticas, las partículas de tipo PM10 que contienen sustancias químicas cancerígenas se liberan al aire en una cantidad significativamente mayor que cuando se quema leña. También se ha constatado que la incineración de desechos plásticos (PET, espuma de poliuretano, ropa) libera en el aire hasta 700 veces más hidrocarburos con una toxicidad miles de veces mayor en comparación con las emisiones generadas por la quema de madera. Sin embargo, al mismo tiempo, el fenómeno ha adquirido una magnitud lo suficientemente grande como para atraer la atención de las autoridades. Por ejemplo, la Oficina de Inspección de Situaciones de Emergencia (ISU) informó en 2020, con respecto a Bucarest-Ilfov, de más de 130 intervenciones sobre el terreno relacionadas con la quema de residuos, habiéndose quemado en total más de 870 toneladas de residuos. Oana Neneciu:
“La ISU informa de las intervenciones que realiza en propiedades privadas donde se producen estos incendios provocados no controlados, es decir, alrededor del patio o incluso en los patios de algunas personas, por ejemplo. Pero los incendios en el campo, que son bastante frecuentes, son extinguidos por quienes los inician incluso antes de que llegue la ISU. En el campo estuvo la Agencia de Protección Ambiental cuando realizó una serie de inspecciones extensivas en primavera y de alguna manera logró documentar un poco este problema en el pueblo de Sintesti. Pero, de hecho, no tenemos muchos datos sobre este tema y esto también nos parece preocupante. Es por eso que de alguna manera estamos tratando de presionar a las autoridades para que encuentren una solución.
Una explicación de la existencia de cantidades tan grandes de residuos no recolectados y no depositados como deberían, nos la ofrece la Comisión Europea, que envía a Rumanía frente al Tribunal de Justicia de la Unión Europea por incumplimiento de la directiva sobre el depósito de desechos. Rumanía simplemente no ha rehabilitado un número suficiente de vertederos para que los desechos se depositen de manera que no afecten a la salud humana y no contaminen el medio ambiente. La Asociación para la Protección de la Naturaleza y el Medio Ambiente, dirigida por el activista Bogdan Tucmeanu, se ocupa de la situación de los vertederos en los alrededores de Bucarest desde hace varios años. Escuchémoslo.
“En la actualidad, en la parte noroeste de la capital existe una aglomeración de operadores de saneamiento y almacenamiento de residuos. Son alrededor de 6 o 7 empresas que tienen este objeto de actividad, además de uno de los objetivos más importantes: el depósito de desechos de la capital, es decir, del Ayuntamiento General cerca de la localidad de Rudeni, ubicado de hecho en el territorio del sector 1. Año tras año, los problemas de contaminación se van agravando. Todas estas instalaciones de las que he hablado, a las que se suman muchos objetivos industriales, son sumamente contaminantes. Son muchos los objetivos industriales o semiindustriales que, a su vez, contribuyen enormemente a la ya clásica contaminación generada por el tráfico y la calefacción residencial.
Los vertederos que no cumplen con las normas emiten olores fuertes, así como sustancias químicas nocivas y los desechos que no caben en estas instalaciones anticuadas parecen acabar siendo quemados. Además, la quema parece tener también causas económicas. Por ejemplo, los neumáticos y cables eléctricos se queman para que el metal del interior se pueda aprovechar después de que la goma se haya derretido. Bogdan Tucmeanu:
“Sí, desafortunadamente, es una moda triste y una forma extremadamente tóxica elegida por una categoría de personas que han optado por ganarse la vida de esta manera. El problema es que no podemos cuantificar toda la miseria que queda como resultado de estas quemas de desechos que se hacen para la recuperación de algunos materiales, especialmente de metales raros. Una vez más, nos enfrentamos a la misma falta de coherencia y de acción por parte de las instituciones. Lo ejemplificaría con un episodio aparentemente divertido, pero que de hecho resulta dramático. Una vez se produjo un incendio en una de estas empresas de reciclaje de residuos. 15 minutos después de nuestra llegada allí, el sistema 112 dio un mensaje de alerta avisando de un incendio de vegetación, aunque los bomberos ya estaban en el lugar.
Recientemente, sin embargo, se ha presentado un proyecto de ley en el Senado que contiene la propuesta de que la quema ilegal de desechos constituya un delito y se castigue con prisión de 6 meses a 3 años o con una multa.