El activismo cívico en 2017
Desarrollar el espíritu cívico y de ayuda ha sido, sin lugar a dudas, uno de los objetivos de la sociedad rumana en los últimos años.
România Internațional, 10.01.2018, 18:26
Obligados a enfrentarse con muchos problemas nacidos de la vida en común, los ciudadanos de Bucarest y de otras ciudades del país, se han unido en grupos informales y han tratado de hallar soluciones con el apoyo de las autoridades públicas. Por ejemplo, en algunos barrios periféricos de la capital como Drumul Taberei o Tei, los grupos de iniciativa de los ciudadanos han logrado convencer a los ayuntamientos locales para que se impliquen en un proyecto de rehabilitación de un antiguo complejo cultural y en la conservación de una zona verde.
Otras organizaciones no gubernamentales o personas individuales están implicadas en varias acciones de caridad y logran movilizar a la gente para donar a los necesitados ropa, alimentos o dinero. Incluso las grandes manifestaciones de protesta contra las propuestas de modificación de las leyes de la Justicia que marcaron el comienzo y el final del año 2017, pueden ser explicadas mediante este espíritu cívico. La gente ha comprendido que queda en sus manos cambiar las cosas para bien y dialogar con las autoridades que más de una vez han tomado medidas sin consultar al ciudadano. Su militancia social ha sido animada desde el punto de vista logístico y pecuniario también por el Centro de Recursos para la Participación Pública, CERE. Para ver cómo ha evolucionado la participación pública de los ciudadanos en 2017 y con qué perspectivas ha comenzado el año 2018 hemos dialogado con Oana Preda, directora ejecutiva de dicho centro. Escuchémosla:
“También en 2017 notamos un incremento del interés público por implicarse en la toma de decisiones públicas, en la militancia social, pero fue al mismo tiempo un año bastante triste desde esta perspectiva y ello no porque los ciudadanos hubiesen sido menos activos. Hace dos o tres años, nos imaginábamos que si la gente se volviera más activa e implicada y dispuesta a responsabilizar a los gobernantes, también las instituciones del Estado empezarían a comunicarse mejor con el ciudadano. Desgraciadamente, el año 2017 no fue así. Nosotros, los activistas de la zona no gubernamental sentimos incluso un retroceso hacia los años 90, cuando se trata de dialogar con las instituciones del Estado. Me refiero a los tiempos en que ni la sociedad civil ni las instituciones del Estado comprendían debidamente el papel de las organizaciones y resultaba extraño que una institución pública organizara consultas con los ciudadanos. Luchamos años por ganar reconocimiento y logramos iniciar un mínimo diálogo entre el sector no gubernamental y las instituciones públicas pero ahora este diálogo parece cortarse de nuevo.”
Oana Preda considera que una vez despertado a la vida y alimentado, el espíritu cívico resiste. Por ello, aprecia ella, en 2018 los ciudadanos y el sector no gubernamental tendrán que buscar métodos nuevos para convencer a las autoridades de que no deben gobernar solas. De hecho, existen leyes que garantizan al ciudadano la participación en la toma de decisiones precisamente en las que les interesan de manera directa. Escuchemos a Oana Preda:
“Existen obligaciones claras a respetar por las autoridades públicas. Por ejemplo, debatir públicamente las leyes 30 días antes de que éstas sean debatidas por los gobernantes. Muchas de estas previsiones legislativas son completamente ignoradas en muchos lugares del país. Más allá del sector legislativo funcionan unas buenas prácticas que hemos construido a lo largo del tiempo y que no se deben pasar por alto.”
Los grupos de iniciativa cívica coordinados por el Centro de Recursos para la Participación Pública han adquirido a lo largo de estos dos años de funcionamiento la experiencia necesaria para implicarse en este proceso de toma de decisiones. Oana Preda nos amplía detalles:
“Estos grupos tienen mucha legitimidad en los barrios en que actúan y han empezado a tener mayor impacto al nivel de las autoridades públicas locales. Me refiero aquí al Grupo de Iniciativa del barrio Lacul Tei que el pasado verano logró detener la construcción de un grupo estatuario en una zona verde. Y ello porque gracias a sus iniciativas se han comunicado con los ciudadanos del barrio y se han ganado su confianza. Otros grupos han decidido transformarse en asociación no gubernamental lo que comprueba su nivel de madurez.”
En consecuencia, en el presente esperan que las autoridades públicas manifiesten su apertura hacia el diálogo con los ciudadanos y se impliquen en los grandes proyectos de la agenda pública. Oana Preda nos amplía detalles:
“Mientras el Gobierno demuestra sus límites en determinados sectores, otras organizaciones empiezan a realizar cosas en su lugar como por ejemplo construir hospitales o una residencia para los padres de los niños que padecen cáncer y no tienen donde pernoctar después de hospitalizarles. Pero ¿qué pasará de hoy en adelante? ¿Seremos también nosotros los que construiremos las tan necesarias carreterras en vez de las autoridades que no cumplen con su deber?»