Astronomía en el territorio rumano
El cielo, el universo, ha ejercido una fascinación irresistible sobre las personas, indiferentemente del nivel de civilización de la sociedad y de la educación del individuo.
Steliu Lambru, 02.12.2019, 09:22
El cielo, el universo, ha ejercido una fascinación irresistible sobre las personas, indiferentemente del nivel de civilización de la sociedad y de la educación del individuo. El cielo está relacionado con el vuelo, lo más alto posible, para saber lo que hay más allá, aquel “más allá que es siempre el misterio relacionado con la curiosidad humana. Nuestra percepción del cielo y el universo que está más allá de lo que uno ve a simple vista o con la ayuda de los aparatos y los instrumentos es una de las historias más atractivas del mundo. La historia de la astronomía es igual de sinuosa, imprevisible y llena de confusiones a pesar de algunos descubrimientos.
La actual representación de la astronomía, la ciencia del espacio cósmico, está relacionada con un conflicto irremediable entre la ciencia y la religión. El ser humano contemporáneo está convencido de que el universo y Dios no se pueden juntar, dado que lo racional y lo irracional no pueden funcionar juntos. En cambio la historia de la astronomía ha mostrado que la mayoría de las veces se puede hablar de un esfuerzo común de los sabios que eran frecuentemente gente de la Iglesia. También en el territorio rumano la astronomía ha ido de la mano de la religión. El monje Dionisio el Exiguo, quien vivió entre los siglos V y VI en Tomis, la actual Constanza, es considerado el primer astrónomo. Los astrónomos lo consideran el inventor de la era cristiana y del establecimiento del año 1 del calendario actual. Excelente conocedor de los idiomas griego y latín, a Dionisio el Exiguo se le debe un tratado de dogmática cristiana. La astrónoma Magda Stavinschi lo considera una de las personas importantes de la historia de la astronomía, siendo el autor de importantes resultados científicos.
“También en los territorios rumanos ha habido muestras del interés por comentar científicamente el universo, el mundo en que vivimos, sin descartar que aquellas personas fueran creyentes, incluso teólogos. Quizás el ejemplo más conocido es el de Dionisio el Exiguo o Dionisio el Enano, o Dionisio el Humilde, quien vivió en Escitia Menor en Tomis, la actual Constanza. En el año 525 publicó el Liber de Paschate o el Tratado sobre la Pascua. Me parece que Dionisio el Exiguo fue un genio dos veces. Una vez porque 500 años después del nacimiento de Jesucristo estimó con un error de entre 4 y 7 años la fecha de nacimiento de Jesucristo. Si nosotros, con la tecnología actual, con los conocimientos históricos, no hemos podido determinar exactamente, con terrible certeza aquella fecha, creo que Dionisio fue una persona especial. No era solo un monje, un invitado de la Curia papal para establecer el calendario en que el equinoccio y la Pascua de Resureccion dejaran de celebrarse a tan larga distancia, como había pasado en aquel siglo. El hecho de conseguir establecer con tanta precisión la fecha de nacimiento de Jesucristo, con sus conocimientos de historia, de lenguas extranjeras (y en aquella época no se hablaba un solo idioma), de matemáticas, de astronomía, fue un éxito. Él hizo que la fecha de nacimiento de Jesucristo sea reconocida a nivel mundial, indiferentemente de la religión. Si algunos no conocen otras fechas históricas, al menos conocen la fecha de nacimiento de Jesucristo.
También en el territorio rumano, al igual que en Europa Occidental, los monasterios fueron centros culturales y educativos antes de la modernidad del siglo XVIII. El estudio del cielo en la premodernidad rumana está relacionado con el príncipe Constantin Brâncoveanu (1688-1714), quien fundó numerosas iglesias y apoyó las tendencias artísticas de su época. Pero Brâncoveanu también apoyó la ciencia. Magda Stavinschi.
“Unos siglos atrás, en la época de Constantin Brâncoveanu vivió una persona muy interesante, Hrisant Notara. Era griego, en aquella época muchos profesores y eruditos venían de allí, y fue llamado por Constantin Brâncoveanu para ser preceptor de sus hijos. Brâncoveanu hacía lo que nosotros también hacemos ahora, enviaba a sus hijos a estudiar en el extranjero. Les enviaba a las universidades más conocidas del mundo. En 1667 nace el Observatorio astronómico de París, fundado por Luis XIV, bajo la dirección de un italiano que iba a recibir nombre francés, Jean Dominic Cassini. Cassini colaboró directamente con Hrisant Notara, quien había sido enviado por Brâncoveanu, y en 1716 Hrisant Nottara publicó un libro, «Introductio ad geographia et sphaeram» en que había capítulos de trigonometría, astronomía y ciencias. Podríamos decir que sería el primer libro científico publicado en el territorio rumano. Hrisant Notara fue científico, hizo observaciones, yo mismo encontré sus firmas en las efemérides del Observatorio de París, estuvo también en el Observatorio de Padua, en Londres, y parece que estuvo también en Moscú. A pesar de ello, subió en la jerarquía de la Iglesia hasta el cargo de patriarca de Jerusalén. Hace un compromiso, presenta tanto el modelo de Ptolomeo como el modelo de Copérnico como dos maneras de interpretar el Universo. Creo que es un compromiso, porque alguien que trabaja en el Observatorio astronómico de París, en el de Padua o en Londres es imposible no darse cuenta de que el modelo de Copérnico es el verdadero.
La astronomía en el territorio rumano ha sido una afición, pero también un esfuerzo científico de unas personas que buscaban explicaciones para ellas y para los demás sobre el mundo físico y el mundo espiritual. En Europa y en los territorios rumanos, el conflicto entre la ciencia y la religión representó de hecho el mismo tipo de búsqueda.