Tudor Vladimirescu, 200 años
En enero de 1821, en Oltenia, en el oeste de Muntenia, empezaba un movimiento con objetivos políticos dirigido por Tudor Vladimirescu, exmilitar en el ejército ruso y comerciante, influido por las ideas del nacionalismo iluminista de la época.
România Internațional, 17.05.2021, 18:12
En enero de 1821, en Oltenia, en el oeste de Muntenia, empezaba un movimiento con objetivos políticos dirigido por Tudor Vladimirescu, exmilitar en el ejército ruso y comerciante, influido por las ideas del nacionalismo iluminista de la época. Vladimirescu llegó el mes de marzo a Bucarest para intentar poner en práctica las ideas de su época. Durante casi dos meses dirigió Muntenia, pero el mes de mayo abandonó Bucarest por miedo a la intervención turca. El 21 de mayo de 1821, Vladimirescu fue asesinado por los nacionalistas griegos que lo acusaron de traición. Aquel movimiento ocurrido hace 200 años fue considerado durante mucho tiempo el comienzo de la emancipación nacional rumana.
Sin embargo, la situación política en la zona era más complicada. Un elemento igual de importante era el nacionalismo griego que perseguía la independencia de Grecia a través de la actividad de la sociedad revolucionaria Eteria (Fraternidad). El nacionalismo griego recibía un apoyo fuerte por parte de Rusia, pero también se beneficiaba de otro apoyo en los Principados Rumanos a través de los príncipes fanariotas. De origen griego del barrio Fanar de Constantinopla, los fanariotas fueron designados por el Imperio otomano para dirigir Muntenia y Moldavia desde el año 1716. Así, todo el siglo XVIII fue denominado ”el siglo fanariota” y fue percibido de manera negativa tanto por los contemporáneos como por la posteridad. Lo que parecía una causa común rumano-griega se transformó en 1821 en dos proyectos separados, griego y rumano.
Junto con el historiador Alin Ciupală rehicimos la historia del movimiento dirigido por Tudor Vladimirescu 200 años atrás. Ciupală habló de la contribución esencial de los boyardos rumanos patriotas en la puesta en marcha de la insurrección:
”Un elemento sobre el cual se habló muy poco en general fue el papel de los boyardos rumanos. Los boyardos, influenciados por las ideas iluministas, llegaron del espacio occidental a los Balcanes a través de la cultura griega. Estas ideas que una gran parte de los boyardos rumanos asimiló, prácticamente desencadenaron la ruptura que constatamos sobre todo a finales de la segunda mitad del siglo XVIII. Se trata de la ruptura entre el proyecto nacional griego y lo que empezaba a ser el proyecto nacional rumano. En otras palabras, el nacionalismo griego patrocinado en los Principados por los príncipes fanariotas y los boyardos griegos se enfrentaron al nacionalismo de una gran parte de los boyardos rumanos. Por eso, los boyardos rumanos trataron de encontrar soluciones para apartar a los fanariotas.”
Las ventajas que tenían los griegos no las tenían los rumanos y al revés. Los griegos poseían los medios políticos, administrativos y militares en Muntenia mientras que los rumanos contaban con los medios económicos.
Alin Ciupală considera que Tudor Vladimirescu fue la solución encontrada por los boyardos rumanos, una solución poco esperada:
”En esta coyuntura aparece Tudor Vladimirescu, un hombre de acción, un hombre con experiencia militar que había luchado en la guerra ruso-turca de 1806-1812 y había sido condecorado por las autoridades militares rusas. Vladimirescu fue contratado por estos boyardos patriotas, fue llamado a Bucarest, recibió dinero para ir a Oltenia y organizar, dotar de armas y traer a los soldados a Bucarest. Sólo que, una vez llegado a Oltenia, viendo que tenía autoridad y era obedecido por aproximadamente 5.000 personas, decidió encargarse de la acción por su cuenta. Se olvidó del proyecto inicial de los grandes boyardos y se fue a Bucarest con la intención clara de asumir el poder tras el deceso del último príncipe fanariota de Muntenia.”
Hemos preguntado a Alin Ciupală cuál fue el interés común entre los grandes boyardos y Vladimirescu:
”Hubo un punto común entre los grandes boyardos y Tudor Vladimirescu representado en primer lugar por la eliminación de los fanariotas. La relación de colaboración acabó cuando Vladimirescu se encargó de toda la acción por cuenta. propia. En aquel momento, los grandes boyardos rumanos se refugiaron en Brasov y Sibiu, y Vladimirescu se quedó solo e intentó imponer su autoridad. Tenemos muchos documentos que nos indican sus intentos constantes de obtener el apoyo de los boyardos que se quedaron en el país porque los boyardos eran los únicos que podían ofrecerle la legitimidad que necesitaba para ocupar la posición de autoridad.”
El movimiento nacional griego esperaba el gran apoyo de Rusia. Como el apoyo no llegó y el ejército de Vladimirescu se separó del griego, la situación se volvió confusa y fue calmada por las tropas otomanas.
Hemos preguntado a Alin Ciupală si se puede hablar de un fracaso en este caso:
”Los acontecimientos coinciden con la revolución griega y en el momento en que el Imperio otomano estaba seguro de que Rusia no intervendría en la revolución griega, se produjo la intervención militar otomana. Es interesante el hecho de que en ninguna parte hubo conflictos entre las tropas otomanas y los soldados de Tudor Vladimirescu, lo que indica claramente que el objetivo de la intervención turca era liquidar la revolución griega.”
Sin embargo, el trágico fin de Tudor Vladimirescu y la precipitación de los acontecimientos tuvieron un efecto positivo en la posteridad. Al trono de los Principados Rumanos regresaron las élites rumanas que crearon una estrategia nacional futura más articulada.