80 años desde la instalación del régimen legionario
El 6 de septiembre de 1940, el régimen de carácter fascista llamado legionario dirigido por el general Ion Antonescu se instaló en Rumanía.
România Internațional, 28.09.2020, 18:05
El 6 de septiembre de 1940, el régimen de carácter fascista llamado legionario dirigido por el general Ion Antonescu se instaló en Rumanía. El régimen legionario transformó Rumanía en un Estado nacional-legionario en el que se suprimieron todas las libertades democráticas. Los principales actores que hicieron posible el momento del 6 de septiembre de 1940 fueron el rey Carlos II, el general Ion Antonescu y el Movimiento Legionario y su líder, Horia Sima.
El rey Carlos II, aventurero con impulsos autoritarios, fue considerado el principal responsable del desastre territorial que sufrió Rumanía en 1940. En junio, Besarabia y Bucovina del Norte fueron anexionadas por la Unión Soviética y en agosto Hungría incorporó Transilvania del Norte por el dictado de Viena. El 5 de septiembre, bajo la presión de la calle, Carlos II nombró jefe de Estado al general Ion Antonescu y abandonó el trono de Rumanía, sucediéndolo en el trono su hijo, Miguel. El general Antonescu, el segundo actor principal, había dirigido un virulento memorándum al rey Carlos en el que protestaba contra la rendición sin resistencia a la Unión Soviética, había sido exiliado por el rey y, por lo tanto, había ganado un enorme prestigio a los ojos del ejército. El tercer actor principal fue el Movimiento Legionario. Organización fascista fundada por Corneliu Zelea Codreanu en 1927, el Movimiento Legionario participó en la vida política de Rumanía en los años 30 bajo varios nombres como la Guardia de Hierro, el Grupo Corneliu Zelea Codreanu y el Partido Todo por el País. Desde febrero de 1938 hasta septiembre de 1940, el régimen de autoridad personal de Carlos II ejerció una feroz persecución contra los legionarios, culminando con el asesinato de su líder, Zelea Codreanu.
Debido a la negativa de los líderes de los partidos democráticos, Dinu Brătianu, jefe del Partido Nacional Liberal, e Iuliu Maniu, presidente del Partido Nacional Campesino, a formar una coalición gubernamental con los legionarios, se logró un Gobierno de legionarios y militares y civiles cercanos a Antonescu. Así apareció el “Estado nacional-legionario, sobre el cual hablamos con el historiador Ioan Scurtu:
“Por primera vez en la historia de Rumanía, el liderazgo del país se realizó con base en una ideología. Los legionarios llegaron al poder con la voluntad de organizar Rumanía a su imagen y semejanza, por así decirlo. Por lo tanto, obtuvieron la proclamación de Rumanía como Estado nacional-legionario. Así que ya no era un Estado ordinario, era uno legionario. Y luego comenzaron a transformar ese Estado comenzando por la economía. Designaron comisionados de rumanización que debían hacerse cargo de las empresas que pertenecían a judíos, pero también muchas dirigidas por rumanos, como la fábrica “Letea en Brașov, que estaba dirigida por Dinu Brătianu. Idearon una especie de plan de desarrollo según la ideología legionaria centrado, en primer lugar, en la agricultura, en la idea de que el Estado rumano estaba formado en una proporción del 80% por campesinos.
Después de la transformación de la economía, se ocuparon de la cultura y la educación. Ioan Scurtu.
“Desde el punto de vista ideológico y cultural, asumiendo el Ministerio de Educación Nacional y el Ministerio de Propaganda Nacional, los legionarios intentaron imponer la idea de que el individuo es una pequeña rueda en una enorme maquinaria de relojería, que es la del Estado. El individuo tenía que seguir ciertas directivas impuestas por el Movimiento Legionario. En otras palabras, los derechos y libertades individuales ya no existían, solo existían los derechos y obligaciones colectivos del Estado que fueron establecidos por el Movimiento Legionario. En cuanto a política exterior, obviamente la orientación fue hacia Alemania e Italia porque desde diciembre de 1937, durante la campaña electoral para las elecciones parlamentarias, Corneliu Zelea Codreanu había declarado que dentro de las 48 horas posteriores a la victoria del Movimiento Legionario Rumanía tendría una alianza con Roma y Berlín. Por insistencia de los legionarios y por su propia voluntad, Ion Antonescu firmó el 23 de noviembre de 1940 la adhesión de Rumanía al Pacto Tripartito, es decir, a la alianza entre Alemania, Italia y Japón.
De hecho, Rumanía se convirtió de un Estado debilitado a uno tumultuoso, como afirma el historiador Ioan Scurtu:
“Hubo toda una conmoción porque tal reorganización no podía dar resultados tangibles e inmediatos. Cambiar a los líderes empresariales, poner otros nuevos que eran miembros del Movimiento Legionario, muchos de los cuales carecían de la capacidad y habilidad para liderar la economía, no hizo que esos negocios funcionaran. Se expulsó de la educación a profesores, incluidos prestigiosos profesores universitarios, y se instalaron simpatizantes de legionarios que promovían su ideología. Este proceso también tuvo lugar a nivel de educación secundaria, en los liceos. Todo el aparato de propaganda estaba destinado a elogiar al Movimiento Legionario, Codreanu, Sima, a alabar a Alemania e Italia, etc. Después de que Rumanía conviviera con la alianza con Francia y el Reino Unido para defender su integridad territorial, nadie podía olvidar que el dictado de Viena había sido impuesto por Hitler y Mussolini. De modo que estos cambios brutales no dieron resultados porque un Estado es un mecanismo muy engorroso e inercial que no se puede cambiar de un día para otro. Si se echa a un director de una gran empresa, no significa que esa empresa funcionará al máximo de su capacidad al día siguiente. Ni por asomo.
El Estado nacional legionario duró hasta enero de 1941 cuando fue reemplazado por la dictadura militar y personal de Ion Antonescu. La rivalidad entre Antonescu y el Movimiento Legionario estalló en enero de 1941 cuando el primero, con el apoyo de Alemania, resolvió la disputa a su favor.
Versión en español: Victoria Sepciu