Efectos sociales de la pandemia en las actividades culturales
Debido a las graves consecuencias socioeconómicas, la pandemia ha afectado duramente al sector cultural.
România Internațional, 31.03.2021, 17:49
Los teatros y cines se han visto obligados a cerrar, los artistas han suspendido sus funciones y las galerías de arte han perdido a sus visitantes. Todo esto ha tenido repercusiones no solo en el estado de ánimo del público en general, sino también, obviamente, en los medios de vida de aquellos que trabajan en la cultura. A principios de año, más de un centenar de organizaciones culturales independientes de Rumanía enviaron una carta abierta al Ministerio de Cultura con propuestas para dar apoyo al sector durante los tiempos que vienen y, a su vez, denunciaban el desinterés de las autoridades al respecto. La situación ni siquiera es buena en Bucarest, donde se encuentra el mayor mercado de productos culturales del país. Del mismo modo, la financiación que ofrece el Ayuntamiento ha quedado suspendida durante dos años y la Estrategia Cultural para Bucarest 2016-2026 nunca se ha llegado a aplicar por completo. En estas circunstancias, la Administración local ha celebrado recientemente una reunión en línea con varias asociaciones culturales independientes para realizar consultas relacionadas con los siguientes planes. Cristian Neagoe, el organizador del evento Street Delivery, ha destacado la importancia de acercar la gente a su ciudad, incluso en esta época de restricciones, aunque sobre todo en el futuro. Lo cuenta Cristian Neagoe:
«Es un evento manifiesto en el que, básicamente, se cierra una calle a la circulación de automóviles y la abre a la gente, concretamente a proyectos culturales e iniciativas cívicas. Parte del espacio público se reivindica mediante la cultura, muy necesaria al menos para Bucarest. Todos sabemos que vivimos en una ciudad que es una gran zona de estacionamiento y que muchas veces no existen lugares en que la cultura pueda salir a la calle. Está claro que tenemos muchos espacios culturales cerrados, pero fíjense en que la experiencia de la pandemia, y no solo eso, nos ha mostrado que es muy importante disponer de espacios al aire libre donde la gente, las comunidades o tribus urbanas estén juntas, para intercambiar ideas, crear eventos, y no solo para consumirlos, y quizá proporcionar un modelo de ciudad para las personas. Existe un mantra en la arquitectura: “if you build it they will come” (si se construye un edificio, este se habitará). También funciona en el caso de los espacios públicos reales que pueden convertirse en una especie de ágora o espacio de diálogo. Por eso, básicamente luchamos por peatonalizar algunas calles y devolverlas al circuito público cultural y arquitectónico.»
De este modo, se ganaría algo más: el acercamiento de los ciudadanos al patrimonio de inmuebles de Bucarest, descuidado e ignorado, de modo que pongamos en valor algunos símbolos arquitectónicos de la ciudad. Los teatros independientes, así como los públicos, también han sufrido durante en la pandemia, como nos ha contado Andrei Grosu, representante de la sala unteatru:
«Hablaré desde el punto de vista de los teatros con espacio para espectáculos. Conozco los problemas del teatro independiente y de aquellos que tienen que gestionar un espacio y sobrevivir en ese mismo espacio. Este año de pandemia ha sido muy, muy complicado para todos. Nos resulta muy difícil sobrevivir, así que para un teatro independiente que dispone de un espacio, “sostenibilidad” es la palabra que usamos en todos los proyectos que proponemos a ARCUB (Centro Cultural Municipal de Bucarest) y a la AFCN (Administración de los Fondos Culturales Nacional), esa sostenibilidad de la que todos hablan, es el motivo por el que es muy importante que existan proyectos plurianuales o financiamiento plurianual. Eso sería lo más importante para nosotros. No hacemos planes para unos cuantos meses, ni siquiera para un año, sino que lo planteamos todo a dos años vista. La mayoría de los espacios independientes tienen entre seis y quince estrenos por año. Si tuviéramos una financiación plurianual en la que basarnos, podríamos diseñar la temporada de ese modo, sin que nos supusiese grandes problemas.»
Fundada en 1996 como servicio público de cultura, ARCUB actúa como un enlace entre las autoridades locales y la sociedad civil. Sin embargo, desafortunadamente, el Ayuntamiento de Bucarest interrumpió la financiación de los proyectos para el sector cultural independiente entre 2018 y 2020, y ARCUB se encuentra subordinado a esta partida. Lo explica Mihaela Păun, directora de la institución:
«En mayo de 2018, el Ayuntamiento insistió en que les entregáramos todos los documentos, diciendo que durante el mes octubre o noviembre reanudarían este programa de financiación. El programa de financiación nunca se ha vuelto a reanudar. Por este motivo, ahora estamos reanudando los procedimientos. Eso es lo que queremos, retomar el período de financiación. Además, hemos intentado pensar en otros mecanismos, precisamente porque entendemos que son necesarios. Somos conscientes de que es un año con grandes problemas, por eso hemos pensado en cinco tipos de mecanismos de financiamiento.»
Desafortunadamente, ya que la burocracia es característica de las instituciones culturales, los proyectos financiados con estos mecanismos solo podrán comenzar en julio. Lo que suceda mientras tanto sigue siendo motivo de preocupación para los operadores culturales independientes. Aun así, hay que resaltar su importancia socioeconómica, como señala la exministra de Cultura, Corina Șuteu, actualmente asesora sénior del proceso de planificación de la Estrategia Cultural de Bucarest:
«La cultura es una inversión y es una inversión en la economía. En realidad, la cultura es un motor económico y la pandemia ha demostrado todavía más que mediante la cultura y el arte se aceleran procesos que, de otro modo, quedarían estancados. Hay bloqueos, pero hay bloqueos sobre los que tiene que reflexionar mucho la Administración local central, aunque también los operadores culturales, quienes tienen que dejar de verse a sí mismos como operadores a los que se tiene que ayudar. Deben considerarse a sí mismos como recursos de creatividad, de inventiva, capaces de ofrecer soluciones de contenido que, en estos momentos, son muy necesarias.»
Versión en español: Víctor Peña Irles