El sistema de sanidad
El sistema de sanidad de Rumanía, motivo de constante descontento tanto por parte de los pacientes como del personal empleado en este sector, ha sido recientemente comparado con los sistemas de otros 34 estados europeos.
Monica Chiorpec, 21.01.2015, 18:29
El sistema de sanidad de Rumanía, motivo de constante descontento tanto por parte de los pacientes como del personal empleado en este sector, ha sido recientemente comparado con los sistemas de otros 34 estados europeos. El informe “Health At A Glance”, publicado por la Comisión Europea al final del año pasado, presenta los datos más recientes con respecto al estado de salud, los factores de riesgo para la salud, así como el acceso a servicios médicos de calidad en todos los estados miembros de la UE, en los países candidatos (salvo Albania, a causa de la disponibilidad limitada de los datos) y en los países miembros de la Asociación Europea de Librecambio. Como de costumbre, los resultados destacan una mezcla de situaciones positivas y negativas en todos los países, incluso en Rumanía.
Por ejemplo, la esperanza de vida al nacer en los estados miembros de la UE aumentó en más de 5 años entre 1990 y 2012, llegando a los 79,2 años. Pese a ello, las diferencias entre las cifras más altas de esperanza de vida como en el caso de España, Italia y Francia, y las más bajas como en Lituania, Letonia, Bulgaria y Rumanía, no han disminuido desde 1990. En el caso de Rumania, la posible explicación de esta situación, como muestra el informe, es la falta de fondos asignados a este sector, por debajo del nivel de Serbia y Montenegro. Un ejemplo al respecto es el hecho de que Rumanía es el país europeo con el número más reducido de investigaciones de última generación efectuadas.
Los escasos fondos asignados por el presupuesto, un 4% del PIB en 2015, así como la pequeña cantidad que es capaz de pagar cada paciente, es indicativo de la falta de control de sistema de salud de Rumanía. Una consecuencia directa de ello es la alta tasa de mortalidad por cáncer de cuello uterino, la más alta en la UE, un tipo de cáncer que se puede curar si se detecta de forma temprana. Esto demuestra la interdependencia del sistema de sanidad y la situación económica de los países: los países más ricos cuentan con sistemas de salud de alto rendimiento a diferencia de los más pobres, como Rumanía. Si la economía no alcanza el nivel de rendimiento de otros países europeos no nos quedarán muchas fuentes para financiar el sistema de sanidad. La principal fuente la representan los seguros públicos obligatorios cobrados a los empleados y los empleadores y administrados por la Casa Nacional de Seguros de Salud.
Los seguros privados son escasos en Rumanía y en consecuencia, muchas personas pagan de su propio bolsillo los servicios médicos. Una quinta parte de los rumanos utiliza esta modalidad para financiarse el tratamiento y las investigaciones. Además, en estos pagos informales entran, sobre la factura oficial, los llamados “regalos” ofrecidos al personal médico, una práctica muy mal vista pero muy utilizada. Cristian Vladescu, director de la Escuela Nacional de Salud Pública, relaciona la situación con el bajo nivel de salario de los médicos y compara la situación de los profesionales del sistema de sanidad a la de los profesionales de la justicia:
“Hace varios años, en Rumanía fue reconocida la importancia social del sistema jurídico en el que los ingresos de los empleados del sector se sitúan al nivel del promedio internacional. En cambio, en el sistema de sanidad no se hizo lo propio. Dicho de otra manera, la importancia social que se concede a los médicos no ha sido reconocida, pero es obvio que la población concede a los empleados de este sector su debida importancia social. El hecho de que se efectúen pagos informales se puede explicar también así, pero a corto y mediano plazo hace falta encontrar soluciones para financiar al sistema y los ingresos del personal.”
Además de tener salarios bajos, el número de médicos ha disminuido en Rumanía, uno de los países europeos con el más bajo número de médicos por habitante, en concreto 2,5 por cada mil habitantes. Sólo en Polonia se registra una situación aún más preocupante. La inquietud sube cuando tomamos en cálculo la migración masiva del personal médico.
“Podemos hablar de un círculo vicioso. De un lado, a los médicos se les solicita el mismo nivel de rendimiento en la salvación de vidas que a sus colegas de occidente, pero al mismo tiempo su remuneración deja de desear. El círculo vicioso se rompió con la entrada de Rumanía en la UE, fecha desde la que los médicos rumanos han empezado a salir a trabajar en clínicas del extranjero. Y seguirán saliendo en un número cada vez mayor, porque la demanda del mercado occidental es grande.”
Pero el sistema de sanidad depende también de las prioridades de cada estado. Aunque las instituciones de la UE muestran preocupación por el estado de salud de los ciudadanos de la UE, lo que resulta también del informe “Health At A Glance”, realizado por la Comisión junto con la Organización para Cooperación y Desarrollo Económico, desde Bruselas y Estrasburgo no se pueden imponer determinadas políticas. Sólo se pueden hacer recomendaciones, según declara la eurodiputada Renate Weber:
“Desgraciadamente, por razones que yo personalmente no logro comprender, el sector de la salud pública no se incluye en aquellas áreas donde la legislación unificada es aplicable en toda la UE. En este caso, el principio de subsidiariedad se aplica, por lo que la asistencia sanitaria y la educación son áreas reguladas por los Estados miembros. No entiendo por qué. Si queremos tener una Unión sana desde todos los puntos de vista, creo que la salud y la educación de los ciudadanos tiene que estar al mismo nivel en todos los países miembros. En cambio existen algunas recomendaciones por parte de Bruselas, referentes a las políticas públicas, pero éstas no son obligatorias de forma alguna.”
El cuidado de la propia salud depende del nivel de educación y de un mínimo de conocimientos referentes a las medidas de prevención. Renate Weber:
“Cuando hablo de educación me refiero a aquel tipo de comportamiento que a nivel público, debe ser obligatorio para prevenir la contaminación. Y en este caso se han registrado algunos progresos con ayuda de la legislación. Me refiero a la prohibición de fumar y a las reglamentaciones que atañen a los cigarrillos electrónicos. En este caso la ley se combina con la educación.”
Por lo demás, con respecto a Rumanía, el informe “Health At A Glance” registra tanto aspectos positivos como negativos. Registramos la más alta tasa de mortalidad de Europa en casos de accidente vascular cerebral, la más alta mortalidad infantil, pero la situación es positiva en la incidencia de la diabetes con el más bajo número de diabéticos tipo 1 por cada cien mil habitantes. Con respecto al consumo de alcohol y tabaco, Rumanía se sitúa debajo del promedio de la UE. Al lado de los búlgaros y finlandeses contamos con el más reducido consumo de frutas de la UE, pero nos situamos al nivel europeo respecto al consumo de legumbres y en consecuencia, registramos el más bajo número de obesos de Europa.