Disputas sobre la entrada de Rumanía en la Primera Guerra Mundial
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, en Rumanía había una polémica sobre la participación o no en la guerra junto a las Potencias Centrales
Monica Chiorpec, 17.02.2015, 15:22
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, en Rumanía había una polémica sobre la participación o no en la guerra junto a las Potencias Centrales. Los proalemanes, liderados por el rey Carlos I, se mostraban escépticos en cuanto a una posible alianza con la Entente. Los partidarios de la Entente afirmaban que los intereses de Rumanía, vinculados a la situación de los rumanos de Austria-Hungría, requerían que nuestro país no aceptase entrar en guerra junto a Alemania y Austria-Hungría. La neutralidad fue adoptada como una solución temporal para aplazar la toma de decisiones. Otro motivo era la escasa capacidad del Ejército rumano. Aunque los políticos habían intentado sincronizar los pasos de Rumanía con Occidente, la estructura arcaica de la economía y las deficiencias del sistema militar que carecía de armamento moderno representaban argumentos importantes para mantener la neutralidad en los dos primeros años de la guerra. El historiador Alin Ciupală
”La situación de Rumanía era complicada, dado que ya había firmado un tratado de alianza con Alemania y sus aliados, un tratado defensivo, pero que era poco conocido entre la opinión pública y la mayoría de la clase política rumana. El canciller del Imperio Alemán, Otto von Bismarck, había pedido a la clase política rumana, en primer lugar al rey Carlos I, que este tratado se mantuviese secreto, de forma que en Rumanía solo el rey Carlos I y algunos políticos se habían enterado de ello . Esta alianza firmada en 1883, aportaba a Rumanía las garantías de seguridad necesarias para el joven Estado rumano. En 1914, este tratado ya representaba un problema para Rumanía, porque limitaba, por lo menos desde el punto de vista de la legislación internacional, la libertad de movimiento de la clase política rumana.”
En 1914, las relaciones internacionales se vieron afectadas por la rivalidad entre las dos alianzas militares, la Entente y las Potencias Centrales. Rumanía consideraba importante la situación de los derechos civiles y nacionales de los rumanos de Transilvania, Banato y Bucovina, territorios con mayoría de población rumana y que pertenecían a Austria-Hungría. Los argumentos para rechazar la solicitud de las Potencias Centrales y para mantener la neutralidad fueron destacados por el primer ministro de aquel entonces, Ionel Brătianu: ”Un estado como el nuestro, que ha entrado en la alianza como estado soberano y con derechos iguales, no puede aceptar esta situación . […] Por otro lado, Rumanía no podría alzar las armas en una guerra cuya justificación es precisamente la eliminación de una pequeña nación. […] La opinión pública rechaza la guerra . […] La situación de los rumanos de Trransilvania, el ideal nacional de los rumanos, son asuntos que no pueden ser ignorados por ningún gobierno rumano.”
El historiador Alin Ciupală explica la reunión del Consejo de la Corona que adoptó la neutralidad:
”Los políticos y el primer ministro, Ionel Brătianu, que también era el presidente del Partido Nacional Liberal, sabían que el Ejército rumano no estaba preparado, no tenía los recursos técnicos necesarios para cumplir con los requisitos de una guerra moderna. Ya se había constatado la incapacidad militar del Ejército rumano en 1913, cuando éste había sido enviado al sur del Danubio a Bulgaria, durante la Segunda Guerra Balcánica. Por estas razones, las conversaciones sobre la entrada de Rumanía en guerra fueron muy tensas. El rey Carlos I convocó en Peleş, un Consejo de la Corona en el que participaron tanto los líderes del Partido Nacional Liberal y los ministros que eran miembros de este partido, como otros políticos importantes, como el príncipe heredero Fernando. Carlos I pidió de manera explícita que Rumanía entrara en guerra junto a Alemania y sus aliados, invocando el tratado defensivo de 1883. El rey tuvo, por primera vez durante su reinado, una profunda decepción, porque casi todos los políticos presentes no aprobaron la entrada de Rumanía junto a Alemania dado que esto habría significado anular el proyecto nacional que preveía la unión con Transilvania. Es más, a causa de la escasa capacidad militar de Rumanía y su ejército, la mayoría de los participantes en este Consejo de la Corona propusieron mantener la neutralidad. El papel desempeñado por el PNL y sus líderes fue igual de importante que el desempeñado por otros políticos de la época. Ionel Brătianu sabía que la responsabilidad de la entrada en guerra pertenecía a la clase política rumana en su conjunto . Desde el punto de vista del papel desempeñado por los liberales y sobre todo por los ministros liberales, podemos decir que el Gobierno dirigido por Ionel Brătianu había iniciado una actividad intensa para preparar la entrada de Rumanía en la guerra. En realidad Ionel Brătianu solo quería postergar este momento .”
Después de la muerte del rey Carlos I, los países beligerantes iban a emprender, durante 2 años, numerosas acciones destinadas a atraer a Rumanía a su bloque. Ni el nuevo rey Fernando I, ni tampoco el primer ministro Ionel Brătianu, simpatizante de Francia y Reino Unido, no querían renunciar al estatuto de neutralidad mientras el final de la guerra no llegara a un punto previsible. Su objetivo era realizar el proyecto nacional. Con la garantía de su integridad territorial, Rumanía entra en guerra uniéndose a la Entente en agosto de 1916. Después de la Primera Guerra Mundial, esta opción facilita la unión de Transilvania, Basarabia y Bucovina con el Reino de Rumanía, formando así la Rumanía Grande.
(Traducido por Simona Sarbescu)