Igualdad de género en la sociedad rumana
En 2014, un caso extremadamente grave llamó la atención de la prensa y de la opinión pública. Una estudiante de 18 años de la localidad de Văleni del distrito de Vaslui fue violada por siete jóvenes.
România Internațional, 12.04.2017, 07:14
En 2014, un caso extremadamente grave llamó la atención de la prensa y de la opinión pública. Una estudiante de 18 años de la localidad de Văleni del distrito de Vaslui fue violada por siete jóvenes. Después de que los jueces decidieran detener a los agresores, no tardaron en llegar las reacciones de la comunidad. Paradójicamente, no fueron pocos aquellos que defendieron a los culpables, afirmando que la víctima “destrozó siete familias” y que “habría instigado a ser violada”. Pero hay también actitudes sexistas y distriminatorias en los ámbitos más elevados, incluso en el Parlamento Europeo, donde un diputado polaco declaró que “las mujeres deberían ganar menos que los hombres porque son más débiles, más pequeñas y menos inteligentes”. Un conocido neurocirujano y político rumano afirmó que las mujeres no estaban hechas para la cirugía. Y porque en el mes de marzo las señoras y las señoritas se benefician de especial “atención”, las marcas han preparado a su vez sorpresas. Una de ellas vino de parte de la cadena de panaderías Paul, que mostró en sus escaparates, en réplica, las especialidades “Croque criada” y “Croque Monsieur”. Andreea Bragă, del centro FILIA, organización no gubernamental que lucha contra la desigualdad de género mediante activismo, defensa e investigación, ha ofrecido una explicación:
“Creo que estas cosas son posible porque no tenemos una educación que aprecie la igualdad de género, el respeto entre las mujeres y los hombres, la historia feminista, la contribución de las mujeres en la sociedad, que nos enseñe lo nociva que es la discriminación. Y además de este tipo de mensajes enviados por los formadores de opinión, nos enfrentamos también a las actitudes conservadoras que atacan los derechos de las mujeres. Es el caso de la reciente marcha contra el aborto que se organizó en muchísimas ciudades de Rumanía y que estigmatizó públicamente a las mujeres por su derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Las manifestaciones de este tipo muestran que no aprendemos nada de la historia de Rumanía. Y recordamos que el aborto estaba prohibido en el periodo comunista y que más de 10.000 mujeres, solo según datos oficiales, murieron por esto. Está claro que estamos en un momento en que los derechos de las mujeres son atacados por estos valores conservadores y al mismo tiempo no hay alternativa respecto a la educación. Tenemos leyes, tenemos una Constitución que dice que somos iguales, pero la realidad, y me refiero también a las estadísticas, muestran que hay muchísimas desigualdades.”
Según las estadísticas, una de cuatro mujeres de Rumanía ha sufrido agresión física o sexual por parte de su pareja al menos una vez en la vida y según los recientes informes del Ministerio Público (2013, 2014, 2015), el número de víctimas ha aumentado cada año. Y si hablamos del mercado laboral, las mujeres de Rumanía ganan menos y están menos promovidas que los hombres. Rumanía tiene el tercer índice de ocupación de la mano de obra más bajo entre las mujeres de la Unión Europea, según los datos publicados por el Banco Mundial.
Según Andreea Bragă, la altenativa a la mentalidad y las actitudes sexistas a los que nos enfrentamos se debería encontrar en la educación. Pero los resultados a los que han llegado los sociólogos tras analizar las más de 1.600 ilustraciones de los manuales escolares no parecen estar a favor de la igualdad de género, aunque se trate de manuales publicados en los últimos años. Cosima Rughiniş, promotora de esta amplia investigación, ha afirmado que ella y los demás sociólogos han tenido en cuenta dos aspectos: la representación de género y la manera en que se presenta la tecnología en las ilustraciones. En resumen, las chicas son bellas, tranquilas, vestidas de rosa, con un espejo o una muñeca en la mano. Cuando crecen, la muñeca essustituida por un niño y el espejo por una sartén. En cambio, a los chicos se les permite ser rebeldes, manejar una espada, conquistar el espacio o descubrir fórmulas químicas. Cosima Rughiniş:
“El problema es que la realidad no es así, hay mujeres electricistas, ingenieras, conductoras de taxi. Los manuales no reflejan la realidad, sino que la estrechan. Los manuales no ayudan a los niños a ver el mundo en que sus madres tienen una ocupación, sino todo lo contrario, les crean una percepción distorsionada o una mirada que no corresponde al mundo en el que vivimos. Los manuales deberían contribuir al enriquecimiento de la perspectiva que tiene un estudiante sobre el mundo en el que vive, deberían impulsar a las chicas a tener aspiraciones. Pero como decía, no sólo que no ayudan a los niños en este aspecto, sino que los manuales ni siquiera les ayudan a ver el mundo real, el mundo en el que viven. Y si estas constataciones no nos sorprendieron en el caso de los manuales más antiguos, esperábamos otra cosa de los manuales publicados en los últimos años.”
Las ilustraciones son apoyadas por el contenido. Y para hacer un cambio respecto al contenido, limitándonos al caso de los manuales de literatura, los autores deberían descubrir que existen también mujeres escritoras. Además, escritoras contemporáneas. Cosima Rughiniş, socióloga:
“En el caso de los manuales, las fuentes de las desigualdades son múltiples. Por un lado, está el sexismo cultural genérico en el que vivimos y que no se debate en Rumanía. Por otro lado, si pensamos en la estructura de los manuales, éstos presentan muchos textos literarios del siglo XIX. Son normalmente textos escritos por hombres desde su perspectiva del siglo XIX. De esta manera, su pasado se convierte en una fuente para la realidad de nuestros hijos. Una posible solución sería que los manuales presenten también textos escritos por mujeres, y algunas de estas mujeres sean contemporáneas. En conclusión, además de las representaciones sexistas, los manuales incluyen un montón de representaciones patriarcales, que existían en la Rumanía de hace un siglo y medio. Les invito a leer los manuales de educación cívica en la lección sobre el líder, donde se nota claramente la diferencia entre los géneros. Normalmente, con dos o tres excepciones, todos los manuales presentan chicos líderes, como se esperaba.”
¿Cómo se mezclan las mentalidades del siglo XIX de la mayoría de los manuales con la legislación actual? Andreea Bragă:
“Tenemos una ley y una estrategia en el sector de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, pero en cuanto no haya voluntad política, personas que consideren que la igualdad de género es una prioridad, no se corregirá mucho. Y cuando digo “prioridades” me refiero también a ciertas formas de violencia a las que se enfrentan las mujeres, tanto en el espacio público, como en el privado. Todos somos conscientes de estos problemas, pero éstos se quedan siempre fuera del discurso público. Muy pocas veces hay debates sobre cómo podríamos financiar más albergues para las víctimas de la violencia familiar, dado que más de 13 distritos no tienen siquiera un albergue de este tipo. O tenemos propuestas legislativas que impulsan la discriminación o el acoso laboral, es decir que la primera vez que ocurre, el agresor no recibe más que una advertencia. Está claro que para determinar un cambio estructural en la sociedad, en primer lugar necesitamos tener educación. Una educación que se haga lo más temprano posible. Y también necesitamos información y sensibilización entre los políticos.”