La terapia del juego
Han comenzado ya las vacaciones, así que nos proponemos hablar en el espacio de hoy del juego.
Ana-Maria Cononovici, 10.07.2013, 16:52
Han comenzado ya las vacaciones, así que nos proponemos hablar en el espacio de hoy del juego. Como se sabe, el juego es muy importante para el desarrollo social, emocional, físico y cognitivo del niño. Cuando juega, el niño utiliza todos sus sentidos; por esta razón, el juego representa la primera etapa del aprendizaje y actividad creadora. Mientras juega, el niño adquiere capacidades y experiencias nuevas, desarrolla su espíritu de observación, la memoria, la atención, la fantasía, el pensamiento y el espíritu artístico. A medida que el niño crece, el juego se vuelve cada vez más complejo y más imaginativo, ya que el niño ejerce sus talentos y habilidades a través del juego.
El proyecto llamado “Redescubramos la escuela”, que se desarrolla ya desde hace tres años, se dirige a los niños con discapacidades, con el fin de prevenir el riesgo de abandono escolar. El enfoque se centra en el juego. Sin embargo, el proyecto aporta algo nuevo. Más detalles nos ofrece ahora la directora del proyecto, Daniela Vişoianu. Escuchémosla:
“La novedad del proyecto consiste en el trabajo con los niños y sus padres. El proyecto tiene varias etapas: primero, trabajamos con los adultos que a su vez trabajan con los niños y sus padres. Los formamos para ser mediadores escolares o trabajadores sociales. Tras finalizar la primera parte del curso, de acreditación, según el acuerdo ultimado con nosotros, deben interaccionar durante una semana de prácticas con un grupo de niños.”
Anteriormente ha habido talleres para niños, así como actividades organizadas junto con los padres, pero hasta ahora en Rumanía los padres y los niños nunca han trabajado juntos en el mismo taller. En lo que sigue, la directora Daniela Vişoianu se refiere a las ventajas de este enfoque:
“Hace falta que el padre deje al niño dirigir el juego, que el niño le diga a su padre “ayúdame con esto”. Prácticamente, se trata de una inversión de fuerzas. El niño siempre tiene la sensación de que hace lo que quiere, sobre todo estos niños con necesidades especiales y estos padres que están sometidos a una gran presión. Incluso para ellos el juego es un método terapéutico. Además, en el marco de este proyecto ofrecemos asesoría psicológica a los padres; reunimos a padres e hijos, niños con diferentes discapacidades. Los niños aprenden a compensar sus problemas, aprenden a superarlos.”
A finales del pasado mes de junio, las personas implicadas en este proyecto contaron con la experiencia de la terapeuta británica Eunice Stragg, una psicoterapeuta con más de 26 años de experiencia en el campo de la salud mental, especializada en la terapia de juego y terapia de juego en arena. En una primera etapa, Eunice trabajó con 8 niños con discapacidades y con sus padres. En la segunda etapa, la terapeuta británica explicó cuáles son las ventajas de la terapia de juego a los colaboradores del programa “Redescubramos la escuela”, psicólogos, mediadores, etc. El objetivo principal de esta forma de terapia es resolver los problemas emocionales o de conducta, lo que significa mejorar la comunicación y el entendimiento entre padres e hijos. Se persigue también mejorar la expresión oral, la aptitud de auto-observación, el control de los impulsos, desarrollar habilidades para gestionar la ansiedad y la frustración, desarrollar la capacidad de confiar en los demás y de interaccionar con ellos. Para alcanzar todos estos objetivos el terapeuta se basa en el desarrollo cognitivo y emocional del niño, así como en los conflictos específicos para cada edad.
Otra novedad es la idea de estimular la independencia del niño con discapacidades frente a sus padres. De nuevo ante nuestros micrófonos, Daniela Vişoianu:
Pretendemos dar espacio al niño, para que los padres comprendan que no pueden construir su vida a través del niño con necesidades especiales. Cuando los padres deben enfrentarse a este reto, reorganizan su vida alrededor del niño con necesidades especiales y dedican unos 10-20 años de su vida exclusivamente a las necesidades del niño. El mayor peligro es que los padres hagan presión sobre el niño, recordándole todos los sacrificios que hicieron.”
Si, de momento, casi 800 familias, es decir, unas 1.600 personas se han implicado en este proyecto en el sur de Rumanía, los organizadores tienen la intención de multiplicar este tipo de proyecto y ampliarlo a nivel nacional.
Traductora: Luminita Ganea