Juventud, turismo y educación en la Rumanía socialista
Steliu Lambru, 22.05.2023, 18:15
El
6 de marzo de 1945, el gobierno liderado por Petru Groza, un gobierno de una
alianza conducida por el partido comunista, se instaló abusivamente en Bucarest,
lo que puso a Rumanía en la órbita de la URSS. Así, la educación de la juventud
en el espíritu de la ideología marxista-leninista se convirtió en el único
proyecto nacional y se implementó de manera sistemática. Entre 1945 y 1965,
Rumanía se sometió a un período de recuperación después de la guerra y de los pagos
de reparaciones mediante el tratado de paz, de modo que el turismo y el ocio se
restringieron. Desde mediados de la década de 1960, la reactivación económica
también llevó a la reactivación del turismo. Pero el surgimiento del turismo
bajo la tutela de las organizaciones juveniles del partido comunista, en la que
se combinaban la ideología y la adquisición de conocimientos, fue un préstamo
de la Unión Soviética. Se llamaba turismo con propósito, llamado
así para distinguirlo del turismo en Occidente.
En este sentido destacaron las expediciones de
Cutezătorii (los Intrépidos), llamadas así por la revista homónima
que apareció en 1967. A partir de 1969, las expediciones de
Cutezătorii para niños de secundaria se organizaron hasta 1989.
Diana Georgescu enseña estudios del sudeste europeo en el University College de
Londres y describió el marco de organización de las expediciones de
Cutezătorii.
«Los años 60,
cuando comienza esto, son generalmente años de reformas y cambios, y esto
también se ve en el caso de la organización de los pioneros (n. tr.: en
Rumanía durante 1949-1989, pionero era el miembro de una organización de
estudiantes de entre 7 y 14 años). Pasa por una serie de reformas que más o
menos la sacan institucionalmente de la tutela de la Organización de la
Juventud Comunista, y se convierte en una organización independiente con un
presidente, un vicepresidente y todo tipo de comisiones sobre deportes,
turismo, arte y ciencia».
Con
el fin de darles una tradición y movilizar a los participantes en las
expediciones de Cutezătorii, se hacían referencias a organizaciones
similares del pasado, como los Exploradores de Rumanía. La
exhortación más reproducida aparecía incompleta en casi todas las revistas de
pioneros. Era un extracto del discurso del historiador Nicolae Iorga titulado
Sobre el propósito del Explorador: El propósito del explorador es hacerte ir
más allá de la letra de los libros para ver lo verdadero y hermoso que se
encuentra en la naturaleza misma.
Las expediciones tenían lugar en las montañas de
los Cárpatos, a lo largo de los ríos, en el delta del Danubio, etc. Los
campamentos implicaban el desplazamiento desde casa y la reubicación al grupo y
tenían como objetivo formar una experiencia de vida, promover el conocimiento
del país y la cultura y enseñar a los niños la relación con el Estado y la
sociedad socialista. Para las expediciones de Cutezătorii, se formaban
equipos de profesores y alumnos y se llevaba a cabo una educación patriótica,
pero también se daban nociones de antropología, historia, etnografía, folclore,
botánica, zoología, geografía, medio ambiente y ecología. También tenían
diarios de las expediciones. Se otorgaban premios a los equipos participantes
que enviaban sus diarios de expedición y colecciones de artículos a unos jurados.
Diana Georgescu.
«Las
expediciones de Cutezătorii no eran una actividad obligatoria, pero
se fomentaban las actividades pioneras y se necesitaba hacer algo. Se
popularizaron y a mí me sorprendió saber que la gente ponía mucho esfuerzo
tanto financiera como físicamente. Las expediciones duraban 3-4 semanas, tenían
reglas estrictas, no se les permitía usar ningún medio de transporte excepto
para llegar al punto inicial de la ruta. Tenían que caminar, tenían que vivir
en una tienda de campaña en un régimen de autoservicio. Tenían que cocinar
solos, conseguirse su propia comida».
Se estima que, durante más de 20 años, 30 000
equipos participaron en las expediciones de Cutezătorii, con un total de
aproximadamente 500 000 pioneros. Diana Georgescu habló con uno de los
participantes y descubrió lo que pensaba de esas expediciones.
: «En una entrevista con un tipo
que escribió su experiencia en un blog, una expedición a Ceahlău en 1978, le
pregunté cuál había sido el impacto de la expedición en él. Dijo que la
expedición había creado una atmósfera de adicción. Después de regresar de la
expedición, durante todas las vacaciones quedaba solo con ellos, con su
pandilla. Se veían por la tarde y por la noche y contaban las mismas historias.
Básicamente, revivieron toda la expedición en vacaciones y siguieron siendo
amigos. Y los profesores, de manera similar, la mayoría de ellos, comenzaban
sus recuerdos con Yo era joven, me gustaban los niños. Me gustó la
respuesta de una profesora de rumano de Satu Mare que dirigió un grupo mixto
rumano-húngaro. Ella decía que en aquel entonces había profesores con corazón,
que hacían su trabajo con devoción y, en general, se veía un intento de
recuperar una especie de orgullo, de dignidad profesional. No porque se les
impusiera, se les imponían las horas de información política que nadie hacía
con el corazón. Pero en una expedición, en una excursión, no entraba la
política. Era la vida, así como era, la comida tenía que hacerse, el camino
tenía que andarse, era la vida real. He aquí un proyecto político. En el
momento en que los valores del proyecto se interiorizan, cuando la gente
resuena con sus valores, ya no parece político».
Las expediciones de Cutezătorii,
aunque continuaron por inercia durante unos años después de 1989,
desaparecieron. Todavía quedan los recuerdos de generaciones grabados en papel,
fotografías y cintas de vídeo.
Traducción al español: Carolina Hernando