El cultivo de las fresas en Rumanía
România Internațional, 23.04.2015, 11:49
El cultivo de las fresas empieza a ser un negocio provechoso en Rumanía. Lo muestra un amante de la horticultura, Nelu Orlaie, un investigador especializado en genética de las plantas que vendió su piso hace 14 años para mudarse al campo y empezar un negocio con árboles fructíferos en la aldea de Hida del distrito de Sălaj. Empezó con 6 áreas (600 metros cuadrados), para llegar a 10 hectáreas de fresas, grosellas negras y frambuesas. Y como no encontraba especies de buena calidad, decidió crear su propio semillero. Ahora está contento con su decisión y, por supuesto, con el beneficio obtenido. Tiene 10 hijos a los que ha ayudado a estudiar la carrera gracias a este negocio. Su negocio se basa tanto en la producción de frutas, como en la producción de las plantas que vende a las personas que desean invertir en este sector. Nelu Orlaie es también el creador de dos especies de grosellero: Perla Neagră (Perla Negra) şi Amurg (Ocaso). Nos ha contado los inicios de su negocio:
“Compramos un trozo de terreno, unos pares de botas, azadones, compramos unas plantas de fresas y plantamos 6 áreas. Así comenzamos. Las regamos con el balde y con el tarro. No teníamos otros ingresos, pero confiábamos en lo que sabíamos en teoría, en práctica, en que los mercados europeo y rumano necesitaban fresas. Esto era muy importante. El precio en Rumanía ha sido muy bueno. El primer problema que tuvimos fue la imposibilidad de encontrar plantas de buena calidad. Entronces decidimos producir las plantas que necesitábamos, plantas certificadas, como se producían en toda Europa. Y así desarrollamos el negocio cada año. Creamos el primer semillero de fresas certificado en Transilvania. Cuando intentamos vender las plantas que sobraban en el semillero, no tuvimos clientes. Pero a partir del año siguiente, cuando las plantas empezaron a producir, es decir desde hace unos años, no hemos conseguido producir tantas plantas como podríamos vender.”
Ya había empezado la demanda de plantas en el mercado de Transilvania. Actualmente, el semillero vende en todo el país plantas de buena calidad a bajo precio, porque, según ha afirmado el horticultor, el éxito de un cultivo depende mucho de la calidad del material. La inversión para una hectárea de fresas alcanza 10-12 mil euros. De una producción de 20 toneladas por hectárea y un precio de 5 lei (aproximadamente 1,1 euros) por kilo resulta un ingreso de 100 mil lei (aproximadamente 22 mil euros) y un provecho de 40-50 mil lei por hectárea. Es decir que es un cultivo provechoso para Rumanía, donde la competencia es aún escasa, y la demanda en el mercado es alta. Nelu Orlaie opina que, por lo menos durante los próximos 7-8 años, se puede ganar bien de este cultivo:
“Nosotros hemos conseguido aumentar casi cuatro veces la producción de fresas durante 10-15 años. De 6 mil toneladas, hemos superado las 20 mil toneladas, es decir que apenas producimos 1 kilo de fresas por habitante. Esto significa que todavía hay sitio para todo el mundo y se pueden aprovechar los pequeños trozos de terreno que existen en Rumanía. Siempre hemos intentado explicar que en los pequeños terrenos se pueden construir granjas bastante buenas, fuertes, que puedan sostener a una familia. Siempre nos hemos preguntado porqué nuestros jóvenes deben ir a cosechar fresas en España, a cosechar frambuesas en Gran Bretaña o en Alemania, mientra que se podrían cultivar en nuestro país. En Rumanía, un kilo de fresas cuesta más de un euro, mientras que en España o en Italia, los granjeros venden las fresas por aproximadamente 80 céntimos en plena temporada. El mayor gasto después de crear un cultivo de fresas o de árboles fructíferos lo representa la cosecha manual. Y hasta que lleguemos a pagar 7-8 euros por hora pasará algo de tiempo. Rumanía tiene una gran ventaja frente a los demás países europeos: la mano de obra es todavía barata. Esta sería una de las ventajas en el mercado europeo, y los pequeños granjeros que inician un negocio en este sector ganarían mucho.”
El cultivador de fresas propone producciones moderadas para obtener frutas con sabor y aroma, frente a los países europeos en los que las producciones son forzadas y las frutas se evitan en el mercado rumano. Además, en el marco del nuevo Programa Nacional de Desarrollo Rural están previstos fondos europeos para los cultivos de fresas y árboles fructíferos. Es una razón más para que los jóvenes granjeros inviertan en el cultivo de las fresas, espera Nelu Orlaie y recomienda a los jóvenes que tengan valor y que se impliquen en cultivar los árboles fructíferos en vez de irse a otros países:
“Tenemos también un proyecto denominado “Familia unită”-“La familia unida” destinado a las comunidades locales. Es decir que nosotros estamos encantados de pagarnos el desplazamiento a cualquier lugar, a cualquier comunidad local donde existan personas con un poco de imaginación para enseñarles a cultivar la tierra. Y si a lo largo de un año, supongamos que cinco familias renuncian a la idea de irse al extranjero y dejar a sus hijos en algún lugar, para mí esto cuenta más que todo el dinero que tengamos. Tenemos que pensar en los miles de niños que se quedan en casa. Si algunos de los padres se quedan en su país y tienen la oportunidad de ganar igual o más que en el extranjero, ¡piensen cuánto ganarían las futuras generaciones de Rumanía!”
Nelu Orlaie siempre participa en las conferencias organizadas por las Direcciones agrícolas distritales que ofrecen informaciones específicas a los pequeños productores sobre los beneficios de cultivar fresas y, sobre todo, árboles fructíferos. Opina que, durante muchos años, las frutas pequeñas (las grosellas, los arándanos, las frambuesas) tendrán futuro en Rumanía y en todo el mundo, porque la tendencia es que la gente coma lo más sano posible. De momento, los rumanos compran fresas de exportación y van a trabajar al extranjero. Poca gente sabe que Rumanía ha tenido una tradición en el cultivo de las fresas. Hasta 1990, producía al año aproximadamente 40 mil toneladas de fresas en las cooperativas de producción y exportaba cantidades importantes. Después de que las cooperativas dejaran de existir, la producción se redujo a 5 mil toneladas al año. Actualmente, aunque haya aumentado la superficie cultivada con esta especie, se producen sólo aproximadamente 20 mil toneladas al año. Por ello, el mercado está dominado por las importaciones procedentes de España y Turquía. Un 80% de la producción de fresas se produce en el distrito de Satu Mare, pero se han creado también otros centros de producción en Arad y Bihor, y también en el sur del país.
