Recuerdos sobre Brâncuși
Tal vez Constantin Brâncuși es el artista rumano del cual más se ha hablado en todo el mundo. Ningún otro rumano ha recibido tantas distinciones y apreciaciones universales como Brâncuși, ningún otro rumano ha vinculado su nombre tan profundamente a las a
Steliu Lambru, 24.03.2014, 16:26
Tal vez Constantin Brâncuși es el artista rumano del cual más se ha hablado en todo el mundo. Ningún otro rumano ha recibido tantas distinciones y apreciaciones universales como Brâncuși, ningún otro rumano ha vinculado su nombre tan profundamente a las artes como lo hizo Brâncuși a la escultura. Su nombre figura en numerosas clasificaciones de artistas y de obras de arte de todos los tiempos.
Sin embargo, a Constantin Brâncuși no le gustaba la fama. Todo lo contrario, podríamos decir. Era un hombre austero, preocupado por su arte y bastante reservado con la gente y las relaciones con la prensa. Esta es una de las razones por las cuales no hay entrevistas grabadas por Brâncuși. Incluso las grabaciones son escasas. Sin embargo, Brâncuși vivió en la memoria de los que le conocieron y fueron entrevistados por el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana. Uno de ellos fue el crítico de arte George Oprescu. En 1963 hablaba de sus dos encuentros con Brâncuși. El primero tuvo lugar tras la Primera Guerra Mundial, en el taller del artista de París, en Impasse Ronsin, donde vivió durante medio siglo, desde 1907 hasta que falleció en 1957:
“El taller de Brâncuși era muy vasto, estaba repleto de vigas viejas de madera, algunas de 50-60 cm de ancho y algunos metros de longitud, traídas de una aldea de Bretaña. Esas vigas esperaban que las transformara la mano del maestro. Era como si estuvieras en una cueva subterránea, en la cual un cíclope estaba preocupado por transformar toda esa madera en cosas que asombraran al mundo. Y, como en aquel entonces, a mí me apasionaba la música de Wagner, nada lo que veía me parecía extraño.”
En 1937, George Oprescu volvió a visitar el taller de Brâncuși de París. El artista había cambiado un poco:
“Las vigas de antaño habían desaparecido, porque en ese período Brâncuși estaba preocupado por la escultura en piedra y metal pulido. Semejantes obras, alzadas en plataformas móviles movidas por un mecanismo eléctrico, me sorprendieron. Hablé mucho con el artista de lo que veía, nuestra conversación duró por lo menos dos horas. Me impresionaba la nobleza rústica de su rostro, la manera en que se movía. Tenía unos ojos extraordinarios, pequeños, pero sonrientes, a veces graves, otras veces irónicos, que reflejaban lo que pasaba en su alma. Hablaba despacio, con claridad. Aquella noche me impresionó la serenidad del artista que había llegado, por fin, a la verdad suprema del arte.”
Dyspré Paleolog fue locutor de Radio España durante la Segunda Guerra Mundial y tras la ocupación soviética se refugió en París. Como estudiante, empezó a visitar a Brâncuși, quien había sido compañero de facultad de su padre:
“Estaba muy apegado a mi padre. Eran muy buenos amigos y luego mi padre fue un exegeta de Brâncuși, escribió los primeros libros sobre Brâncuși, unos 4 o 5 libros, que despertaron mucho interés en el ambiente cultural de París. A mí Brâncuși me dio buenos consejos. No estaba en contacto con otros rumanos, ya que la comunidad rumana estaba dividida en varios grupos: los anticomunistas declarados, los demócratas y los de izquierda.”
El oficial y profesor Virgil Coifan recuerda una festividad celebrada en los monumentos realizados por Brâncuși en la ciudad de Târgu Jiu en 1938:
“Nos reunimos en el parque de Târgu Jiu, donde el director de la escuela primaria de Tismana estaba hablando con Brâncuși, mientras nosotros esperamos la llegada del prefecto. Y Brâncuși le decía que la familia Tătărăscu, una de las más influyentes de la ciudad, le había ayudado mucho a realizar sus obras.”
No es secreto para nadie el hecho de que los artistas no sean entendidos por sus coetáneos, sobre todo por los que no comparten sus preocupaciones. Sin embargo, eso no les hace menos excepcionales, sino todo lo contrario.