Emprendimiento social
Como regla general, cuando se habla de emprendimiento o creación de nuevas empresas, pensamos especialmente en una actividad que genere ganancias financieras.
România Internațional, 08.05.2019, 18:42
Como regla general, cuando se habla de emprendimiento o creación de nuevas empresas, pensamos especialmente en una actividad que genere ganancias financieras. El beneficio está entendido en términos estrictamente económicos. Pero en los últimos años, otro tipo de iniciativa empresarial nos hace pensar en los beneficios desde una perspectiva social: también se puede crear una nueva empresa para proporcionar cualificaciones profesionales y puestos de trabajo a personas desfavorecidas.
Es lo que hace Atelier Merci, un taller social de sastrería que apoya los casos sociales y médicos mediante la contratación, utilizando el 100% de las ganancias para apoyar las causas humanitarias sostenidas por la asociación y el reciclaje de los textiles recibidos en donación. Daniela Staicu, una de las empresarias que abrió esta tienda de buenas acciones, como se autodefine este taller, fue becaria Fulbright entre 2018 y 2019 en la Universidad de Penn State en los Estados Unidos. En esta ocasión, Daniela Staicu ha profundizado sus estudios para completar su tesis doctoral centrada en el emprendimiento social en el sector textil. Daniela Stancu explica en esta entrevista qué significa el emprendimiento social y cómo se desarrolla en Rumania.
Poco a poco, tales iniciativas se han desarrollado también en Rumania. Hay bastantes en Bucarest, hay algunas en Iasi y en Cluj. Desafortunadamente, la legislación en esta materia no facilita en absoluto la existencia de empresas sociales. Estas empresas sociales están diseñadas para crear empleos para personas de ciertas categorías, como las mujeres que mantienen su propia familia. Me refiero a las personas que no tienen cualificaciones o que nunca han tenido un trabajo. Estas personas tienen que estar formadas, deben adquirir la rutina para ir a trabajar todos los días y, al mismo tiempo, este negocio entra en competencia en el mercado de sus productos. Es casi imposible hacer el bien, apoyar a los necesitados y tener un negocio rentable para ser competitivo en un mercado libre. En Alemania o Italia, por ejemplo, existe una legislación separada que permite el funcionamiento de las empresas sociales precisamente porque pueden surgir problemas de desempeño financiero. Por lo tanto, estas empresas deben gozar de algunas facilidades fiscales para que puedan continuar, crecer y luego producir un impacto social creciente.
¿Qué tipo de empresas sociales han aparecido en Rumania en los últimos años? En el campo del reciclaje, hay un taller social en Bucarest donde se emplea a personas desfavorecidas para reciclar pancartas publicitarias y convertirlas en bolsas, carteras y billeteras. Además, hay una panadería donde madres solteras con ingresos precarios hacen pan a mano. El beneficio o ganancia de estos negocios es, de hecho, la oportunidad para que los empleados vivan de manera decente o para que tengan un nuevo comienzo en la vida. Esto es lo que hace el Atelier Merci donde trabaja Daniela Staicu.
En este momento, estamos recibiendo donaciones de camisas para hombres que luego convertimos en bolsas que luego vendemos en línea. Ese es el tipo de reciclaje que estamos practicando. Básicamente le damos otra vida y otro uso a un producto existente. Este reciclaje puede realizarse de varias maneras, pero también es necesario educar al consumidor para que se fije en este tipo de ropa que ya se ha usado un poco.
A través de la educación, el consumidor acepta que al transformar productos viejos en nuevos, ahorran dinero y esto puede tener un impacto positivo en el medio ambiente. Además, también se da cuenta de que al comprar estos productos ayudan a quien lo necesita. Daniela Staicu:
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Actualmente solo tenemos una empleada y vamos a contratar a otra persona dentro de poco. Nuestro taller es social no solo por este componente de reciclaje, sino también porque conseguimos crear empleos para personas de categorías desfavorecidas. Me refiero a personas que tienen una situación familiar difícil: tienen un problema de salud y no han podido trabajar hasta ahora o no tienen cualificaciones especiales. Estamos haciendo estos esfuerzos para crear más empleos necesarios para desarrollar el taller, pero también para brindar una oportunidad a aquellos que desean trabajar con nosotros. Por lo tanto, el componente social se refleja tanto en el reciclaje como en la creación de empleos, así como en el hecho de que los beneficios obtenidos en el taller se destinan al consultorio dental móvil y a las acciones de campo que realizamos.
El consultorio móvil al que se refiere Daniela Staicu se llama «La Hada Mercilita». De hecho, es un camión equipado con instrumentos dentales, que realiza visitas a áreas rurales desfavorecidas para brindar profilaxis y tratamiento dental a los niños que no tienen acceso a dicho servicio. Como becaria Fulbright, pero también debido a su participación en la promoción del emprendimiento social, Daniela Staicu fue invitada por Ivanka Trump al lanzamiento de un programa global para apoyar a las mujeres empresarias en los países en desarrollo. Daniela Staicu:
Fue un gran placer para mí ver a las compañías estadounidenses que prometían apoyar este programa apoyando a las mujeres en esos países con diversos servicios y productos. Por lo tanto existe comprensión a nivel público y privado para fomentar el espíritu empresarial social y apoyarlo a través de diversos mecanismos que provienen tanto de ámbitos públicos como privados. Es una asociación público-privada que ha demostrado su funcionalidad. Si es un buen modelo, debe analizarse y ver hasta qué punto se puede aplicar en Rumanía. Allí, el Gobierno ha persuadido a algunas empresas privadas para que ofrezcan algunos descuentos y servicios a estas empresas sociales futuras porque se dieron cuenta que son un poco más difíciles de poner en marcha y mantenerlas a flote que una empresa exclusivamente comercial. Para dar rendimiento se necesita un cierto sacrificio, por lo menos al principio.