La Revolución francesa en Bucarest
La Revolución francesa fue el proceso más importante del siglo XVIII, proceso que determinó la transformación más amplia hasta aquel entonces de las sociedades europeas.
Steliu Lambru, 10.12.2018, 16:25
La Revolución francesa fue el
proceso más importante del siglo XVIII, proceso que determinó la transformación
más amplia hasta aquel entonces de las sociedades europeas. Todo lo que había
sido anteriormente fijado en la cultura y la civilización europea se vio
afectado por los efectos del año 1789: desde mentalidades y estructuras sociales
hasta programas utópicos y la movilización para proyectos políticos reales.
Los Principados Rumanos se
encontraban desde el punto de vista geográfico, mental, político y económico en
el espacio controlado por el Imperio otomano. El siglo XVIII fue denominado en
la historiografía rumana el siglo de los fanariotas, nombre que provenía del
barrio Fanar de Constantinopla poblado por griegos, de donde se reclutaban los
príncipes que ocupaban los cargos más altos de Iasi y Bucarest. Hacia finales del
Siglo de las Luces, las ideas de modernización nacidas en Occidente empezaron a
aparecer también en Oriente y se adaptaron a las aspiraciones locales. Aunque
la estructura social y económica, la política y las influencias religiosas no
se parecieran a las de Occidente, el espacio rumano resonó a través de la
cultura con lo que sucedía en Francia.
La historiadora Georgeta Filiti
piensa que en Bucarest, la capital de uno de los Principados Rumanos, la
cultura pudo hacer lo que no lograron hacer otros tipos de conocimientos:
La influencia de la Revolución francesa, es decir las ideas
innovadoras, empiezan a brotar también en Bucarest. Los señores fanariotas eran
gente cultivada. Cuando uno traduce a Moliere, conoce a Voltaire, escribe un
tratado contra el hábito de fumar o tiene una biblioteca cuyos manuscritos son
apreciados por el rey de Francia es evidente que existe un cierto ambiente
cultural. Una revolución o sus ideas no se pueden manifestar en un espacio
opaco donde el mundo no las puede entender.
La Revolución francesa en
Bucarest no se pareció a la verdadera revolución. Hubo una agitación de las
élites y fue relacionada a la personalidad de algunas figuras especiales.
Georgeta Filiti:
Por otra parte, hay que saber que no fue un fenómeno general en el
que se implicaron todas las clases sociales. El elemento coagulante fue un
personaje muy interesante de los Balcanes. Se trata de Rigas Velestinul
considerado arrumano por algunos, nacido en la localidad de Velestinos, cerca de
Volos, región que se parece mucho a un pueblo rumano. El personaje es
reivindicado también por los griegos. Sin embargo toda su vida activa se
desarrolló aquí, en Valaquia, y toda su creación se realizó en el espacio
rumano.
La expansión de la modernidad francesa
a Europa se produce debido al impulso revolucionario. La Francia republicana es
efervescente, propaga sus ideas humanistas por todos los puntos cardinales.
Hacia el este, en la periferia del Imperio otomano, los diplomáticos franceses
encuentran otro espacio listo para compartir los ideales de su país.
Nuevamente en declaraciones
para RRI, Georgeta Filiti:
La influencia francesa se produce de forma múltiple. Por un lado están
los manifiestos de los revolucionarios franceses, de personajes que van y
vienen y de los diplomáticos. Inmediatamente después de las guerras que habían
destruido a los Principados Rumanos entre rusos, turcos y austríacos, se abren
los consulados austríaco y ruso. Los franceses también intentaron crear una
fórmula diplomática similar. Los diplomáticos franceses que llegaron a Bucarest
fueron revolucionarios. Hubo una efervescencia en este sentido. Los
diplomáticos Claude-Emile Gaudin y Carra Saint Cyr se reunieron con un grupo de
boyardos y comerciantes. Los comerciantes de Francia como Hortolan que abrió el
primer almacén universal en Bucarest llegaron desde el año 1789.
Aunque estuvieran abiertos a lo
nuevo, a las ideas y programas generosos de la Revolución francesa, los rumanos
del siglo XVIII estaban en la periferia de Europa y no podían tener las mismas
aspiraciones que los ciudadanos de París. Pero las ideas revolucionarias
francesas se adaptaron a las condiciones locales, tal como nos ha contado
Georgeta Filiti:
Claro que además de los momentos de entusiasmo cuando cayó la
monarquía, en Francia siguieron el terror y otras cosas reprobables. Volviendo
a aquel personaje Rigas, que fue alguacil de varios boyardos y secretario en la
corte, conviene precisar que también creó una constitución. Una constitución
válida para todos los pueblos de los Balcanes, sin precisar el papel de cada
cual, y el punto central era salvar a los rumanos de la ocupación otomana. Tuvo
un final trágico, fue entregado por los austríacos al pachá de Belgrado que lo
estranguló en la fortaleza de Kalemegdan en 1789. Más allá de todo esto, el
fenómeno de la revolución llegó aquí y se desarrolló creando un estado de
espíritu. Hubo pocos conspiradores. Uno de ellos fue la Sociedad de los Amigos
que era un tipo de Etería cuya sede estaba en Odesa y que prácticamente logró
hacer algo en 1821. Estas sociedades secretas permanecieron secretas pero
también crearon un estado de espíritu debido a la influencia de la Revolución
francesa.
La Revolución francesa en
Bucarest fue la expresión de la renovación que los tiempos proponían a la
sociedad rumana a finales del siglo XVIII. Sin embargo, su respuesta más
concreta llegó unos 50 años después, en 1848.