Viviendas sobrepobladas
De los 27 Estados miembros de la Unión Europea, Rumanía ocupa el primer lugar respecto a las viviendas sobrepobladas.
Luiza Moldovan, 01.09.2021, 17:08
De los 27 Estados miembros de la Unión Europea, Rumanía ocupa el primer lugar respecto a las viviendas sobrepobladas. Un 45,8% de la población de Rumanía vive en viviendas de este tipo, es decir que hay un número insuficiente de habitaciones para el número de personas o para la edad de las personas que viven allí. Bulgaria (con un 41,1%), Croacia (con un 38,5%), Letonia (con un 42,2%) y Polonia (con un 37,6%) también registran porcentajes récord. Estas son las estadísticas ofrecidas por Eurostat, que ha añadido que los Estados miembros con los niveles más bajos respecto a las viviendas sobrepobladas son Chipre (un 2,2%), Irlanda (un 3,2%), Malta (un 3,7%) y los Países Bajos (un 4,8%).
Las viviendas consideradas sobrepobladas son también aquellas en las que los niños juegan en la misma habitación en la que los padres intentan trabajar desde casa durante la cuarentena causada por la pandemia de COVID-19. Además, los entornos sobrepoblados pueden presentar un mayor riesgo de propagación del virus, según ha escrito Eurostat. La sobrepoblación de la vivienda tiene un impacto psicológico significativo. La persona no tiene un espacio personal, y mucho menos intimidad. La psicóloga Daniela Ionescu ha hablado del efecto en el ser humano:
“El ser humano tiene a su alrededor un lugar en el que se siente bien si está solo. Lo siente como una extensión de su cuerpo. Nuestra casa, nuestro coche, el bolígrafo con el que escribimos o incluso la silla en la que nos sentamos en el escritorio se sienten como si fueran parte de nosotros. Es decir que los extraños no se pueden acercar. Se pueden acercar solamente las personas con las que uno tiene buenas relaciones (los padres, la pareja o los amigos cercanos). La delimitación clara de la parte del entorno en la que nos podamos sentir propietarios está relacionada con la necesidad de estar en contacto con nosotros mismos, con nuestra esencia. Aquí nos analizamos el estado de ánimo, nos preguntamos, hacemos planes y proyectos. Si uno vive con otras personas y le falta el espacio que pueda controlar totalmente, en el que pueda sentir comodidad y seguridad, tiende a despersonalizarse. Y se vuelve vulnerable. De alguna manera, la vida ya deja de pertenecerle. Se confunde con los demás, vive a través de los demás. Más para los demás que para uno mismo, se embrutece. Los rumanos tienen una expresión: ¡no te metas en mi alma! Si uno entiende el principio del espacio personal, puede evitar los malentendidos. Aprende a ser consciente de uno mismo y de los demás. Aprende a poner límites y a rechazar. De esta manera, uno tiene confianza y respeto por la relación consigo mismo y con lo demás. Además mejorará su salud, evitará la propagación de los virus y las bacterias manteniendo esta distancia.”
Los niños también necesitan espacio personal. Los adultos tienen que entender esto para tener un niño equilibrado. Daniela Ionescu:
“La violación del espacio personal se siente como si un extraño entrara en tu casa sin invitación. Se activa el mecanismo de respuesta al peligro, de lucha o de huida. Aumenta la producción de adrenalina, y uno tiene un estado de incomodidad, se pone nervioso e inquieto. Aumenta también la agresividad. Si continúa la violación de las fronteras personales, como pasa, por ejemplo, en las viviendas sobrepobladas, y uno no puede hacer nada para que el peligro deje de existir o para que se aleje de él, las emociones negativas se interiorizan. Hay ataques de ira, conflictos y estrés. Hay un tipo de inicio de autodestrucción, porque la incapacidad interior afecta a la parte física y también mental. Así que finalmente, es posible que uno se ponga enfermo. Pero lo más grave es el caso de los niños. Los adultos no entienden que, después de los 3 o 4 años, los niños también necesitan un espacio íntimo y personal: entran en su habitación sin llamar a la puerta, les abrazan sin permiso y les obligan a hacer ciertas cosas. Incluso si el padre tiene buenas intenciones, este comportamiento hará que el niño sea una víctima de los maltratos físicos, emocionales, pero también sexuales. Así que, por muy pequeño que sea el lugar en el que viven, hay que delimitar unos 12 metros cuadrados solamente para el niño y su universo. Hay que respetarlo, y de esta manera será un adulto equilibrado.”
El espacio personal se siente de forma distinta, según cada cultura, civilización y sexo. Si los hombres son más agresivos a la hora de delimitar su territorio, las mujeres pueden tolerar más fácilmente la violación de sus límites personales. Daniela Ionescu ha explicado lo siguiente:
“El espacio personal debe considerarse a través de cada cultura, civilización, sexo y costumbres individuales. Sí, la explosión demográfica y la sobrepoblación han reducido nuestro espacio personal y han aumentado nuestra tolerancia a la intrusión. Por ejemplo, si uno nace y crece en un piso pequeño, lleno de muebles, rodeado por sus hermanos, abuelos, posiblemente algunas mascotas, seguramente subirá a los buses congestionados y le gustarán las colas. Para aquella persona, la congestión muestra seguridad y comodidad. Pero que no le sorprenda si yo, que nací y crecí en el campo, en grandes espacios, respondo inmediatamente e incluso de forma agresiva ante el acercamiento forzoso. Los hombres delimitan inmediatamente su territorio más grande. Responden ante cualquier intento de violarlo. Las mujeres, por su naturaleza, necesitan cercanía y cariño. Por lo tanto, pueden tolerar más fácilmente la intrusión en su espacio personal. En Estados Unidos, pero sobre todo en los países anglosajones, la distancia personal es muy grande (si uno estirara los brazos, apenas tocaría los dedos de la otra persona). En Europa, la distancia es más reducida, y en Asia, los 40-50 centímetros que para nosotros significan intimidad, para ellos es distancia social. Los científicos han afirmado que, violando el espacio personal, cambiamos a los demás, los convertimos en objetos, evitando el contacto físico y visual con ellos.”
También el año pasado, un 70-75% de la población en Malta, Chipre e Irlanda vivía en viviendas consideradas demasiado grandes para las necesidades de sus habitantes. Otros países miembros en los que más de la mitad de la población vive en viviendas de este tipo son España, Luxemburgo, Bélgica y los Países Bajos. En cambio, menos de un 15% de la población vivía en lugares de este tipo en Rumanía (un 7,7%), Letonia (un 9,6%), Grecia (un 10,7%), Bulgaria (un 11,5%), Croacia (un 12%), Eslovaquia (un 14%) e Italia (un 14,2%).
Versión española: Monica Tarău