Mujeres condenadas por el régimen comunista de Rumanía
Steliu Lambru, 25.07.2016, 18:00
En Rumanía, muchas mujeres lucharon en el movimiento de resistencia anticomunista con lealtad y valentía. Bien respaldando a sus esposos, hermanos, o a los padres implicados en los movimientos de resistencia o bien transmitiendo mensajes hacia el mundo libre de Occidente, muchos de los casos de mujeres encarceladas en las prisiones comunistas siguen siendo desconocidos.
El Instituto de Investigaciones de los Crímenes del Comunismo y la Memoria del Exilio Rumano, así como la Embajada de Gran Bretaña en Bucarest se han propuesto indagar y sacar a la luz las personalidades femeninas que participaron en la lucha contra un régimen ilegítimo, represivo y criminal. La confrontación con otras fuentes de escritos literarios de memorias y obras de especialidad hace de las hojas penales de las mujeres encarceladas la prueba más concluyente de su experiencia traumatizante que muy a menudo concluía con la muerte de éstas. Constantin Vasilescu, investigador en el Instituto de Investigaciones de los Crímenes del Comunismo y la Memoria del Exilio Rumano, nos explica a continuación la importancia de dichos documentos.
“La hoja penal se parece a un diario de viaje que acompañaba a cada preso político a través del espacio de concentración. De hecho, ese documento contenía las informaciones básicas: nombre y apellido del encarcelado, la fecha exacta de nacimiento, el lugar de nacimiento, las señas domiciliarias, el momento de la detención, la condena, la incriminación penal y los penitenciarios en que estuvo encarcelado, todos muy importantes para las personas interesadas en esta investigación. Partimos de estos datos para obtener un análisis válido y una perspectiva de conjunto sólida. Estos documentos tienen a veces lagunas, no son infalibles, igual que la mayoría de los documentos emitidos por la ex Securitate antes de 1989. Me refiero al hecho de que una hoja penal podría contener datos contradictorios, a veces erróneos, dado que los que la elaboraban eran en muchos casos aprendices en el arte de la represión y completar la hoja penal de “un enemigo del pueblo era un trabajo de principiante.
Los informes realizados por el Instituto de Investigaciones de los Crímenes del Comunismo y la Memoria del Exilio Rumano (ICCMER) hacen referencia al origen social de las mujeres condenadas. La mayoría de éstas procedían del medio rural, una consecuencia natural de la situación de la sociedad rumana del tiempo. La mayoría de las presas tenían estudios primarios y en muy raros casos había detenidas con estudios de liceo o universitarios. 2860 de las mujeres condenadas de los 3802 casos investigados, no estaban en el momento de su detención afiliadas a ningún partido político. En un porcentaje muy bajo había mujeres afiliadas al movimiento legionario, a los partidos históricos o al grupo étnico alemán. Con respecto a la incriminación penal, la mayoría de las mujeres habían sido encarceladas a raíz de unas sentencias definitivas. En el momento de la detención eran enviadas al penitenciario de Jilava para que después cumplieran las penas en los de Mislea, Miercurea Ciuc, Bucarest, Arad y Oradea. Constantin Vasilescu nos habla de esto a continuación.
“De los 76.000 presos que figuran en la base de datos de nuestro instituto, 3802 eran mujeres, una cifra reducida en comparación con la de los hombres, pero esto no significa que las mujeres hubiesen sido menos audaces que los hombres en protestar contra el totalitarismo, o que hubiesen estado menos dispuestas a sacrificarse. En gran parte, este informe refleja las realidades sociales del tiempo, cuando los hombres dominaban casi en totalidad el proceso de decisión y los aspectos que tenían que ver con la política. Al mismo tiempo, estas cifras no indican el hecho de que las mujeres habrían sufrido menos en el mencionado período. Casi por cada hombre encarcelado había una abuela, una madre, una hermana, amiga o esposa, que en general haría lo imposible por ayudarle. En el caso de los desaparecidos del domicilio, o en el caso de los guerrilleros, eran las mujeres que tenían que afrontar las irrupciones de la Securitate y padecían las violencias arbitrarias. Además, quisiera subrayar que esta cifra, 3802 no es definitiva, sino que representa el número mínimo de documentos registrados hasta el presente.
Desde el año 1965, muchos de los arrestos políticos se hicieron bajo el disfraz de las infracciones de derecho común, o de las integraciones forzadas en unidades de observación y tratamiento psiquiátrico, representando éstas últimas de las más brutales formas de la represión comunista. Es posible que los 3802 casos de mujeres presas en las cárceles comunistas aumenten con el avance de las investigaciones de los crímenes del comunismo. Constantin Vasilescu habla a continuación de la necesidad de un informe complejo.
“Toda nuestra labor culminará con un libro recopilatorio dedicado a las mujeres víctimas del espacio rumano de concentraciones. Este volúmen será precedido por un estudio introductivo muy sustancial, cuya estructura cubrirá toda la problemática. En este volúmen será explicada la metodología, serán analizados científicamente aspectos y estadísticas del género, serán presentados el marco legislativo de la represión, los centros de detención destinados las mujeres, las incriminaciones penales así como distintas trayectorias individuales.
Conviene decir que muchas otras hojas penales de otras víctimas de la represión comunista todavía se encuentran perdidas en la sección destinada a los presos de derecho común del penitenciario de Jilava.