Una ciudad más limpia y amigable, adaptada al período pospandémico
¿Cómo conviviremos con el nuevo coronavirus en los próximos meses y cómo cambiará nuestra relación con el medio ambiente para evitar infectarnos e infectar a nuestros seres queridos?
Christine Leșcu, 02.09.2020, 17:00
¿Cómo conviviremos con el nuevo coronavirus en los próximos meses y cómo cambiará nuestra relación con el medio ambiente para evitar infectarnos e infectar a nuestros seres queridos? Estas son preguntas que se han vuelto apremiantes, especialmente en ciudades superpobladas y contaminadas como Bucarest, ciudades afectadas por muchos problemas estructurales. Por ejemplo, el transporte público estaba abarrotado antes de la pandemia, lo que obviamente facilitaba el contagio con cualquier bacteria o virus. Además, la contaminación es un problema que se ha intensificado en los últimos años, lo que recientemente llevó al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) a condenar a Rumanía por el incumplimiento de sus compromisos sobre la calidad del aire en Bucarest. Con la incidencia de la COVID-19, empezamos a concienciar otro efecto negativo de la contaminación: la mala calidad del aire combinada con las malas condiciones de vida aumenta la vulnerabilidad del cuerpo a cualquier tipo de microbio. Entonces, para protegernos mejor de la enfermedad en el futuro, necesitamos cambiar la forma en que vivimos juntos. Muchas organizaciones no gubernamentales se han movilizado y proponen soluciones para hacer que la vida urbana sea lo más agradable y menos peligrosa posible. Algunas de las propuestas pertenecen a la iniciativa cívica BAZA, compuesta por arquitectos y urbanistas. Titulado “La ciudad, un espacio común. Conjunto de reglas post-COVID, el manifiesto de la organización BAZA quiere ser, en primer lugar, un pretexto para un futuro diálogo entre la administración local y los ciudadanos, afirma la arquitecta Maria Duda.
La calle como espacio común debe ser transformable, adaptable e incluir o asumir más funciones que las del espacio público hasta ahora. También hemos incluido la recomendación de abrir los jardines de las instituciones públicas para ser utilizados como espacios verdes comunes, abolir las vallas, abrir los patios escolares para que toda la comunidad del barrio utilice los campos deportivos. También recomendamos la extensión del espacio peatonal o la llamada peatonalización de las calles. El segundo conjunto de recomendaciones se refiere al alivio del transporte público y a la posibilidad de compartir el automóvil a través de taxis o servicios tipo UBER. Promovemos caminar y montar en bicicleta así como adaptar las calles para que se puedan desplazar las personas con discapacidades motoras. Un tercer conjunto de recomendaciones se refiere a la seguridad en el espacio abierto, y aquí nos referimos a sensores para monitorear la calidad del aire y la posibilidad de saneamiento e higiene en espacios públicos, mediante la instalación de grifos y baños públicos conectados a las redes de alcantarillado y electricidad.
El problema de moverse con seguridad de un lugar a otro en una ciudad grande y concurrida es el más espinoso, y las propuestas para evitar el transporte público se pueden mejorar solo a través del diálogo, enfatiza Alexandru Belenyi, arquitecto, miembro de la comunidad BAZA.
En Bucarest, todos sabemos que el transporte público planteó grandes problemas, especialmente en ciertas rutas donde la frecuencia de los vehículos era muy baja. Además, los autobuses, tranvías, trolebuses y el metro estaban superllenos. Por lo tanto, es muy difícil imaginar cómo se puede aplicar cualquier forma de distanciamiento social en estas condiciones. Obviamente, también tememos que el uso excesivo del automóvil personal dará un golpe fuerte al espacio público y al espacio peatonal porque todos lo usarán como una solución perfecta. Es obvio que esta solución no es sostenible a largo plazo. Sin embargo, yo diferenciaría entre el uso del coche personal e ir en taxi o compartir automóvil.
Con el fin de evitar la contaminación causada por los automóviles, pero también para familiarizar a los ciudadanos con la ciudad en la que viven, el Ayuntamiento de la Capital ha adoptado por primera vez y de manera sorprendente un proyecto de una organización no gubernamental: prohibir el tráfico de automóviles en algunas calles del centro de la ciudad durante el fin de semana y abrirlas exclusivamente para peatones y ciclistas. Maria Duda:
ARCEN consiguió abrir el camino con un proyecto un poco sorprendente. Ellos han propuesto la peatonalización de las calles menores alrededor del Parque Ioanid, y este proyecto fue asumido por el Ayuntamiento y se extendió a otras 7 áreas sin previa consulta pública, ni documentación. No obstante, creemos que este primer paso es necesario para mejorar el proyecto y para convertirse en un pilar de debate de toda la sociedad civil, con las comunidades locales y con la administración.
Las medidas tomadas deben adaptarse constantemente, sobre la marcha, de acuerdo con el intercambio de opiniones que debería establecerse finalmente entre los ciudadanos y la administración, agrega Alexandru Beleny.
Paradójicamente, la pandemia también podría tener beneficios, uno de los cuales es la apertura de un diálogo efectivo entre las autoridades y la ciudadanía. Además del manifiesto de los miembros de la comunidad BAZA, la comunidad de padres Grow Up Romania ha formulado otro conjunto de propuestas nos ha dicho la activista Dana Ostacie.
Vimos este período también como una oportunidad para corregir algunas cosas porque de alguna manera nos vimos forzados por las circunstancias. He comenzado con un artículo en el que he reunido la mayor cantidad de propuestas posibles de la comunidad de padres de Grow Up Romania, pero también he presentado los ejemplos ofrecidos por otros países. Desde este plan que se propone adaptar la ciudad a la pandemia de coronavirus, tratamos de iniciar un debate. Este artículo fue escrito tanto para nosotros, los ciudadanos, que necesitamos ser más responsables y cambiar un poco nuestros hábitos en público, como para las autoridades como punto de partida o como guía de buenas prácticas.
Esto es lo que incluye la guía hecha por Grow Up Romania: acceso libre de niños a la hierba de los parques y de los espacios verdes, instalación de grifos con agua y jabón o provisión de estos en baños públicos existentes, para facilitar el lavado frecuente de manos, prohibición del consumo de alimentos en el parque para evitar tocarse la cara con las manos contaminadas, así como el saneamiento constante de las calles y el mobiliario urbano con sustancias adecuadas que no dañen la vegetación, los animales o las personas. Queda por ver cuán receptivas serán las autoridades a estas propuestas y qué tan dispuestos estarán nuestros conciudadanos a respetarlas. Dana Ostacie es optimista.
Esperamos que la presión cívica también funcione en el futuro. Mucha gente se dio cuenta de que muchas de nuestras propuestas podrían haberse implementado antes de la pandemia, porque son medidas normales en una capital europea. Nuestra idea se ha puesto de moda, porque el mundo siente la necesidad de un cambio. Es que no podemos volver a la vida de siempre como si nada hubiera pasado. Se necesita un esfuerzo conjunto de la ciudadanía y de la administración.