Reconstruir la cultura de la protesta en Rumanía
Steliu Lambru, 30.09.2019, 18:53
Al igual que el voto
universal, la protesta es la forma máxima de manifestación libre de las
opiniones en la sociedad moderna. Las raíces de la protesta se remontan a la Revolución
francesa de finales del siglo XVIII y a todo el siglo XIX. La protesta siempre
ha sido el indicador según el cual se mide el grado de libertad de una sociedad
moderna y su diversidad. Los tiranos del siglo XX manifestaron una aversión patológica
a las protestas y al desafío a la autoridad. Esta autoridad ha sido heredada
también por los líderes liberales y populistas del período actual que
afortunadamente no han podido reprimir la protesta tal como lo hicieron el
comunismo y el fascismo.
Durante el período de entreguerras, en Rumanía la protesta era una
forma usual para manifestar el desacuerdo de un grupo social o político con la
política de la autoridad. Sin embargo desde 1954, año en que se instaló el
Gobierno comunista, la protesta fue reprimida con brutalidad. Aun así, entre
1945 y 1989 los rumanos protestaron cuando las condiciones de trabajo y de vida
llegaron a ser insoportables. Entre dichas protestas figuran las huelgas de los
mineros de 1977 y la huelga de los trabajadores de las fábricas de Brasov La
bandera roja y El tractor. En 1989, como una venganza de la historia, los
rumanos volvieron a protestar incluso a través de una serie de manifestaciones masivas
que determinaron la caída del régimen comunista. Desde aquel entonces, la
historia reciente de Rumanía puede ser escrita también desde la perspectiva de la
cultura de la protesta.
La poetisa Ana
Blandiana, oponente del régimen comunista
y una de las personas que contribuyeron al renacimiento de la protesta
en Rumanía, inauguró la exposición denominada Democracia y protesta. Ana
Blandiana ha declarado que el objetivo del evento fue recordar los momentos que
contribuyeron a la reconstrucción del espíritu protestatario:
Esta idea, sin ser original, contiene algunos acentos especiales del
presente. Nuestro objetivo fue juntar y presentar los grandes acontecimientos
que tuvieron lugar en Rumanía, las grandes protestas que se celebraron en
Rumanía, desde la primera protesta en contra del comunismo de 1945 hasta las
protestas de la Plaza de la Victoria de 2017. Se trata de un alegato para crear
una cultura de la protesta. Una verdadera civilización también cuenta con una
cultura de la protesta y una cultura de la protesta significa reconocer y
relacionar los momentos de la protesta. Me asombró mucho el hecho de que
algunos consideraran las protestas de Rosia Montana las primeras protestas de la historia moderna de Rumanía. Con más
razón porque la mitad de los manifestantes de la Plaza de la Victoria habían
estado también en la Plaza de la Universidad 20 años atrás. Los del 2017
simplemente no lo sabían, vivimos en una sociedad que de manera programática destruye la memoria.
La existencia de la protesta no siempre beneficia a la democracia.
Ana Blandiana:
He recibido de Estado
Unidos un ensayo denominado The Language of Protest en cuya portada está el
símbolo de la anarquía, el famoso círculo de la anarquía, y he vuelto a pensar
en la gran diferencia que hay entre las protestas. Para el estadounidense que
escribió el libro, la protesta era una forma de contestar de la sociedad, la
anarquía es la que quiere destruir la sociedad sin decir con qué la quiere
reemplazar. Las protestas en las que pensamos nosotros son protestas a favor del
Estado de derecho, para poder vivir de nuevo en este Estado de derecho. Éste es
el motivo de las protestas iniciadas por los manifestantes de Brasov en 1987, unos
jóvenes que representaban a la organización de los trabajadores de Brasov. Además,
todo el decenio de la Alianza Cívica no fue más que un alegato y una protesta
en contra del rechazo de reconstruir el Estado de derecho que iba a realizarse
en base a la Proclamación de Timisoara. Las protestas de 2017 no son más que la
manifestación de los que no quieren aceptar que Rumanía no es capaz de
convertirse en un verdadero Estado de derecho.
La cultura de la protesta ha vuelto al comportamiento diario de los
rumanos después de casi 50 años de represión. Los años 1990 fueron dominados
por la exhibición de la protesta en sus diversas formas, desde la pacífica, que
sigue siendo la más constructiva, hasta las formas extremas, violentas. La
protesta política continuó generando titulares en los periódicos y noticieros
de las emisoras de radio y televisión. La protesta maratón de 52 días de la
Plaza de la Universidad de los meses de abril y mayo de 1990 sigue siendo el
punto de referencia más importante del deseo de decir no cuando un grupo de
personas siente que la política no dirige la sociedad en el beneficio común. Se
puede decir que el renacimiento de la protesta en Rumanía después de 1989 tuvo
que ver con el renacimiento de la democracia y la política, con la reconexión
de los ciudadanos a la normalidad: buscar el interés público y el bien común.