Estrategias de legitimación del poder de Nicolae Ceaușescu
Nicolae Ceaușescu llegó a encabezar el Partido Comunista Rumano (PCR) en 1965, tras el IX Congreso.
Steliu Lambru, 15.04.2014, 17:13
Nicolae Ceaușescu llegó a encabezar el Partido Comunista Rumano (PCR) en 1965, tras el IX Congreso. Se le consideraba un “joven lobo”, que quería hacer cambios y reparar los errores del pasado y, por esta razón, gozó del apoyo de los viejos activistas del partido. Pretendía ser un reformista y su actitud fue muy apreciada durante la Primavera de Praga. A través de su manera personal de ser líder, Ceaușescu intentó aplicar una política de transparencia en la toma de decisiones y se mostró abierto a las opiniones y las demandas de la gente. Así, Ceaușescu pretendía ser diferente de su predecesor Dej, conocido como el “Stalin” de Rumanía.
Todo esto parecía auténtico, pero al final todo demostró ser nada más que una estrategia destinada a legitimar su propia autoridad. Precisamente debido a este aparente carácter auténtico, el régimen de Ceaușescu logró atraer la simpatía de la gente. Según la historiadora Mioara Anton del Instituto de Historia “Nicolae Iorga” de Bucarest, la estrategia de Ceaușescu en los comienzos de su régimen significó construir una identidad que pretendía separarse de modo explícito de un pasado comprometedor. Ha investigado esta relación entre el régimen de Ceaușescu y los ciudadanos según resulta de las peticiones y las cartas enviadas, que se pueden dividir en tres categorías de documentos: las cartas de invitación, las peticiones o solicitudes de rehabilitación y las solicitudes de adhesión al partido.
“La primera categoría fue una consecuencia directa de la aplicación del decreto que prohibía el aborto en octubre de 1966 y del aprobado en enero de 1967, que establecía una indemnización mensual de 1.000 lei por el tercer hijo para las madres. La misma cantidad se pagaba por más de 3 hijos nacidos y aumentaba en el caso de las familias numerosas.
El plan que preveía 4 hijos por cada familia, pero sobre todo la indemnización prometida, generan una cantidad impresionante de cartas. Una nueva representación se reorganiza sobre el trasfondo de la nueva política natalista y la prohibición del aborto. Las cartas-invitación revelan la gran alegría de dar luz a un nuevo hijo pero también la situación económica precaria de la mayoría de los solicitantes. Estos documentos relevan verdaderas tragedias de las familias de Rumanía. La implicación del líder, repetidamente señalada por la prensa, genera más solidaridad y crea una nueva imagen del secretario general: hermano, padre y protector de la familia. Nicolae Ceaușescu empieza a participar en acontecimientos importantes de la vida de los ciudadanos como por ejemplo bodas, bautismos u otras ceremonias familiares. Los que quieren caerle bien al líder dan a sus hijos el nombre de Nicolae o planean sus fiestas familiales para el día 26 de enero, fecha de nacimiento de Ceaușescu.”
La rehabilitación de las víctimas del régimen de Dej fue otro punto clave de la nueva política de legitimación de Ceaușescu. Mioara Anton nos lo explica:
“La sesión plenaria del PCR celebrada en abril de 1968 provoca una ola de peticiones que solicitan la reparación de los abusos cuyas víctimas habían sido antiguos miembros del partido, simples ciudadanos o antiguos empleados de la Securitate, la policía política. Las Comisiones de revisión analizan las condenas de índole política así como las condenas penales. La mayoría de las peticiones se refieren a abusos cometidos por la Securitate entre los años 1958 y 1959 en el contexto de la congelación ideológica. Otra generación de activistas y miembros del partido presentan, tras la sesión plenaria de abril, biografías irreprochables. La historia del partido se hace en un nuevo contexto, desde la perspectiva de estas cartas enviadas después de 1956. Los solicitantes piden pensiones conformes a las contribuciones de miembro del partido, la reinclusión en las estructuras del partido y del Estado, el reconocimiento de los años de trabajo, así como algunas ventajas concretas: pensiones, viviendas, grados militares para los antiguos miembros del Ejército o de la Securitate. Una de las víctimas del proceso de rehabilitación fue el obispo greco-católico Alexandru Todea, que en una carta enviada a Ceaușescu el 7 de abril de 1968 constataba con tristeza, amargura y disgusto que para él este proceso de la rehabilitación no había cambiado nada con respecto a la posición de las autoridades. Lo que no sabía Alexandru Todea era que la plenaria no había sido destinada a rehabilitar los casos de condenas políticas ocurridos en Rumanía tras 1947.”
Los sentimientos anti-rusos de los rumanos fueron explotados al máximo por Ceaușescu desde 1968, lo que representó el fundamento de su actitud política hasta su caída, en 1989. Escuchemos a Mioara Anton:
“Los acontecimientos ocurridos en agosto de 1968 generaron una fuerte reacción antisoviética entre la gente, que consideró la intervención en Checoslovaquia como un potencial peligro para Rumanía. Rusu Mihai, experto técnico, proponía organizar una recaudación pública de fondos para comprar aviones y tanques que iban a defender el país. Una persona anónima manifestaba su consternación ante el gesto de la invasión de Checoslovaquia y aseguraba al secretario general sobre la fuerte unidad de los trabajadores de la República Socialista reunidos en un muro destinado a defendernos ante cualquier enemigo de ‘nuestra patria soberana, la RSR’. Las cartas enviadas por los ciudadanos, con mensajes firmados o anónimos, venían desde los más diversos entornos sociales y casi todas colocaban a Ceaușescu en la galería de los héroes de la nación que habían hecho historia debido a su resistencia ante las amenazas externas.”
El régimen personal de Nicolae Ceaușescu se convierte, después de 1974, en uno totalmente opuesto a lo que parecía anteriormente, en los años 1965-1971. Cada vez más tiránica, la dictadura empieza a parecerse al régimen estalinista, la esencia del comunismo del cual había intentado diferenciarse.