Las agresiones entre los niños
La agresividad de un niño contra otro niño tiene su origen en el comportamiento de un adulto.
România Internațional, 01.06.2016, 18:31
Inocentes, delicados, juguetones o tímidos, una vez ingresados en la guardería o la escuela salen del ambiente muchas veces protegido de la familia y dan los primeros pasos para crear sus propias relaciones en un grupo más grande. Cómo suele pasar esto y qué transformaciones sufren los niños para ser recibidos en un grupo, para hacer amigos o para ganar la admiración de los demás son cosas normalmente desconocidas para los padres. Ellos descubren con sorpresa una realidad que a veces les gusta y otras veces no, como la agresividad entre los niños o el acoso escolar. Fenómeno grave presente en cualquier sociedad, este tipo de violencia se ha estudiado en detalle recientemente en Rumanía, en una investigación sociológica coordinada por la organización no gubernamental “Salvad a los niños”. La primera conclusión: la agresividad de un niño contra otro niño tiene su origen en el comportamiento de un adulto. La psicóloga Diana Stănculeanu ha ofrecido la explicación:
“La mayoría de las veces el acoso escolar se ha aprendido y hay una conexión bastante grande entre las agresiones entre los niños y el acoso que sufren sobre todo en el ámbito familiar. Dicho de otro modo, los niños golpeados en casa tienen mayores posibilidades de transmitir los comportamientos violentos en el ámbito escolar o, ya que están acostumbrados al comportamiento violento, tienen mayores posibilidades de tolerarlo más fácilmente, sin reclamar, es decir de convertirse en la víctima perfecta.”
Por ello, según los psicopedagogos, en una situación de acoso escolar, todos los niños, incluso los agresores, son en realidad víctimas. Al imitar el comportamiento que ven en casa, algunos de ellos suelen intimidar a sus compañeros mediante insultos repetidos, agesiones físicas o verbales planeadas, exclusión del grupo de amigos. Aunque pueda ocurrir a partir de la escuela primaria, la violencia de este tipo se desarrolla sobre todo en la secundaria. Por esta razón, los autores del estudio coordinado por la asociación “Salvad a los niños” han elegido a los encuestados de estos grupos de edad, incluyendo también a los padres. Hemos hablado con dos de los coautores, la psicóloga Diana Stănculeanu y el sociólogo Ciprian Grădinaru, para saber primero cómo es una agresión de estas características. He aquí la declaración de Ciprian Grădinaru:
“Son comportamientos relacionados con la exclusión del grupo como: “No juegues con él”, “No participes más en nuestras actividades”. Después hay comportamientos que suponen la amenaza con la violencia física y la humillación, que llegan a la destrucción de los bienes personales y terminan con los comportamientos que implican la violencia física repetida.”
La marginación social es otra acción. La difusión de rumores maliciosos y de mentiras es otro tipo de acoso que tiene lugar sobre todo en internet. Las víctimas de las campañas de intimidación son normalmente los niños “distintos”. He aquí lo que ha afirmado Diana Stănculeanu:
“Las diferencias suelen variar. Pueden ser el aspecto físico, y se trata de los niños con sobrepeso, los que tienen una discapacidad física evidente, los niños que no suelen vestir según la norma del grupo. Después hay diferencias de accesorios: aparatos, teléfonos, mochila, etc. Hay también diferencias de comportamiento. A veces es suficiente ser más retraído, más tímido, no ser muy popular en la clase, y esto te puede convertir en la víctima perfecta. Otras veces es suficiente ser el más concienzudo, el mejor, el alumno más responsable, es decir el “empollón”, para llamar la atención negativa del grupo. Lo mismo suele pasar con los niños con problemas de salud mental que tienen comportamientos típicos, torpezas sociales, dificultades emocionales: lloran fácilmente, no saben cómo hacer amigos, tartamudean en la clase, enrojecen fácilmente.”
Las cifras indican una discrepancia entre las declaraciones de los testigos del acoso escolar y las de las víctimas o los agresores. He aquí lo que ha afirmado el sociólogo Ciprian Grădinaru:
“Comencemos con la exclusión del grupo. Aproximadamente dos de cada 10 niños han afirmado que han exluido a alguien del grupo o que se han visto excluidos del grupo. Respecto a la amenaza con la violencia física y la humillación, un 20% de los niños han afirmado que han humillado repetidamente a otro compañero o a otra persona de la misma edad. Un 29% de los alumnos han afirmado que se han visto amenazados, un 13% de ellos han afirmado que han golpeado repetidamente a otro niño. Un 16% han afirmado que han pegado repetidamente a alguien. Un 32% de las víctimas han afirmado que sufrieron empujones por parte de otros niños, un 39% de los encuestados han afirmado que otros niños les han herido levemente y un 16% han declarado que otros niños les han pegado repetidamente, el mismo porcentaje con los que se han declarado agresores. En cambio, un 75% de los niños suelen reconocer la agresión en la escuela, un 58% la reconocen cuando ocurre en su clase, un 70% admiten la existencia del acoso en internet y un 50% han admitido también que suele ocurrir en el grupo de amigos.”
Pero tal vez una de las informaciones más interesantes del estudio sobre el acoso escolar es la opinión de los niños sobre la implicación de los adultos. Nuevamente ante el micrófono, Diana Stănculeanu:
“Desgraciadamente, en el sistema rumano de educación, el niño considera pocas veces al profesor o a cualquier otro adulto de la escuela, como una fuente de ayuda para solucionar estas situaciones. Muchos niños han afirmado que al contar los comportamientos violentos se ven acusados de esto, y un comportamiento de este tipo no es bueno. Además, hay profesores que afirman que no es asunto suyo gestionar las situaciones de este tipo, sobre todo teniendo en cuenta que el acoso escolar no ocurre mucho en el aula. Es más frecuente en los pasillos, en los aseos, en el patio o en la esquina de la escuela. Los profesores consideran que no es su deber estar en todos esos sitios.”
Aunque el estudio realizado por la organización “Salvad a los niños” haya mostrado tanto la gravedad del fenómeno, como su extensión, en el Ministerio de Educación y las inspectorías escolares no hay una estrategia común para combatir la violencia del acoso escolar. Y esto pasa mientras que la Organización Mundial de la Salud considera que el acoso escolar y el estilo de educación parental son los mayores factores de riesgo para la salud mental del niño y el adolescente.