La batalla por Bucarest
Las operaciones del ejército rumano en la Primera Guerra Mundial empezaron en agosto de 1916, tras haberse firmado la Convención militar entre Rumanía y la Triple Entente, y representaron una ofensiva en Transilvania.
România Internațional, 12.12.2016, 15:00
Las operaciones del ejército rumano en la Primera Guerra Mundial empezaron en agosto de 1916, tras haberse firmado la Convención militar entre Rumanía y la Triple Entente, y representaron una ofensiva en Transilvania. Pero las Potencias Centrales contraatacaron y consiguieron obtener una gran victoria en Turtucaia, en septiembre de 1916, denominada en la historiografía rumana el “desastre de Turtucaia”. En diciembre de 1916, Bucarest estaba ocupado por los ejércitos alemán, austro-húngaro, búlgaro y turco.
Se consideró que el resultado catastrófico de la primera parte de la campaña del ejército rumano en la guerra se debió a la falta de preparación. Pero el historiador Sorin Cristescu de la Universidad “Spiru Haret” de Bucarest opina que si Rumanía hubiera entrado en la guerra desde el principio, la situación habría sido distinta. Sorin Cristescu considera que la falta de experiencia en la guerra del ejército rumano se debió al rechazo de Rusia de aceptarla como aliada.
“En primer lugar, hubo la oposición de Rusia ante la idea de crear una Rumanía Grande. Con toda la presión de la opinión pública de Bucarest, Rumanía no fue invitada a entrar en la guerra, la dejaron a un lado. En septiembre de 1914 había sido un momento favorable tras la caída del Lemberg en manos del ejército ruso. El 23 de mayo de 1915, Italia entró en la guerra, y si también hubiera entrado Rumanía, el efecto podría haber sido devastador. El tercer momento fue el 4 de junio de 1916, cuando la ofensiva de los ejércitos rusos liderados por Brusilov parecía victoriosa y sólo se admitió la entrada de Rumanía en la guerra cuando la ofensiva de Brusilov se atascó. La idea de la entrada de Rumanía en la guerra cumplió con los intereses de las potencias de la Entente que deseaban cesar a toda costa la exportación de materias primas, vitales, de Rumanía a los países de las Potencias Centrales. El general alemán Ludendorff, quien consideraba que las materias primas de Rumanía mantuvieron a las Potencias Centrales con la “nariz por encima del agua”, para usar su expresión, habló sobre el valor de la exportación rumana y del saqueo que llegó a continuación.”
Sorin Cristescu ha mostrado que los ejércitos alemán y austro-húngaro iniciaron desde el oeste la ofensiva sobre Bucarest, al contrario de lo que opinaban los rumanos.
“Cuando ocurrió la fuerte presión en los Cárpatos Meridionales, usando las tropas de cazadores de montaña, las Potencias Centrales rompieron el frente alrededor del 11 de noviembre de 1916 en la zona más alejada de Bucarest. Por el desfiladero de Lainici, hacia Târgu Jiu, los ejércitos alemanes se dirigieron hacia Craiova. El momento en que cayó Craiova y se cruzó el río Olt, alrededor del 23 de noviembre de 1916, coincidió con el momento en que el el ejército alemán cruza el Danubio por un lugar por el que también se había cruzado en 1877, es decir por Zimnicea. Las dos operaciones, cruzar el Olt y el Danubio, coinciden y el efecto es devastador. Un mes antes habían conquistado Dobrogea, el 26 de octubre. Mackensen estaba paseando por el puente de Cernavodă y había visto que el puente se podía usar y se podía reparar dado que no estaba irremediablemente destrozado. En dos grandes direcciones, con el ejército noveno liderado por el general Falkenhayn, ex jefe de Estado Mayor del ejército alemán, y con el ejército liderado por Mackensen, los alemanes estaban avanzando hacia Bucarest.”
El último intento del ejército rumano de cesar el avance de los ejércitos de las Potencias Centrales también tuvo mala suerte. He aquí lo que ha declarado Sorin Cristescu:
“El momento que tenía que ser decisivo fue una batalla en el río Neajlov. El ejército rumano, que no tenía el apoyo de los rusos que nunca llegaron a tiempo, intentó aislar por turno a los dos ejércitos alemanes que desarrollaban una ofensiva como no se había visto desde 1914, vencerlos o por lo menos detenerlos. Esto no pasó a causa de la evidente superioridad de los ejércitos alemanes y de una mala suerte que hizo que un coche con oficiales rumanos, que llevaban el sobre con las órdenes sobre el desarrollo de las operaciones, cayera en manos de los alemanes. Ésto perfeccionó el desastre. Pero incluso si esto no hubiera pasado, el resultado habría sido el mismo. El 4 de diciembre de 1916 se supo que Bucarest ya no se podría defender. Se había cambiado el destino de los fuertes de Bucarest antes de firmarse la Convención del 4 de agosto de 1916 y Bucarest era una ciudad abierta.”
La ofensiva de las Potencias Centrales se iba a cesar en la línea Focşani-Nămoloasa el 9 de diciembre de 1916 en la batalla de Caşin. El ejército rumano, que tenía por fin el apoyo del ejército ruso, rechazaba los ataques alemanes y empezaba a contraatacar para estabilizar el frente. Pero la caída de Bucarest significó el inicio de un régimen de ocupación. He aquí lo que ha afirmado Sorin Cristescu.
“Rumanía iba a conocer el drama de la retirada. Los ferrocarriles llegaron a estar atestados, se trasportaban a Moldavia todo tipo de materiales. De la capital huyeron el parlamento, el gobierno y la familia real, que había tenido el 22 de noviembre un desastre personal. Había muerto el hijo menor, el príncipe Mircea, por fiebre tifoidea, sin tener algún enfermo cerca. Se decidió abandonar Bucarest sin lucha el 6 de diciembre de 1916. Era el cumpleaños del mariscal de campo Mackensen, quien cumplía 67 años. Un día antes, lo que suponía ser un gran honor, el regimiento 129 de infantería había recibido su nombre.”
El régimen de ocupación del sur de Rumanía y de Bucarest hasta noviembre de 1918 fue duro. Rumanía perdía territorio en la zona montañosa y en el plano económico iba a someterse totalmente a los intereses alemanes. Pero en 1918, todo el desastre se iba a convertir en la mayor victoria del Estado rumano moderno.