¿Cómo combatir la violencia infantil?
Conocida también bajo la denominación de “bullying, la agresión entre niños, bajo todas sus formas, fue investigada en un primer estudio efectuado por la asociación no gubernamental “Salvad a los niños, lanzado el año pasado.
Christine Leșcu, 19.07.2017, 05:51
Conocida también bajo la denominación de “bullying, la agresión entre niños, bajo todas sus formas, fue investigada en un primer estudio efectuado por la asociación no gubernamental “Salvad a los niños, lanzado el año pasado. Entretanto, los padres, los maestros y las autoridades tratan, a través de varios debates, de hallar los métodos adecuados para hacer frente al fenómeno de la violencia entre niños, cuya amplitud espanta tanto desde la perspectiva de sus consecuencias psicológicas, como desde la perspectiva estrictamente estadística. En la escuela, 3 de cada 10 niños son marginados repetidamente del grupo de compañeros de clase, 3 de cada 10 niños son amenazados con ser golpeados por los colegas y 1 de cada 4 ha sido humillado delante de sus colegas. Oana Niculae médico especializado en psiquiatría pediátrica de la organización “Salvad a los Niños nos habla de la investigación efectuada:
“Lo que más me preocupa es el hecho de que un 70% de los niños declaran que han sido testigos de semejantes manifestaciones de “bullying, acoso escolar, y creo que cada niño que asiste a este tipo de agresión es una víctima.
¿Pero cúal es la reacción de los padres cuyos niños son agredidos? Ana Maria Mitrus, autora del blog “profesióndepadre.ro nos ha dicho que su hija mayor, alumna de quinto grado, fue blanco de este tipo de acoso. Escuchémosla:
“Creo que fueron unas maldades destinadas a establecer una jerarquía entre los niños. Los mayores de edad prohibían a los de los grados inferiores el acceso a distintas salas de clase o al vestuario para cambiarse de ropa para la clase de educación física. Entonces, los niños tratan de desenvolverse cada cual como puede.
Ana Maria Mitrus trató de solucionar la situación implicando tanto a los profesores como a los demás padres pero sin gran éxito. De todas maneras, Ana trató de enseñar a sus hijas cómo desenvolverse apelando al respaldo de los adultos en vez de contestar con violencia. Al principio, la hija de Ana Maria Mitrus había contestado también con agresividad pero posteriormente le contó a su madre lo que había ocurrido.
“No fue un conflicto mayor pero yo temía que mi hija se volviera también violenta porque su primera reacción fue la de responder con la misma moneda. Por ello estoy en permanente contacto con sus entrenadores y profesores porque al fin y al cabo los niños son nuestro producto y la responsabilidad es nuestra.
De hecho, el origen del problema se tiene que buscar en la familia pero es deber de la escuela combatir la ampliación del fenómeno. Oana Niculae nos amplía detalles:
“Un niño feliz nunca será violento. Nosotros, como especialistas buscaremos en el seno de la familia las causas de las manifestaciones agresivas. La mayoría de estas manifestaciones se originan no en la furia, sino en el temor.Las emociones negativas brotan a la superficie bajo formas violentas. El placer de agredir, de acosar, se origina en la experiencia directa, personal, de haber sido herido y abusado por otros.
Desgraciadamente, respecto a la implicación de los adultos, la percepción de los niños es bastante clara, según destaca el estudio realizado por la organización “Salvad a los niños: éstos perciben cierta tolerancia por parte de los adultos frente a este fenómeno, combinada con una iniciativa reducida de intervenir. Pese a ello, ya desde el año 2004, hubo tentativas de mantener bajo control la dimensión del fenómeno de la violencia entre los niños. Aquel año, el Instituto de Ciencias de la Educación, junto con UNICEF lanzaron un primer estudio sobre la violencia en la escuela. Ciprian Fartusnic, el actual director del Instituito de Ciencias de la Educación nos habla de esto:
“Uno de los problemas evidentes entonces fue que el área de definición de la violencia era muy amplia. Si un incidente no se saldaba con la llegada de la policía o de una ambulancia significaba que sólo de trataba de un desacuerdo entre los niños. La primera estrategia relativa a esta asunto fue elaborada en base a los resultados de aquel estudio pero era sólo una estrategia marco. Cada escuela debía orientarse según este marco para elaborar su propia estrategia antiviolencia y adaptarla a los problemas locales. No ocurrió así y en 2006, junto con UNICEF realizamos una guía para los directores de escuelas para enseñarles cómo elaborar su propia estrategia antiviolencia en la escuela. Otra vez sin ningún éxito. Entonces, en 2010 junto con la organización “Salvad a los niños y con el Ministerio de Educación ultimamos un programa nacional de formación para los directores de escuela y los profesores. El proyecto concluyó en 2011 y en el presente hemos recibido señales de que por lo menos en algunos departamentos se han desarrollado actividades concretas en las escuelas. Queda por ver si dichas actividades contribuyen realmente a la reducción del fenómeno.
Mucho más eficaz que el combate o la intervención después del hecho es la prevención. En este sentido, aprecian los expertos en educación, hay que ahogar y controlar desde las primeras manifestaciones las tendencias agresivas de unos alumnos contra los demás.