Movilidad y cambio de la comunidad roma
La minoría gitana de Rumanía, que cuenta oficialmente con 621.000 miembros según los datos del censo de 2011, aunque en realidad es mucho más numerosa, no ha sido objeto de investigaciones sociológicas extensas
Christine Leșcu, 17.12.2015, 16:19
La minoría gitana de Rumanía, que cuenta oficialmente con 621.000 miembros según los datos del censo de 2011, aunque en realidad es mucho más numerosa, no ha sido objeto de investigaciones sociológicas extensas. Al menos ésta es la conclusión de los autores del estudio titulado “Aspectos positivos de la migración. Mujeres gitanas como agentes del cambio”. Dicho estudio fue elaborado por la Fundación Eurocentrica a través de la financiación ofrecida por EEA Grants y pretende identificar los efectos que la migración estacional al extranjero tiene sobre las mujeres gitanas y su estatuto dentro de sus comunidades. Al mismo tiempo, el estudio pretende esclarecer una parte de las relaciones sociales típicas de esta minoría poco conocida, y que muchas veces tiene una imagen estereotipada, según declara la directora del Instituto Europeo de Rumanía, Gabriela Drăgan:
”Se trata de un grupo que se siente discriminado. Y ésta no es solo una percepción, sino una realidad. En el Eurobarómetro realizado por la UE en junio de 2015 participaron 28.000 ciudadanos europeos. Una de las preguntas era: ”¿Consideran que la discriminación por criterios de origen étnico es frecuente?” Un 64% de los encuestados respondieron que es muy frecuente. La pregunta sobre el origen étnico se refiere tanto a los gitanos, como a otras minorías. Otra pregunta que me pareció aún más interesante era: “Cuántos de ustedes se sentirían totalmente incómodos si sus hijos tuviesen relaciones con personas de otras etnias?” Un 34% de los encuestados respondieron que se sentirían muy incómodos si sus hijos tuviesen una relación con una persona de etnia gitana. Es el más alto porcentaje expresado en este sentido por los ciudadanos europeos, a excepción de la referencia a los transexuales. La realidad es que existe esta percepción sobre dicha etnia y claro que ésta percepción se basa también en algunos elementos reales.”
En un intento de escapar de la discriminación, pero también de una situación económica precaria, muchos gitanos se dirigen a Europa buscando condiciones de vida mejores. Algunos de ellos van a Noruega, según los datos de la Fundación Eurocentrica. Su estudio se centra en las mujeres gitanas procedentes de tres comunidades del departamento de Gorj, con las cuales los investigadores hablaron tanto en Rumanía, como en Noruega, donde llegaron después de haber vagado por Europa. Uno de los autores del dicho estudio, Liviu Iancu, señala:
“Al realizar este estudio hemos comprobado algunos aspectos muy interesantes relativos a la manera en que cambian los destinos de la migración de los gitanos del sur al norte, en función de la evolución socioeconómica de Europa. Si alrededor del año 2000, los gitanos trabajaban, por ejemplo, en la agricultura en Portugal, después del estallido de la crisis economica cambiaron su destino y llegaron a los países escandinavos. Ahí las reglamentaciones actuales les prohiben el acceso al mercado laboral y por eso se ven obligados a mendigar. Existen también excepciones, pero muchos de ellos quieren trabajar. Sin embargo, las prohibiciones legales, el hecho de que no hablan el idioma y otros obstáculos de índole similar no son alentadores desde este punto de vista.”
Además de la discriminación, la pobreza y la falta de educación, las mujeres gitanas afrontan también una serie de problemas específicos, según reconoce Cristina Tănase, quien forma parte de la comunidad gitana y es gerente de programas de la Fundación “Salvad los niños”:
“Es verdad que la mujer no es igual al hombre, en general, pero en función de la comunidad de gitanos a la cual pertenece, la desigualdad es más o menos acentuada. Por ejemplo, la mujer no puede sentarse a la mesa cuando su marido está comiendo, se le prohibe caminar la lado de su marido, porque el marido debe ir delante de la mujer.”
La migración parece cambiar un poco el estatuto de las mujeres, no necesariamente para mejorarlo, sino más bien para añadir nuevas tareas. De nuevo ante nuestros microfonos, el investigador Liviu Iancu:
“Respecto a las mujeres, el grupo objetivo de este estudio, hemos comprobado que la migración conlleva ciertos cambios de su estatuto. La atmósfera familiar es mejor, dado que los recursos obtenidos gracias a la migración son mejores. Además, dado que la inmigración implica riesgos, ahora la opinión de las mujeres cuenta más que antaño. Cuando los varones ya no pueden desempeñar su papel tradicional, de asegurar los ingresos de la familia, porque están enfermos o porque se fueron al extranjero, las mujeres se ven obligadas a renunciar a las restricciones sociales específicas de su cominidad y deben asumir nuevas responsabilidades, deben obtener ingresos, cuidar a los parientes enfermos e implicarse en el proceso de la migración.”
Los resultados del estudio pueden ser interpretados, sin embargo, de otra manera, como subraya Gabriel Drăgan:
“Se han hecho 26 preguntas, muchas vinculadas a su estatuto: ¿Qué hacían en Noruega? ¿Cómo obtenían el dinero? Las preguntas que podrían indicar un cambio del estatuto de la mujer eran: ¿Ha cambiado algo en su familia desde que se encuentran en Noruega?, ¿Qué ha cambiado? ¿Quién toma las decisiones en su familia? A la primera pregunta, más de la mitad respondieron que sí. En este caso hay que ver qué ha cambiado. Han cambiado los ingresos, que eran mayores. Eso conllevaba otra atmósfera familiar. A la pregunta de si ha cambiado algo en la toma de decisiones, un 70% de los encuestados respondieron que “nada”. Las cosas cambian con dificultad, los modelos culturales no cambian de repente, sino a lo largo de algunos períodos muy largos, o no cambian en absoluto. La hipótesis de nuestro estudio fue muy interesante, pero en mi opinión, los cambios no son visibles.”
Para que las mentalidades cambien de verdad es necesario que la experiencia de la migración sea completada por la educación, según afirma Cristina Tănase:
”La educación es importante. Si en otros países, los gitanos tomaron contacto con la población mayoritaria que vive allí, existe la posibilidad de que ellos adopten la educación de la cultura en la cual se integran. Por ejemplo, aprenden muchas cosas de la población mayoritaria. Por eso la asociación “Salvad los niños” hace hincapié en la educación y estamos desarrollando proyectos de preparación para los profesores gitanos o que no forman parte de esta minoría, para que la cultura y la tradición gitanas sean conocidas, pero también para que los padres sean integrados en las actividades curriculares de su hijos, para que aprendan unos de los otros.”
Además de la investigación sociológica, el proyecto “Aspectos positivos de la migración” ha incluido la organización de dos festivales de artesanía gitana en Noruega.