Proyectos sociales en Ferentari
Ferentari es el barrio más pobre y problemático de Bucarest. Es conocido por la violencia doméstica, la prostitución, el consumo y el tráfico de drogas, la pobreza y el analfabetismo.
România Internațional, 04.04.2018, 19:09
Ferentari es el barrio más pobre y problemático de Bucarest. Es conocido por la violencia doméstica, la prostitución, el consumo y el tráfico de drogas, la pobreza y el analfabetismo. ¿Qué posibilidades de tener una vida normal tienen los niños que nacen y crecen aquí? En el barrio de Ferentari se desarrollan algunos proyectos sociales destinados a apoyar a estos niños, pero también a los adultos gitanos que viven aquí.
Ionuţ Oprea es actor. Hace seis años empezó a dar clases de teatro como voluntario en el Club de Educación Alternativa, un proyecto de la organización no gubernamental Policy Center for Roma and Minorities. El club fue creado para los niños que están en situaciones de riesgo de las zonas tipo gueto de Ferentari. Ionuţ Oprea llegó a implicarse en este proyecto por casualidad y con el tiempo ha conseguido superar las diferencias culturales y acercarse a estos niños, para los que el teatro se ha convertido en una forma de terapia.
“He venido con mis valores, conocimientos y con mi educación, y me he encontrado en un lugar en el que mis valores ya no eran válidos. Aquí el mundo está un poco al revés en este aspecto. En mi ámbito, la educación es considerada algo positivo, normal, del que uno tiene que aprovecharse en la mayor medida posible. Y aquí es difícil convencer tanto a los chicos con los que trabajas, como a sus padres, de que la educación puede ser una vía y una solución para salir de una situación difícil. Sinceramente, no sé si les he convencido todavía. Todo lo que puedo hacer es venir aquí cada día y decir las mismas cosas. E insistir. Nadie me garantiza el éxito, nadie me garantiza que haya cambiado algo.”
Y sin embargo el éxito ya empieza a verse y ha empezado a confirmarse la importancia del trabajo de Ionuţ:
“Una de las mayores razones para estar contento es Nicoleta. Desde el principio, vi en ella una actitud hacia la vida, hacia mí y esta actividad teatral, lo que me hizo pensar que puede ser una líder. He visto como la miran los demás, como ella mira a los demás. Ella me da las mayores esperanzas, porque ha empezado a escribir, busca información, compone música y ha empezado ya a escribir una obra de teatro. Y ella es sólo un ejemplo. En el grupo hay también chicos que han empezado ahora, después de unos años, a descubrir ciertas destrezas y a buscar un lugar en el grupo. Uno de ellos intenta ser el director técnico, otro se ocupa del cartel y la imagen, y otro se encarga de la disciplina en los ensayos. Cada uno encuentra un papel en el grupo. Y estas cosas me hacen ir adelante.”
Nicoleta Ghiţă, uno de los mayores éxitos de Ionuţ Oprea, tiene 18 años y empezó a ir a clases de teatro antes de que Ionuţ llegara a Ferentari. Desde que era pequeña sintió que el teatro era su afición y ha mostrado ya su talento. Ha pasado por momentos muy difíciles como niña y trabaja desde que tenía 15 años.
“Ahora puedo decir que me siento de alguna manera realizada, porque he evolucionado mucho. De aquella niña molesta, que no gustaba a nadie y nadie le gustaba, he llegado a tener amigos, conocidos, a caer bien a la gente por donde voy. Y ahora me gusta la gente. Es un cambio total. Cuando veo que Ionuţ está orgulloso de mí, yo también estoy orgullosa. Ionuţ intentó convencerme durante tres o cuatro meses de empezar a contar historias, y finalmente he empezado y he visto que así me puedo expresar, puedo liberarme como persona. Muchas veces hay ciertas historias que escribo y publico en Facebook, y hay otras que escribo sólo para mí, para librarme de mis problemas. Además de esto, soy aficionada a la música y me gustaría dedicarme a la música y el teatro.”
Daniela Vlăsceanu tiene 34 años y tres hijos. Ha nacido y ha crecido en Ferentari. Desde hace más de ocho años ayuda a las personas que necesitan apoyo y en junio de 2016 contribuyó a la creación de un centro comunitario en el barrio, abierto por supuesto a toda la comunidad. Aquí desarrolla actividades recreativas con los niños, les ayuda a hacer los deberes, organiza fiestas y recauda donaciones. Ahora desea recaudar dinero para llevarlos a un campamento de verano. Trabaja con aproximadamente 25 niños, la mayoría de ellos con edades de entre 6 y 12 años. Se ha propuesto ir con ellos “hasta el final”, es decir verles si es posible, en el instituto, en la facultad.
Al centro comunitario vienen también adultos. Muchos de ellos no tienen documentos o tienen niños que toman drogas. ¿Cuál es el principal problema? Por supuesto, la pobreza. Daniela Vlăsceanu:
“A causa de la pobreza no tienen seguros médicos pagados, no pueden ir al médico, no pueden ir al hospital. No tienen ingresos. Enfermos y pobres. No he cambiado y tampoco cambiaré el barrio de Ferentari, pero considero que poco a poco, cada uno puede hacer algo. Hemos podido ayudar a alguien a hacer sus documentos, también han hecho proyectos de otras organizaciones… Ahora cinco ancianos reciben comida de otra organización una vez a la semana. Si sé que una vez a la semana alguien va y les lleva dos bolsas con comida, es más que nada. O cuando no tienen ningún documento y uno les puede ayudar a sacar un certificado, un documento de identidad y pueden solicitar ayuda médica o pensión…”
Daniela nos ha contado también que últimamente en el barrio de Ferentari desarrollan su actividad algunas organizaciones no gubernamentales que ofrecen asesoría a los consumidores y acompañan a las personas interesadas para que obtengan los documentos de identidad. ¿Qué se necesitaría para que las cosas cambien más en Ferentari?
“No sé con qué comenzar. Empleos para la gente, para que tengan de qué vivir. Escuelas más dotadas, para que el techo ya no caiga sobre los niños. Tenemos algunas escuelas en el barrio, pero están en el nivel de… Ferentari. Los niños van a la escuela, pero no me parece que aprendan mucho. Creo que es necesario tener profesores mejor preparados. Clínicas, y ni hablar de los hospitales, en Ferentari es ya demasiado.”