Cómo ha afectado la pandemia al estado mental y emocional de los niños
Más de un año de pandemia, restricciones de todo tipo, escuela en línea, cursos físicos pero con alto riesgo para la salud… todo esto sin duda ha afectado al bienestar emocional de los más jóvenes.
România Internațional, 24.11.2021, 18:30
Lo asegura también un análisis realizado por la asociación Salvati Copiii, que durante este periodo ha ofrecido asesoramiento psicológico gratuito a estudiantes de varias ciudades. Esto es lo que se ha constatado, según una encuesta realizada entre quienes han hecho uso de estos servicios: uno de cada tres niños ha experimentado ansiedad y ha necesitado asesoramiento y apoyo psicoemocional, siendo este porcentaje mayor entre los adolescentes, que llega casi al 50 %. Asimismo, el 90 % de los niños que han necesitado terapia psicológica en el último año han desarrollado problemas emocionales relacionados con este contexto de la pandemia. Desafortunadamente, aún no existe una investigación exhaustiva y oficial sobre este tema. Por otro lado, existen datos sobre cómo la escuela ha informado a sus alumnos sobre el peligro de la pandemia y cómo ha aplicado las medidas de seguridad sanitaria en las aulas, medidas que obviamente influyen en el bienestar emocional. La asociación Salvati Copiii, en colaboración con el Consejo Nacional de Estudiantes, ha realizado también una encuesta sobre estos temas, titulada «Te sientes seguro en tu escuela», a la que han respondido casi 22 000 estudiantes. Lo que se ha encontrado en esta ocasión nos lo cuenta Silviu Morcan, presidente del Consejo Nacional de Estudiantes.
“En cuanto a las actividades de información, notamos que la información relativa a la prevención de la transmisión de enfermedades se ha realizado de forma cualitativa en la mayoría de las instituciones educativas. Más del 86 % de los estudiantes han indicado que entendían completamente la información proporcionada por el personal de la escuela. Porcentajes mucho menores de encuestados han declarado que necesitaban más aclaraciones sobre cómo limitar la propagación del virus SARS-COV-2 o que ni siquiera recibieron información sobre el tema. Las campañas de información sobre vacunación que deberían haberse organizado en las escuelas han llegado a menos estudiantes. Más de un tercio de los encuestados, alrededor del 36 %, ha afirmado que tales campañas se llevaron a cabo en su escuela”.
En estas condiciones, ¿se percibe la escuela como un lugar seguro desde el punto de vista sanitario? Silviu Morcan también responde.
“La sensación de seguridad que da la escuela a los alumnos era otro tema que queríamos tocar. Y, a pesar de la alta frecuencia con la que se han reportado situaciones por las que se vuelve al modo online por enfermedad de un compañero, podemos ver que la sensación de seguridad en la escuela subsiste en gran medida, siendo la media con respecto a la muestra de 3,53 puntos sobre 5, donde 1 significa «nada seguro» y cinco «completamente seguro». Más de la mitad de los encuestados han indicado altos niveles de esta sensación de seguridad. También, las respuestas a la pregunta abierta al final de nuestra consulta son muy diversas; las opiniones se dividen por igual entre quienes desearían una transición total al ámbito en línea y quienes dicen que la escuela presencial es una opción segura y preferida. Las opiniones sobre las medidas de prevención, como las mascarillas o el distanciamiento, están igualmente divididas, ya que una parte quiere aplicarlas de manera más estricta y otra parte quiere renunciar a estas medidas por completo”.
Sin embargo, la ansiedad y la forma en la que esta aparece son extremadamente insidiosas, es difícil decir qué desencadena exactamente este trastorno y cómo se manifiesta. Asimismo, es difícil determinar si la escuela exclusivamente o todo el contexto de la pandemia es lo que causa la ansiedad. En cualquier caso, las autoridades reconocen que en la actualidad no existe una herramienta para recopilar datos sobre el estado psicoemocional de los estudiantes. Pero, aun así, hay algunas pistas que los profesores pueden observar y tratar de resolver con la ayuda de psicólogos escolares, según cree Radu Szekely, asesor del ministro de Educación.
“A partir de nuestras discusiones, llegamos a una conclusión con la ayuda de varios especialistas: la ansiedad existe entre los niños y jóvenes en las escuelas, pero no se nota lo suficiente. Los niños no verbalizan esta ansiedad. Y a nivel emocional se manifiesta con gestos de miedo, expresiones de pánico, a veces, quizás, con falta de interés también a nivel cognitivo. En otras ocasiones, los niños preguntan sobre ciertas cosas que, indirectamente, muestran que tienen otras preocupaciones, mientras que nosotros en el sistema educativo muchas veces respondemos a la pregunta directamente sin analizar lo que hay detrás. Pero es el papel del docente y de los padres, y quiero creer que en breve también del psicólogo escolar que estará en cada colegio para observar las señales anteriores, identificar sus causas y solucionar estas situaciones, sobre todo porque, cuando la ansiedad es alta, algunos niños y jóvenes presentan incluso manifestaciones somáticas”.
Además, en casa los padres deben observar atentamente a sus hijos y hablar con ellos, aunque «somos una sociedad que tiende a reprimir las emociones y los niños no tienen la oportunidad de expresar sus sentimientos», dice la psiquiatra Carmen Trutescu.
“Cualquier cambio en la rutina o en el comportamiento es una señal de alarma. Si un niño solía dormir de 10 a 12 horas al día y ahora duerme de 18 a 20 horas o no duerme nada, si cambia la forma de comer, si está extremadamente irascible, porque la ansiedad es difícil de expresar con palabras, pero la irascibilidad puede ser un indicio; todo esto significa que algo está sucediendo. No esperamos que los padres hagan el diagnóstico, pero ellos pueden notar el cambio en su estado emocional. Además, que sea ansiedad, depresión, una enfermedad de adaptación, bullying u otro sufrimiento, esto lo establece el especialista que atiende al niño. Sería ideal que lo consultara con el profesor y así tener esta doble perspectiva. Así que me gustaría mucho que los profesores realmente pudieran también notar estos comportamientos que son atípicos: el hecho de que un niño no se levante del asiento, que no hable con los demás, que llore, que no coma durante el recreo. Un niño que no habla en público, que no habla frente a otros compañeros puede tener una peculiaridad de desarrollo”.
La oportunidad para que profesores y padres colaboren en este sentido en el contexto escolar podría ofrecerse a través de una reciente iniciativa legislativa: la creación de oficinas psicológicas en cada institución educativa donde se realicen pruebas frecuentes a los niños y donde también se encuentren soluciones para remediar así los trastornos psicoemocionales detectados. Por el momento, sin embargo, esta iniciativa se encuentra en debate parlamentario.