Tutoría para los niños desfavorecidos y dotados
En Rumanía, el número de niños institucionalizados incluidos en el sistema de protección social alcanza los 60.000.
România Internațional, 29.01.2020, 18:47
En Rumanía, el número de niños institucionalizados incluidos en el sistema de protección social alcanza los 60.000. Estos niños abandonados desde su nacimiento o durante la infancia temprana están en los centros de acogida (antiguos orfanatos), en los que viven hasta los 18 años sin el cariño de una familia, sin una educación adecuada y sin que se les fomente el potencial creativo e intelectual. Por lo tanto, no es sorprendente que tan sólo un 0,1% de los huérfanos consiguen terminar la facultad. Uno de ellos es Lajos Kristoff, graduado de la Facultad de Relaciones Internacionales y Estudios Europeos y máster en Psicología Clínica. Al vivir desde los 3 años de edad en un centro de acogida situado en la provincia de Mureş (en el centro de Rumanía), Lajos Kristoff ha conseguido superar los obstáculos del sistema y no derrochar su potencial. Lajos Kristoff ha contado cómo lo ha conseguido.
“Creo que era muy soñador y bastante maduro. Era suficientemente atrevido y valiente para luchar por mis sueños y por lo que quería ser. En mi vida hubo ciertas personas que abrieron mi horizonte y que me animaron diciéndome que si quería llegar a un sitio, lo podía hacer eligiendo mi propio camino en la vida. Desde pequeño quise estudiar medicina para especializarme en neurocirugía pediátrica, pero no pudo ser. Pero dije que si no conseguía hacer esto, iba a hacer algo relacionado con la educación y la intervención en el caso de los niños. Y decidí ser un médico de almas, por decirlo así.”
“Médico de almas” o “entrenador de genios”, así ha llegado a ser conocido ahora Lajos Kristoff. Después de un recorrido profesional en la asociación para niños superdotados, el Centro Gifted Education, creó una escuela de excelencia para descubrir y desarrollar el talento de cada niño, tanto de aquellos institucionalizados como de los que provienen de una familia. Por eso, la escuela de excelencia colabora con los centros de acogida, pero también con los centros normales de educación. Sin embargo, para los niños incluidos en el sistema de protección, esta tutoría es muchas veces vital, según ha afirmado Lajos Kristoff.
“La mayoría de los niños y de los jóvenes institucionalizados son criados con el miedo al futuro. Por esto no consiguen alcanzar sus objetivos y todos sus sueños se detienen delante de la puerta del orfanato. Al faltarles los padres, el cariño y todo lo que significa la interacción humana empática, es normal que no puedan mirar hacia el futuro, alcanzar su objetivo en la vida y ver su misión.”
En 2017, Lajos Kristoff puso en marcha otro proyecto, similar a la escuela de excelencia, pero con un programa más intenso y más ambicioso para descubrir el potencial latente: Tutor en Rumanía.
“Es una red nacional de tutores y niños dentro de la cual los pequeños reciben tutoría individual o grupal, y funciona desde 2017. Con estos niños nos conectamos a través de los departamentos de asistencia social, de los ayuntamientos, para tener acceso a las escuelas y para informar a los profesores sobre nuestras actividades y, evidentemente, a través del Ministerio de Educación. La tutoría supone 16 horas al mes de reuniones formales e informales. Formales porque se desarrollan dentro de la institución, normalmente en la escuela, mientras que la reunión informal tiene lugar dentro de la familia. Ofrezco tutoría a varios niños, todos ellos con un nivel de inteligencia que supera el promedio. Uno de ellos está en Onești. Los demás también forman parte de un grupo de teatro, dado que todos tienen habilidades artísticas, pero también habilidades científicas y matemáticas.”
Destinado a todos los niños menores de 12 años que proceden de los centros de acogida, pero también de las familias, el proyecto “Tutor en Rumanía” no olvida que los niños institucionalizados y desfavorecidos necesitan más ayuda. Lajos Kristoff.
“Desde hace 12 años organizo también campamentos educativos en las montañas. Es un campamento sin fines de lucro. Un día junté a mi equipo y les propuse crear una escuela de tutoría: la escuela de los pequeños tutores dedicada sobre todo a los niños incluidos en el sistema de protección de los niños. La primera edición de la escuela de verano de tutoría duró un mes y trabajamos con 20 niños institucionalizados de los centros de acogida durante el día situados en los sectores 3 y 4. Nuestro sistema de tutoría individual, pero también grupal se puso en práctica y tuvo resultados excelentes. Hemos trabajado en equipo y durante tres semanas hemos conseguido ayudar a unos niños que no podían soñar y tenían problemas de autoestima a descubrirse a través de las conversaciones, de las clases de teatro, y de varios métodos innovadores. Los niños eligieron solos a sus tutores.”
El teatro ayuda a los niños a expresarse y también les ofrece ayuda financiera. Por ello, dentro de sus proyectos, Lajos Kristoff organiza también clases de teatro para los pequeños. Y uno de los éxitos de estas clases fue el espectáculo “Alicia en el País de las Maravillas”, una adaptación del texto clásico escrito por Lewis Caroll interpretada por y para los niños. El dinero procedente de la venta de las entradas será donado para la dotación de algunas guarderías situadas en varias regiones desfavorecidas. El espectáculo realizado con el apoyo del Teatro Judío Estatal y de la Asociación SARIDA fue dirigido por Ioan Păduraru. También voluntario en los campamentos de excelencia organizados por Lajos Kristoff, Ioan Păduraru notó los beneficios del acercamiento entre los niños que tienen familias y los niños institucionalizados.
“Cuando empezamos a colaborar, las personas se acercaron a las demás personas debido a su lado artístico. Todos somos originalmente artistas, todos tenemos un pequeño lado artístico, indiferentemente del ámbito artístico en el que nos podemos expresar. En mi opinión, el niño institucionalizado es extremadamente sensible y tiene mucho potencial. Al no tener un modelo paterno o materno que lo pueda guiar para expresar sus sentimientos, se agarra a cualquier cosa o a cualquier persona, y expresa su sensibilidad de forma espontánea y plenaria. Hay también algunos que se esconden detrás de unos muros artificiales, y nuestra misión como tutores es la de ver la sensibilidad que hay detrás de estos muros. Al tener una falta desde este punto de vista, en la escuela de verano hemos notado que no fuimos nosotros los que dieron los primeros pasos hacia estos niños, sino que ellos vinieron hacia nosotros para ayudarles a abrirse.”
El programa “Tutor en Rumanía” continuará en 2020, y para este año, Lajos Kristoff y su equipo se han propuesto ayudar a más de 250 niños a descubrir su potencial.
Versión española: Monica Tarău