La revolución rumana, vista desde el extranjero
En 1989, entre el 16 y el 25 de diciembre, el mundo rumano vivió uno de los periodos más turbulentos de la historia del siglo XX. Supuso el regreso a la libertad perdida durante 45 años.
Steliu Lambru, 19.12.2022, 09:38
En 1989, durante 9 días, entre el 16 y el 25 de diciembre, el mundo rumano vivió uno de los periodos más turbulentos de la historia del siglo XX. Supuso el regreso a la libertad perdida durante 45 años, desde la entrada del ejército soviético en Rumanía, en 1944. En la noche del 16 de diciembre de 1989, en Timișoara, las protestas contra la evacuación forzosa del pastor Laszlo Tokes de su propia vivienda se convertirían rápidamente en un tsunami que barrió del poder al régimen comunista criminal.
El periodista Mircea Carp era editor sénior en la radio Europa Libre y, en 1997, contó al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana cómo en diciembre se encontraba nervioso esperando. Consideró que estaba más allá de su deber profesional informar a los oyentes del país sobre los grandes actos de valentía que estaban teniendo lugar en Timișoara. Carp confesó que, a pesar de las corrientes de cambio que se sentían, el estallido de la revolución los tomó a todos por sorpresa:
Llegó diciembre de 1989 y, con esta primera chispa, los hechos de Timișoara. Debo decir que nos pilló por sorpresa el momento en que se produjeron. Nos habíamos preparado tanto mentalmente como desde el punto de vista de la organización de los programas, para un posible cambio de régimen en Rumanía. Pero en sí, el día 16 y el día siguiente, el 17 de diciembre del 89, fueron inesperados para nosotros.
Pero, una vez desencadenada, la euforia no pudo detenerse. Y los periodistas de Europa Libre estaban especialmente nerviosos, porque no podían estar cerca de los acontecimientos para informar desde su núcleo.
Mircea Carp: El primero en transmitir lo que estaba pasando en Timișoara fue mi colega, Sorin Cunea. Al segundo o tercer día, a partir del 18 de diciembre, nos organizamos, empezamos a trabajar en equipo y a trabajar las 24 horas del día. Trabajábamos en equipos de 3 ó 4 personas, sin parar, preparando todas esas emisiones a toda prisa, basándonos únicamente en información que teníamos de agencias de prensa extranjeras, de algunos que habían viajado desde Rumanía. Por supuesto, no teníamos información sólida, información firme, en ese momento, excepto cuando comenzó la explosión del 21 y 22 de diciembre. Hasta entonces, sin embargo, estábamos en plena actividad.
En 1999, el periodista húngaro Peter Marvanyi, de Radio Budapest, contó al Centro de Historia Oral cómo se metió en la fiebre de los reportajes sobre la revolución rumana. Un año antes, Marvanyi había asistido a la gran manifestación en la capital húngara, exigiendo libertad y democracia:
En 1988, participé en la manifestación de Budapest, donde había alrededor de 80-100 000 personas juntas, exigiendo democracia para ambos países, para Rumanía y para Hungría. Las cosas empezaron a ponerse interesantes cuando, el 16 de diciembre, en la radio húngara empezamos a centrar nuestra atención e informarnos paso a paso sobre los acontecimientos que ocurrían en Rumanía. Yo era el editor del programa de noticias en el que, en esos días posteriores al 16 de diciembre, comenzamos a contarles a nuestros oyentes de todo el país, desde Hungría, lo que estaba sucediendo en Rumanía. Teníamos información muy contradictoria, no sabíamos absolutamente nada de lo que estaba pasando. Solo sabía una cosa: que algo muy, muy importante estaba sucediendo.
En 2003, el Centro de Historia Oral preguntó al activista cívico Dinu Zamfirescu, que estaba en Francia en 1989, cómo pasó los días del comienzo y desarrollo de la revolución rumana:
En primer lugar, a través de las radios y televisiones francesas. Por así decirlo, dos de ellas me llamaron, especialmente France 3, donde estaba en el set todos los días. Yo era el rumano de guardia, estaba con los dos ponentes y comentaba el tema rumano. Recuerdo que había dos monitores, que la audiencia no podía ver, pero en ellos podíamos ver las noticias que entraban. Y el 25 de diciembre apareció la noticia de la ejecución de Ceaușescu. Hacía calor. Y cuando se anunció la noticia, era una noticia candente, y me pidieron que la comentara. Tuve que decir que fue el primer gran error del nuevo régimen que se estableció en Rumanía. Entonces dije que Ceaușescu debería haber sido retenido e interrogado de alguna manera, para que dijera más cosas. Dije entonces que probablemente algunos de los que estaban en el poder tenían miedo de que también se descubrieran ciertas cosas sobre ellos. Pero un exministro francés de asuntos exteriores dijo que estaba bien que lo hubieran ejecutado, y yo dije entonces que probablemente este ministro también tenía algo que ocultar. Lo cual no era imposible. Pero hoy no volvería a decir lo mismo, y tal vez esté bien que haya sucedido así.
Hasta el 22 de diciembre de 1989, los rumanos, sus vecinos y el mundo civilizado se enteraron del comienzo de los grandes cambios con la ayuda de los medios de comunicación extranjeros. Afortunadamente, a partir del 22 de diciembre, los medios de comunicación en Rumanía quedaron libres, siguiendo la voluntad de la sociedad.