El rey Carlos II de Rumanía
En el verano de 1930, ascendió al trono de Rumanía el rey Carlos II, el primer hijo de los creadores de la Gran Rumanía, el rey Fernando I y la reina María.
Steliu Lambru, 12.10.2020, 14:59
En el verano de 1930, ascendió al trono de Rumanía el
rey Carlos II, el primer hijo de los creadores de la Gran Rumanía, el rey
Fernando I y la reina María. Carlos II fue el rey rumano más controvertido,
tenía cualidades de líder y en los años en que gobernó Rumanía se llevaron a
cabo importantes reformas. Sin embargo, su carácter y comportamiento difícil en
general impidieron que tanto él como su reinado estuvieran a la altura de sus
predecesores.
El rey Carlos II nació el 15 de
octubre de 1893 en Sinaia, la residencia de los reyes de Rumanía. Participó en
la Segunda Guerra de los Balcanes en 1913 y en la Primera Guerra Mundial. De
carácter aventurero y extremadamente vanidoso, Carlos II renunció dos veces al
trono de Rumanía, en 1918 y en 1925. En 1920, nació su primer hijo de su matrimonio
con Ioana Lambrino, matrimonio contraído en secreto sin la aprobación del
Parlamento rumano. Después de su divorcio de Lambrino, se casó con la princesa
Elena de Grecia. De este matrimonio nació en 1921 un único hijo, el futuro rey
Miguel I.
En 1927, a la muerte de
su padre, Carlos estaba en el exilio y una regencia gobernaba Rumanía en nombre
de su hijo menor. En 1930 regresó al trono, convocado por la clase política rumana.
Gobernó Rumanía por más de una década y logró transformar el país. Entre otras
cosas, durante su reinado se realizó la gran sistematización de Bucarest, se
construyó el Palacio Real, comenzó a
funcionar la famosa institución cultural de las Fundaciones Reales.
El jurista Radu Boroș, doctor en el
Instituto de Derecho Aéreo en Königsberg (Alemania), ocupó varios cargos en la
aeronáutica rumana en la década de 1930. En una entrevista de 1995 concedida al
Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, Boroș destacó el papel que tuvo
el rey Carlos II en impulsar el desarrollo de la aeronáutica en Rumanía.
Quisiera decirles que para mí, el rey Carlos II es
un gran rey. Y si los rumanos lo hubieran entendido, habríamos realizado muchos
más progresos. Todo lo que se hizo desde el final de la Primera Guerra Mundial
hasta la Segunda Guerra Mundial, todo lo que se hizo en el país, en la industria,
en la administración y en otros sectores fue lo que él quiso, patrocinó e
impuso. Cuando vino a Rumanía, desde el punto de vista de la aviación, no
existía nada. Nosotros, durante la Primera Guerra Mundial, teníamos pocos
aviadores y globos cautivos. Luego, llegamos a centrarnos más en los globos
cautivos que en la aviación de caza o bombardeos. El rey decidió desarrollar la aviación militar
e impuso la creación de la fábrica I.A.R. Brasov, donde también realizamos un
avión de combate, I.A.R. 14, que, en su momento, en los años 37 y 38, era uno
de los mejores aviones de combate. El rey Carlos II se dio cuenta de que
Rumanía necesitaba desarrollar también la aviación civil porque la aviación se
iba a convertir en un importante medio de transporte. Así que decidió crear una
compañía rumana de transporte aéreo, completamente rumana. Hasta la creación de
esta sociedad rumana, el país participó con Francia en la Sociedad
franco-rumana.
Sin
embargo, el soberano también tenía grandes defectos que afectaron el
funcionamiento del Estado y la posteridad de su reinado. Se rodeó de personas
de mala influencia, codiciosas y de una amante versada. En el plano externo, el
rey rumano trató de equilibrar la política, pero sin mucho éxito. Radu Lobei
fue el jefe del Servicio de Seguridad del rey y en 1994 recordó las visitas que
el soberano hizo en 1938 a Francia, Gran Bretaña y Alemania.
En 1938, en noviembre, acompañé al rey a Londres.
Tenía un calendario previamente establecido por el primer ministro Armand
Călinescu, con indicaciones diarias, lo cual era difícil de lograr porque la Corte
de Inglaterra no quería recibir a Carlos. E incluso las autoridades francesas
habían condicionado que la señora Lupescu no viajara a Francia. Y, por
supuesto, que el día después de la llegada del rey Carlos, llegó también la señora
Lupescu, pero no se alojaron en el mismo hotel. Realizamos la visita a París,
luego fuimos a Londres, donde nos quedamos durante casi 10 días. Volvimos a
París y teníamos que volver al país, ese era el programa establecido. Sin
embargo, una mañana, no recuerdo exactamente la fecha, probablemente el 9 de
noviembre, al llegar al hotel Meurice donde se alojaba el rey, me dijo que
había decidido ir a Berchtesgaden para visitar al canciller Hitler ¡sin horario
previamente establecido! Se me cayó el cielo encima. Estas visitas se habían
establecido y acordado con tanta dificultad para que el rey recuperara las
buenas relaciones con los países occidentales y él quería reunirse con Hitler…
Había sido muy difícil organizar estas visitas. Sobre todo en Inglaterra fue
terrible.
En 1940 se produjo el desastre. Fue el año en que
Rumanía perdió territorios que había obtenidos con grandes sacrificios al final
de la Primera Guerra Mundial: Besarabia, Bucovina del Norte, Transilvania del
Norte y el Cuadrilátero. En septiembre de 1940, Carlos II dejó sin gloria el
trono de Rumanía y volvió al exilio con su amante Elena Lupescu y algunos
amigos cercanos. Murió el 4 de abril de 1953 en Estoril, Portugal. En su
funeral estuvieron presentes sólo unos pocos amigos cercanos, entre ellos su
hermano Nicolás.