Las víctimas de la revolución de Timişoara
La revolución del mes de diciembre de 1989 sigue siendo uno de los acontecimientos más trágicos de la historia reciente de Rumanía, y los sacrificios humanos que hicieron posible la caída de la dictadura comunista han dejado huellas en la conciencia de la
Monica Chiorpec, 16.01.2015, 15:23
La revolución del mes de diciembre de 1989 sigue siendo uno de los acontecimientos más trágicos de la historia reciente de Rumanía, y los sacrificios humanos que hicieron posible la caída de la dictadura comunista han dejado huellas en la conciencia de la sociedad rumana. El 16 de diciembre de 1989, en Timişoara, lo que había comenzado como una protesta pacífica contra la limitación de la libertad religiosa se convirtió al día siguiente en un acto espontáneo de solidaridad y de protesta contra la violación de los derechos y las libertades humanas fundamentales. El 17 y el 18 de diciembre, el aparato de represión formado por el ejército y las tropas de la milicia y de la policía política, fusiló a los manifestantes. Alexandra Enache, directora del Instituto de Medicina Legal de Timişoara, recuerda los días en los que participó en la autopsia de las víctimas:
“Según los datos que identificamos después del examen externo del cadáver, el orificio provocado por la bala representa el criterio que nos indica la dirección del fusilamiento. Las lesiones estaban en la parte anterior del cuerpo, pero también en la parte posterior. La situación general de la dirección de fusilamientose se encuentra en los documentos de la Fiscalía Militar, que ha realizado una síntesis de la situación en la que se encontraban todas las víctimas para establecer la dirección del fusilamiento. En la mayoría de los casos, las personas fusiladas estaban de pie, porque sus heridas estaban sobre todo en la cabeza. Algunas de las víctimas estaban en movimiento. No encontramos heridas provocadas por objetos contundentes, todas habían estado provocadas por las balas. Por lo demás, uno no se puede defender de un fusil tirando piedras, por ejemplo, y los tiradores estaban a distancia. No tenemos datos que nos indiquen que algunos de los tiradores sufrieron traumatismos. Tampoco existieron casos de personas que murieron por apuñalamiento, pero recuerdo un caso de muerte causada por un incidente ocurrido en la calle y considerada accidente de coche. Pero aquel accidente se produjo en un altercado entre las personas que tenían armas y los manifestantes. Las personas que sobrevivieron un tiempo fueron llevadas por los manifestantes a la unidad médica más cercana. Las víctimas no fueron abandonadas, sino trasladadas por otros manifestantes. También examinamos entonces a cuatro niños que habían sido matados. Tenían entre dos años y medio y 16 años. Todas las víctimas fueron fusiladas. Todas las víctimas tenían la nacionalidad rumana.”
Alexandra Enache se ha referido también a los procedimientos de identificación y al ambiente de la institución de aquella época:
“De las primeras víctimas del 17 de diciembre, que examinamos el 18 de diciembre, seis cadáveres quedaron no identificados. En los primeros días, existieron numerosas víctimas no identificadas. Sin embargo, según nuestros exámenes y nuestros apuntes, según el procedimiento llamado “descripción”, es decir el retrato hablado del cadáver, las familias consiguieron identificar a las víctimas en el mes de diciembre, pero también en enero de 1990, e incluso después. Muchas de las víctimas fueron trasladadas a Bucarest, donde fueron incineradas. Se realizaron informes médico-legales y se identificaron a las personas. Las familias leyeron los informes y hablaron con los médicos legales y encontraron los elementos necesarios para reconocer a sus parientes. Inicialmente, los investigadores guardaron sus documentos de identidad y otros bienes que tenían. Y también fotografiaron a los cadáveres. Sé que los documentos ya no existen, porque fueron quemados junto con las películas fotográficas y otros documentos que realizó la Milicia Judicial. Nuestros informes médico-legales fueron los únicos documentos que se realizaron entonces. El 18 de diciembre, nosotros finalizamos los documentos para todos los cadáveres que examinamos y que estuvieron aquel día en la morque. Yo era entonces médico residente. Solo podíamos salir del Hospital Distrital de Timişoara por una salida. Después de acabar, teníamos que regresar al despacho que estaba en otro edificio y la milicia nos prohibió salir del hospital por la salida principal. Usamos otra salida.”
En enero de 1990, se archivaron los documentos que el Instituto de Medicina Legal de Timişoara emitió entre el 16 y el 18 de diciembre, incluidos los de la autopsia de los cadáveres que habían desaparecido de la morgue del hospital. Los muertos habían sido trasladados en secreto a Bucarest e incinerados, en un último intento del aparato represivo de ocultar las pruebas de la matanza contra los civiles sin armas. Sin embargo, 25 años más tarde, las preguntas sobre los acontecimientos de Timişoara del mes de diciembre de 1989 han quedado sin respuesta.