Estadounidenses en Rumanía en la segunda mitad de la década de 1940
Las relaciones rumano-estadounidenses experimentaron un deterioro galopante durante la Segunda Guerra Mundial
Steliu Lambru, 24.04.2023, 15:50
Las
relaciones rumano-estadounidenses experimentaron un deterioro galopante durante
la Segunda Guerra Mundial. En bandos opuestos, Rumanía y los Estados Unidos
eran adversarios debido a causas circunstanciales, no porque tuvieran una
manzana de la discordia que dividirse. Rumanía se había unido a Alemania para
protegerse de la agresión soviética, mientras que Estados Unidos se alió con la
URSS porque lucharon juntos contra Alemania.
Sin
embargo, Rumanía y Estados Unidos mantuvieron contactos mínimos que les
ayudaron a reacercarse. Un ejemplo fue el campo para prisioneros
estadounidenses caídos en Rumanía, del cual habló Gheorghe M. Ionescu, americanófilo
y miembro del Partido Nacional Campesino, entrevistado en el año 2004 por el
Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana. Cerca de la comuna de
Geamăna, en la provincia de Argeș (centro-sur), había un aeródromo militar
alemán desde donde los aviones alemanes interceptaron a las fuerzas aéreas
estadounidenses cuando comenzaron a bombardear el área.
Hubo combate aéreo sobre la comuna. Los
estadounidenses cayeron, ocho paracaidistas salieron de las nubes, porque un
bombardero B-26 tenía ocho oficiales. De ellos, cuatro cayeron muertos con los
paracaídas y cuatro heridos. El viento los llevó a través de un bosque, hacia
Cireşu. La defensa civil, el ayuntamiento, las tropas militares, se
movilizaron, sonaron la corneta para que fuéramos a atraparlos. Yo no fui, que
los atrapasen los que decían que los paracaidistas habían hecho algo malo, que
por eso habían saltado. Se habían arrojado, los pobres, porque habían
destrozado su avión. Los americanos salieron del bosque y se rindieron. Los
subieron en dos carros y los llevaron a Pitesti, al hospital, donde fueron muy
bien tratados y curados.
Con un
espíritu de juego limpio, los oponentes de Rumanía agradecieron la humanidad
con la que los prisioneros estadounidenses habían sido tratados. Gheorghe M.
Ionescu.
Después de
aproximadamente un mes, se dijo en Radio Londres: «Agradecemos al Dr. Nelecu»,
el cirujano y jefe del hospital, «por la atención y el cuidado que brindó a los
soldados estadounidenses y los curó». Por supuesto, después de curarse, los
llevaron al campamento, a Predeal, donde debe saberse que los rumanos se
comportaron muy bien con los soldados estadounidenses. Tenían conferencias,
jugaban al tenis, era una especie de resort de descanso, no como un campo de
prisioneros como hacían los rusos. Enterramos a los cuatro muertos en el
cementerio de Lăceni, en la iglesia de Badea Cârstei. Tenían cada uno su
medallón, con cómo se llamaba, de qué regimiento era, qué edad tenía, todos los
datos civiles. Los estadounidenses tenían sus registros exactos, y no pasó ni
una semana o 10 días después del 23 de agosto de 1944, que vinieron y los
exhumaron y se los llevaron a cada uno a Oklahoma, donde tenían su hogar y
familia.
Gheorghe Barbul, el secretario
personal del mariscal Ion Antonescu, en un diálogo con el historiador Vlad
Georgescu en 1984 en Radio Europa Libre, dijo que, aunque fueran enemigos, Rumanía
y los Estados Unidos estaban negociando.
El primer contacto directo con
los estadounidenses se hizo en Estocolmo por Rădulescu, jefe del gabinete de
Mihai Antonescu. Su interlocutor era un observador personal de Roosevelt en
Europa, un observador que no tenía capacidad oficial. El presidente de los
Estados Unidos recurrió a este sistema para no utilizar la vía diplomática
normal y, por lo tanto, no incurrir en reproches de sus aliados por tratarlos
por separado. El resultado de esta reunión fue resumido por Mihai Antonescu de
la siguiente manera: el presidente Roosevelt se preguntaba con preocupación
cuál sería la línea de unión en Europa entre los ejércitos estadounidense y
soviético. Esta comunicación hecha por Rădulescu produjo un efecto profundo en
Bucarest. El mariscal Antonescu se sintió confirmado en su análisis de que
resistiendo militarmente a los rusos e impidiéndoles entrar en la línea
europea, hacía un servicio no sólo a Rumanía, sino también a los
angloamericanos.
Después de la derrota de Alemania
en 1945, ocupada por el ejército soviético, Rumanía solo podía esperar que la
diplomacia estadounidense pudiera salvarla de la perspectiva comunista.
Entonces aparece la expectativa del desembarco estadounidense en los Balcanes,
que, sin embargo, resultaría ser solo una ilusión. En el año 2000 el líder
liberal Radu Câmpeanu confesó que los emisarios americanos habían dicho a los
políticos rumanos que los EE.UU. tenían una influencia muy débil en Rumanía.
Nicolae Penescu me contó la siguiente
escena que ocurrió a finales de 1944. El Partido Nacional Campesino mantuvo sus
archivos con ciertos informes secretos o situaciones secretas con un tal Sr.
Melbourne. Era un oficial de la misión estadounidense que tenía vínculos con
partidos políticos. Este Melbourne tenía el apartamento al lado de Grădina
Icoanei. Y los del partido campesino necesitaban un papel que estaba en un
archivo que tenía Melbourne. Después de ver el archivo, se sentaron a tomar
café o un dulce, y Melbourne les dijo: debo decirles que no tenemos poder aquí,
el poder pertenece a Moscú. Traten de entenderse con ellos, y traten de hablar
con ellos. Volvieron a Maniu y le contaron lo que Melbourne les había dicho. Y
Maniu les respondió, poniendo la mano sobre su mano, que íbamos a seguir
adelante con lo que pensábamos.
Aunque la historia los separó de
1945 a 1989, Rumanía y los Estados Unidos permanecieron con afinidades
recíprocas. Y después de 1989, las relaciones bilaterales volvieron a su estado
natural, como era de esperar.
Traducido por Carolina Hernando